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Editorial Martes 7 de Octubre de 2014

Un mundo más cruel

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REDACCION

Por REDACCION

Las ejecuciones a sangre fría efectuadas por los yihadistas del grupo Estado Islámico revelan el lado más salvaje de la humanidad. La vida no vale nada en escenarios donde se desarrollan guerras eternas con organizaciones que en nombre de la religión y del fundamentalismo cometen las más sanguinarias de las matanzas. Como en tiempos de los persas, de los árabes o de los otomanos, Asia asiste al surgimiento de un nuevo poder que se construye a fuego y sangre, el Estado Islámico (EI) y declara propiedades territoriales en el interior de Irak y Siria, dos naciones donde las luchas internas desgarran agravan la situación de barbarie y amplía las distancias de la civilización. 

En este marco, los esfuerzos de la comunidad internacional por pacificar la región caen en saco roto y en meras declaraciones de escritorio mientras decenas de miles de personas se juegan la vida bajo las bombas y las balas. ¿Cómo se puede vivir de esa forma? Cualquier instante puede ser el último y la esperanza se muere con la gente. 

Un enfoque del exjefe del Pentágono, León Panetta, ilustra en cierta medida que resolver este complejo conflicto es una tarea que insumirá años. "Yo pienso que nosotros hablamos de una clase de guerra que

podría durar 30 años", declaró en una entrevista con USA Today, en la que además advierte que plantea amenazas a Libia, Nigeria,

Somalia y Yemen.

El grupo EI está acusado de crímenes de la humanidad y de limpieza étnica en las zonas bajo su control en Siria y en Irak. Entre sus atrocidades, figura la decapitación de dos ciudadanos estadounidenses y dos británicos, el último el cooperante Alan Henning, en represalia por los bombardeos estadounidenses contra sus posiciones en Irak, y luego en respuesta a la participación británica en la coalición antiyihadista.

El EI, cuyas fuerzas están alimentadas por miles de hombres reclutados en la región pero también en el extranjero y en Occidente, ha aprovechado la guerra en Siria y la inestabilidad en Irak para apoderarse de amplias regiones en los dos países, donde impone la ley islámica y se libra a ejecuciones, secuestros y persecuciones de sus adversarios.

Otro de los interrogantes que surgen sin respuestas claras es la manera en que se financia el EI, cuyo ejército está entrenado y bien equipado. ¿Quién le vende armas? Nuevamente el crecimiento de estas guerras dejan en evidencia el doble discurso de la industria de la guerra, es decir empresas de occidente suelen enriquecerse vendiendo armas a terroristas, alimentando conflictos que en el fondo, constituyen un buen negocio para unos pocos. A esto se suma que el control de regiones productoras de petróleo adquiere una relevancia geopolítica que sustenta decisiones de la diplomacia internacional para avalar intervenciones militares, aunque generalmente se disimula aduciendo que se entra en guerra en defensa de la libertad. 

Por lo pronto, las agencias de noticias invaden los envíos de noticias para informar sobre la sucesión de bombardeos o ataques del o contra el EI que aumentan la cantidad de víctimas de un conflicto que podría evitarse si se pusiera el valor de la vida en lo más alto de todo. Pero a nadie parece interesarle demasiado. 

Así, al menos 25 yihadistas

murieron en bombardeos aéreos en la región de Mosul, en el norte

de Irak, que estuvieron a cargo de aviones de combate de la

coalición internacional liderada por Estados Unidos. En tanto, las fuerzas kurdas

defendían con lo que pueden la ciudad siria de

Kobane, asediada por los yihadistas, que sufrieron por primera vez un atentado suicida, llevado a

cabo por una mujer kurda militante de las Unidades de Protección Popular (UPP).

"Fue capaz de matar a docenas de mercenarios del IS y detener su avance. Tal voluntad fuerte y determinación mostrados por la camarada Arin Mirkan serán el espíritu de resistencia de todos nuestros combatientes", anunció el órgano de propaganda de las UPP. 

Por tercer día consecutivo, esta ciudad situada a pocos

kilómetros de Turquía es el blanco de obuses lanzados por EI, que

busca apoderarse de ella para garantizar el control de una franja

continua de territorio en la frontera entre Siria y Turquía. La ofensiva de los yihadistas en la región de Kobane ha dejado cientos de muertos en ambos bandos desde el 16 de septiembre y obligó a 300.000 habitantes a abandonar sus hogares, de los cuales 180.000 encontraron refugio en Turquía. De esta forma, la crisis humanitaria crece a gran escala en la misma proporción que se profundiza el conflicto. 

Este es el mundo que nos toca vivir por estos días. La tan ansiada paz es un trabajo que exige sacrificios diariamente. Su costo es enorme. 

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