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Editorial Lunes 14 de Febrero de 2011

Un sueño irrealizable

Más allá de los últimos ajustes salariales, está claro que la mayor parte de la población argentina está lejos de contar con un ingreso que le permita acceder a un crédito para comprar una casa.

Redacción

Por Redacción

¿Cómo hacer para dejar de alquilar y poder acceder a la vivienda propia? La recurrente pregunta, que fundamentalmente se hace la clase media, tiene desde hace mucho tiempo una respuesta negativa. Y es que las posibilidades no sólo son limitadas, sino que requieren de una capacidad económica que ninguna familia tipo con niveles de ingresos medio posee. Paradojas del mercado inmobiliario: la oferta crediticia termina apuntando a gente que, muchas veces, cuenta con fondos como para no tener que apelar a préstamos para adquirir una casa.

Días atrás el Banco Nación, la entidad más activa en la colocación de créditos hipotecarios a nivel nacional, ajustó al alza los topes de su línea Casa Propia para adecuarse a los nuevos valores del mercado.

Según informó su presidente, Juan Carlos Fábrega, el Nación elevó de $ 450.000 a $ 600.000 el monto máximo a financiar para la compra de vivienda única y de ocupación permanente, lo que lleva el monto máximo total posible del crédito de 360.000 a 480.000 pesos.

Fábrega aseguró que, con la readecuación de los valores, la entidad proyecta elevar de 35 a 50 millones de pesos la cifra que inyecta al mercado por semana mediante este tipo de financiaciones, un nivel de desembolsos que lo coloca al tope de un mercado demasiado pequeño, ya que muchas entidades financieras privadas son reticentes a ofrecer este tipo de préstamos. Esto último constituye un verdadero problema para los posibles clientes, ya que tienen una limitada oferta de productos financieros, lo que no representa precisamente un beneficio a la hora de conseguir las mejores condiciones y precios.

Un detalle no menor surgió durante la presentación del balance anual de la entidad, en la que, y tras comprometerse a mantener sin cambios la línea, Fábrega reconoció que la misma era útil "para plazas con valores inmobiliarios no tan elevados". "No en vano el 75% de estos créditos los estamos colocando en el interior y el 25% restante básicamente en el conurbano", admitió, antes de aclarar que no es objetivo del banco financiar "negocios inmobiliarios" sino "el acceso a la primera vivienda". En este punto, bien vale preguntarse si los valores que maneja la plaza inmobiliaria rafaelina son elevados. La respuesta inicial está más cerca del si que del no.

Más allá de esto, y volviendo al tema central, bien vale repasar las condiciones requeridas por el Banco Nación, la entidad líder en este tipo de créditos, a todos aquellos que pretendan hacerse de dinero para adquirir una vivienda.

De acuerdo al ejemplo al que se puede acceder en la web oficial del BNA, el haber mínimo que hay que acreditar para poder sentarse a tramitar un préstamo hipotecario es de 5.000 pesos en el caso de un cliente normal, y de 4.000 pesos en el caso de una persona que tenga un convenio de pago de haberes en la entidad. Si se tiene en cuenta que, de acuerdo con un informe publicado del INDEC, en febrero del año pasado el sueldo promedio en el país era de 1.900 pesos. Más allá del ajuste que se haya producido a lo largo de los últimos doce meses en materia salarial, está claro que la mayor parte de la población argentina está lejos de contar con un ingreso que le permita acceder a un crédito para comprar una casa.

Pero puede darse el caso, muy común por estos días, que los dos integrantes de la pareja tengan ingresos que, sumados, alcancen los 5.000 pesos, y por ende califiquen para conseguir el crédito. El problema con el que se encontrará dicha pareja es que con ese nivel de ingresos declarado difícilmente reciban algo más de 100.000 pesos. Basta una breve recorrida por las inmobiliarias de la ciudad para caer en la cuenta de que encontrar una casa por un valor de 125.000 pesos –el banco financia el 80% del costo de la propiedad- es una tarea prácticamente imposible.

Está claro que hay gente cuyos haberes superan los 5.000 pesos. Pero incluso cobrando 7, 8 ó 10.000 pesos por mes, se hace muy difícil obtener un crédito hipotecario. Para hacerlo hay que acreditar sueldos superiores a esos montos, dando lugar a una situación peculiar, en la que los potenciales clientes podrían estar en condiciones de no tener necesidad de acudir a las entidades financieras para comprar una vivienda.

Con este panorama, queda en evidencia que el de la casa propia es cada vez más parte de un terreno onírico que poco tiene que ver con la vigilia.


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