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Editorial Domingo 23 de Junio de 2019

Sobre la honestidad cívica

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REDACCION

Por REDACCION

El debate en torno a cuan dispuestos estamos a ser honestos en cada acto de nuestras vidas nunca se va a terminar. Quizás, plantados firmes en nuestros valores éticos y morales, nos declaramos incorruptibles ante cualquier tribunal y más aún estamos decididos a ordenar todo tipo de condena social a quien hay traspasado la raya. De todos modos, puede haber atenuantes y circunstancias que condicionen nuestro accionar y que generen, según la ocasión, respuestas distintas, esas que se deciden en el momento frente a un contexto determinado. 

Los valores ligados a la rectitud que nos inculcaron en la familia, en un proceso de formación durante nuestro crecimiento que también incluye a la escuela y tal vez el club, siempre están puestos a prueba. Algo así como que debemos revalidar periódicamente nuestros preceptos éticos. La diferencia entre lo que decimos y hacemos es una buena manera de enfrentar nuestra propia imagen frente al espejo y auscultarnos. Por caso, cuando aconsejamos a un joven que tiene esa actitud -bien entendida- de querer llevarse al mundo por delante y se cree inmortal, que comienza a conducir un automóvil. ¿Que le recomendamos sobre cómo debe manejarse en la calle ante determinadas situaciones? Le decimos que no use el celular mientras conducimos pero, ¿y nosotros qué hacemos? Le sugerimos que en las esquinas frene y le de paso a un peatón, más aún si es niño o niña que va a la escuela. ¿Ajustamos nuestro obrar a lo que le decimos al resto que hagan? Lamentablemente solemos caer en contradicciones todo el tiempo y no tenemos coherencia entre nuestro obrar y nuestro decir. 

Una nueva evidencia respecto a nuestras conductas apareció en estos días. Señala que la Argentina quedó en el puesto 18 del ranking de "honestidad cívica". Con la intención de elaborar una mejor idea acerca la honestidad de las personas al momento de encontrar billeteras perdidas, investigadores de las universidades estadounidenses de Utah y Michigan y de la suiza Zurich pusieron a pruebas a las personas y la templanza de su escala de valores. Fueron a distintas instituciones donde entregaban billeteras "perdidas" y se fijaban en su reacción, si la devolvía o no. Ellos mismos se encargaron de que todo fuera auténtico. Utilizaron billeteras transparentes que llevaban dentro una llave, una lista de compras, tarjetas de identificación y dinero local. Algunas iban con distintas cantidades de dinero y otras sin efectivo.


En total, dejaron 17.000 billeteras perdidas en 355 ciudades de 40 países entre ellos la Argentina. En nuestro país, la investigación se realizó entre julio y agosto de 2015 en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Mar del Plata, Rosario, Salta, San Miguel de Tucumán y Santa Fe. Algunas billeteras tenían 48.50 pesos y otras no tenían nada.

El método utilizado para la experiencia consistió en que una persona llegaba a la recepción de un hotel, restaurant, teatro, museo, el hall de un banco u oficinas públicas -como un correo o una comisaría- diciendo que había encontrado una billetera en la calle, la dejaba allí y se iba argumentando que estaba apurada.

La consigna era clara: para evaluar la honestidad de las personas, los científicos midieron la probabilidad de que los ciudadanos devuelvan una billetera "perdida". La Argentina quedó en el puesto 18 según informó esta semana la revista Science, lo cual nos coloca prácticamente en la mitad de la tabla de posiciones.

La investigación demostró que las personas devolvieron con mayor frecuencia las billeteras que contenían más dinero.

En cifras mundiales, el 51% de quienes recibieron una billetera con la menor cantidad de dinero las devolvieron, y cuando la cartera contenía una gran suma de dinero, la tasa de entrega aumentó al 72%. Los tres primeros lugares en el ránking de "honestidad cívica" fueron para Suiza (74%), Noruega (71%) y Holanda (69%); mientras que los tres últimos fueron para Perú, Marruecos y China (con promedios entre 10 y 20%).

Argentina quedó en el puesto 18 -casi en la mitad de la tabla- con una tasa de devolución de entre el 45% (para las billeteras sin dinero) y el 50% (para las que sí tenían billetes), precedida por Canadá y seguida por Israel. En el caso de Chile, se ubicó en el puesto 25. 

En la Argentina, la diferencia entre la cantidad de billeteras devueltas con dinero y sin dinero fue relativamente baja (5%), mientras que en el Reino Unido (ubicado en el puesto 22) fue del 25%, ya que fueron devueltas el 35% de las billeteras sin dinero y el 60% de las que sí tenían dinero.

Los datos sugieren que los principales hallazgos pueden explicarse por una combinación de "preocupaciones altruistas y una aversión a verse a uno mismo como un ladrón, que aumenta con los beneficios materiales de la deshonestidad", identificó el estudio en sus conclusiones. 




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