Por REDACCION
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG) por aproximadamente US$ 650.000 millones para apuntalar la liquidez mundial afectada por la pandemia y la Argentina recibirá de ese monto, el próximo 23 de agosto, más de US$ 4.300 millones.
Según lo adelantado por el ministro Martín Guzmán, los fondos serán destinados a fortalecer la reservas del Banco Central, en medio de fuertes presiones cambiarias a raíz del proceso electoral.
La nueva asignación se distribuirá entre los países de acuerdo con su cuota de participación en el organismo, por lo que la Argentina recibirá US$ 4.355 millones y la intención del Fondo es que las naciones más poderosas redistribuyan esos recursos entre otras más necesitadas.
Los DEG son un activo multilateral creado en 1969, que complementa las reservas oficiales de los países miembros, otorga liquidez, pero no constituye una moneda en sí misma en el sentido estricto, sino un derecho potencial sobre un conjunto de monedas.
En la actualidad esas monedas son el dólar estadounidense, el euro, el renminbi chino, el yen japonés y la libra esterlina, en tanto que el precio del DEG está determinado por el valor ponderado de dichas monedas.
Esta es una decisión histórica y se constituye en la mayor asignación de DEG en toda la historia del FMI, además de una inyección de ánimo para la economía mundial en medio de una crisis sin precedentes señaló el organismo.
En un comunicado agregó que la asignación de DEG beneficiará a todos los países miembros, abordará la necesidad de reservas a escala mundial y a largo plazo, generará confianza y también promoverá la resiliencia y estabilidad de la economía mundial.
Se asegura que, en particular, ayudará a los países miembros más vulnerables que están luchando contra los estragos de la crisis que provocó el Covid-19 en todo el planeta.
En cuanto a la asignación general de DEG entrará en vigor el 23 de agosto y serán acreditados a los países miembros del FMI.
Aproximadamente US$ 275.000 millones (alrededor de DEG 193.000 millones) de la nueva asignación se destinará a los países de mercados emergentes y en desarrollo, incluidos aquellos de bajo ingreso.
La entidad multilateral se comprometió a seguir trabajando activamente con los miembros a los efectos de identificar opciones viables que permitan canalizar voluntariamente DEG de los más ricos a los más pobres y vulnerables, para apoyar su recuperación de la pandemia y para que logren un crecimiento resiliente y sostenible.
El organismo precisó que una de las principales opciones concretas es que los países miembros que tienen posiciones externas sólidas, distribuyan de manera voluntaria una parte de sus DEG para ampliar los préstamos a los países de bajo ingreso que pueden acceder a través del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza.
Pero, al mismo tiempo, el FMI está analizando otras opciones para ayudar a los países miembros más pobres y vulnerables en sus esfuerzos de recuperación.
Tras conocerse el informe del FMI y el importe que remitirá a la argentina, es un hecho que este mes se van a reforzar las reservas y limitarán el ajuste del gasto público, pero de ninguna manera sustituyen a una política macroeconómica sólida y disciplinada, según estiman analistas financieros.
Ese dinero, claramente, significará para países en dificultades, como Argentina y otros de la región, una diferencia significativa a corto plazo, ya que abrirían un espacio para el gasto en respuesta a la crisis y representarían un considerable aumento del stock de reservas internacionales netas inutilizables.
La mejora en el nivel de reservas del Banco Central contribuiría en gran medida a cumplir con el pago programado del servicio de la deuda en DEG al mismo FMI durante el segundo semestre de 2021, como lo reconoció el ministro Guzmán.
Además, la autoridad monetaria evaluó que la próxima asignación de DEG y el reciente acuerdo del Club de París brindan un puente realmente valioso hasta que las autoridades puedan acordar en el mediano plazo -sería luego de las elecciones de noviembre- un programa macrofinanciero con el FMI.
Esta asistencia económica, por todo lo enunciado, es una bocanada de oxígeno, por ahora en el plazo inmediato, pero de ninguna manera debe considerarse como una solución definitiva para sanear la crisis que nuestro país viene arrastrando desde hace bastante tiempo.
La relación entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional transita por un buen momento, particularmente luego de haberse fortalecido los vínculos entre las dos partes en las últimas reuniones que mantuvieron en Europa el ministro Guzmán y gerente de la entidad Kristalina Georgieva, tras haber compartido diferentes encuentros.
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