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Editorial Viernes 24 de Abril de 2015

Un acto de amor a la vida

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REDACCION

Por REDACCION

En los últimos años aumentó considerablemente en la Argentina la tasa de donantes de órganos por cada millón de habitantes, un logro que se adjudica al mayor compromiso de organizaciones de la sociedad civil en generar conciencia en la población sobre la importancia de donar. Según la Central de Reportes y Estadísticas del Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), el organismo que impulsa, normatiza, coordina y fiscaliza las actividades de donación y trasplante de órganos, tejidos y células en nuestro país, actualmente 7.803 personas se encuentran en la lista de espera para un trasplante. Casi 5.000 viven en la provincia de Buenos Aires, 1.019 personas en Córdoba, 781 en Capital Federal, 583 en la provincia de Santa Fe y 532 en la de Mendoza. 

Por eso la necesidad de continuar impulsando estrategias de concientización para que una mayor cantidad de argentinos acepten ser donantes. El trasplante es un tratamiento médico indicado cuando toda otra alternativa para recuperar la salud del paciente se ha agotado. Según destaca el Incucai, el acto de donar es libre y voluntario por lo que toda persona mayor de 18 años puede manifestar en forma expresa su voluntad afirmativa o negativa respecto a la donación de sus órganos o tejidos.

En 2012 la Argentina tuvo una tasa de 15,7 donantes por millón de habitantes debido a que 630 donantes reales permitieron que 1.458 personas recibieran un trasplante. Es decir, que se generó un donante cada 14 horas y se realizó un trasplante de órganos cada 6 horas en el país. Sin embargo, en el 2013 la tasa descendió a 13,46 y el año pasado a 13,01, lo que indica que hay mucho por hacer aún en materia de donación de órganos. 

En lo que va del 2015, hubo 179 donantes reales (63 de la provincia de Buenos Aires, 25 de Santa Fe, 21 de Córdoba y una cifra similar de Capital Federal, entre lo más importante) cuyos órganos permitieron efectuar 422 trasplantes. De acuerdo a los documentos del Incucai, los órganos que se trasplantan en nuestro país son: riñón, hígado, corazón, pulmón, páncreas e intestino. Debido a la complejidad de los requisitos necesarios para realizar una donación, sólo son posibles en 5 de cada 1.000 fallecimientos. "Sólo puede concretarse si la muerte sucede en una unidad de terapia intensiva y requiere de inmediato una serie de pasos coordinados en simultáneo para poder mantener el cuerpo artificialmente desde el momento del fallecimiento hasta que se produce la extracción de los órganos", explican desde el organismo.

Donar un órgano es donar vida, decía uno de los lemas del Incucai. Pero es cierto que el momento de las familias siempre es muy diferente, por un lado el dolor que angustia a quienes perdieron a un ser querido que se transforma en donante y por otro la esperanza de quienes esperan por un órgano que les mejore la calidad de vida. La vida y la muerte se cruzan por un instante en una avenida de doble mano que requiere una gran sensibilidad. La donación de órganos es un acto de amor solidario. Nadie puede percibir compensación económica por ello así como tampoco nadie podrá exigir pago alguno por el órgano trasplantado.

En una guía de la Fundación Argentina de Trasplante Hepático, que buscó despejar dudas que se generan en torno a este tema, se destacó que para desalentar el tráfico de órganos la legislación argentina exige que tres médicos firmen el acta de defunción tras haber certificado dos veces y con un intervalo de seis horas todas las exploraciones necesarias para confirmar el fallecimiento de la persona donante. Por otra parte, la complejidad, y el gran número de profesionales necesarios en un operativo de trasplante, como así también la necesidad de compatibilidad entre donante y receptor, hacen imposible concebir el tráfico de órganos. 

Precisamente, Horacio Azíz, presidente de la Fundación Argentina de Trasplante Hepático, consideró que "la indiferencia, se alimenta de mitos y de falacias, que en un tema tan sensible, llevan a perder un sinnúmero de vidas" al tiempo que enfatizó que "es mucho más factible que nosotros, o un ser querido integremos en el futuro una lista de espera para ser trasplantados, a que tengamos la oportunidad de donar nuestros órganos al finalizar nuestra vida". 

El caso del periodista Jorge Lanata impactó favorablemente en la sociedad. El reconocido comunicador fue sometido a un trasplante cruzado el pasado 28 de marzo: la madre de un joven enfermo le donó uno de sus riñones al periodista, a la vez que la esposa de este le dio uno suyo al hijo de la otra donante. 

En tanto, el caso de ablación que se registró en Rafaela esta semana demuestra la solidaridad de la persona que donó sus órganos y de su familia. Una actitud que debe contagiar. 

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