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Editorial Jueves 10 de Octubre de 2013

Transporte marítimo

Se necesitan inversores para reactivar el transporte fluvial, pero para eso hacen falta leyes y regulaciones adecuadas. Paraguay nos ganó la delantera.

REDACCION

Por REDACCION

Por la ausencia de políticas adecuadas en los últimos 30 años referidas al transporte marítimo, nuestro país está perdiendo a razón de 5.000 millones de dólares anuales en concepto de fletes, lo cual ha venido acrecentándose paralelamente a la expansión de la producción, quedando entonces desaprovechado por una serie de razones el transporte fluvial, mucho más barato que el terrestre. Es que la Argentina tiene desmantelada su flota, a punto tal que bien podría decirse que carece de ella, en tanto que en la hidrovía Paraná-Paraguay existe un instalado estado de improvisación.

Aún contando nuestro país con todas las condiciones en su favor, es Paraguay quien se ha aprovechado de nuestra inacción, creando su propia flota y ofreciendo mucho mejores condiciones, lo cual fue decisivo para captar las inversiones de las empresas relacionadas con la actividad.

Una idea muy precisa sobre la evolución que ha tenido la actividad, la constituye el dato que de las 800.000 toneladas que se transportaban por la hidrovía en 1998 se pasó a 17 millones en 2010, mientras que para 2015 se proyecta que ese volumen ascenderá a 31 millones. Aún así, frente a una situación tan concreta, las decisiones continúan esperando que alguna vez alguno de los gobiernos que han tenido la problemática en sus manos, se dignen a resolverla.

Apenas unos días atrás, diversos sindicatos del sector marítimo y portuario,  junto a los de la industria naval, durante un plenario en la ciudad de Rosario, abordaron esta temática, llegando a la conclusión de crear verdadera conciencia en los ámbitos gubernamental y legislativo, respecto a la pérdida de competitividad exportadora que sufrirá el país, a menos que se impulse una política muy clara en materia de transporte de cargas.

Por la naturaleza de los gremios, el eje central sobre el cual giró la cuestión fue la mencionada hidrovía por el río Paraná, la cual alcanza a una docena de puertos argentinos, entre San Pedro en la provincia de Buenos Aires y Resistencia en el Chaco, contándose dentro del tramo Rosario y Santa Fe de nuestra provincia, mientras que su traza posibilita conexiones con Uruguay, Paraguay y Brasil. 

Se trata, sin dudas de una clara falta de visión estratégica que en este caso preciso alude al transporte fluvial por la hidrovía del Paraná, pero que pone en foco el problema naval en su conjunto donde se incluye lo relacionado con los puertos, la industria, la navegación interior, la pesca, la exploración de hidrocarburos y el dragado, todo lo cual resulta fundamental si es que se pretende el crecimiento del país que posibilite ingresar en una etapa de verdadero desarrollo.

Es que, además del estratégico transporte fluvial se debe agregar la conexión ferroviaria entre las provincias, ya que el tren moviliza actualmente sólo el 5% de la producción granaria, debiendo existir entre ambos una fuerte complementación si es que se pretende una Argentina en serio en el futuro.

Algo a lo cual no se le encuentra explicación en la dirigencia gremial de todo el sector, y que quedó planteado en el evento referido, es que en 30 años de sucesión de gobiernos democráticos no se haya dispuesto la creación de un Ministerio de Transporte, ni tampoco una ley de marina mercante, lo cual impidió generar ingresos que son estimados en 5.000 millones de dólares al año. Un vacío que fue aprovechado adecuadamente por Paraguay, que en los años 70 contaba con apenas 4 buques y hoy tiene a su cargo la mayor parte del transporte por la hidrovía y como para agravar aún más la situación, llevando mercaderías en su mayoría de origen argentino. Sintetizando, la mitad de la hidrovía pasa por territorio argentino, también nuestro es el 95% de lo transportado, pero esta tarea la realizan los paraguayos.

Los empresarios de la actividad pueden ganar tanto aquí como en Paraguay, pero una de las grandes diferencias para decidir su elección es que mientras en el vecino país guaraní se les cobra un 9% de impuesto a las ganancias, aquí ese gravamen es del 35%, con lo cual queda en evidencia que aún acumulando similares réditos, lo que queda en sus bolsillos tiene una diametral diferencia. 

En la Argentina parece haberse olvidado, o no tener en cuenta, que el 35% sobre cero es nada, mientras que el 9% de los paraguayos sobre 5.000 millones alcanza los 450 millones de dólares que van a sus arcas fiscales.

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