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Editorial Miércoles 5 de Septiembre de 2012

Sida y esperanza

En reciente simposio internacional sobre el sida, se destacaron aspectos sobre los importantes avances contra la enfermedad.

Redacción

Por Redacción

El doctor en medicina e infectología Pedro Cahn, además de haber sido el primer presidente de la Sociedad Argentina de Sida y también ocupado la presidencia de la Sociedad Internacional de Sida, es uno de los profesionales más reconocidos y prestigiosos en cuanto al conocimiento de esta enfermedad, siendo actualmente el presidente de la Fundación Huésped que hace unos días organizó en Buenos Aires un simposio internacional que contó con la participación de profesionales y científicos de todo el mundo. Justamente, el lema bajo el cual se desenvolvió el evento fue "El fin del sida comienza en 2012", por cierto muy esperanzador pero por sobre todas las cosas dejando una perspectiva muy optimista en cuanto a la cercanía de la cura de la enfermedad.

Las afirmaciones de Cahn no son una mera expresión de deseos o de excesivo optimismo, sino que se sostienen en los avances científicos registrados en este último tiempo, pero constituyen además la percepción de alguien que desde hace más de tres décadas está trabajando en la Argentina con el objetivo de controlar y prevenir esta enfermedad que afecta a unas 130.000 personas en el país, aunque alrededor de un 40% de ellos lo desconoce.

Respecto a los avances en la lucha contra la enfermedad, en los que se apoya Cahn para sus dichos, se incluyen las terapias que combinan drogas para  mantener el virus indetectable, en el diagnóstico cada vez más precoz, en las mejores estrategias de prevención, y por sobre todo el caso conocido como "el paciente de Berlín", que tuvo como protagonista a Timothy Brown, quien fue la primera persona que se curó totalmente siendo VIH positivo. Se trata de un hombre a quien en 1995 le diagnosticaron sida y que unos años después enfermó de leucemia, recibiendo en 2007 un trasplante de médula, curándose totalmente de ambas enfermedades. Si bien este caso tuvo amplia difusión recién este año, y aún no existen determinaciones precisas, lo cierto es que aquella intervención puede resultar el paso definitivo para llegar a la cura del sida.

Se explicó que si bien la cura de Brown fue por razones fortuitas, como ya ocurrió con algunas otras enfermedades, puede ser un paso decisivo. La médula que recibió era de una persona inmune al VIH, por lo cual pudo haber ingresado al sistema inmunológico. Según explicó Cahn "cuando esas células entraron al cuerpo de Brown el virus se encontró con que no tenía manera de entrar a las células", ampliando luego que "esto no implica que a los pacientes con VIH se les deba hacer un trasplante de médula de personas inmunes, que por otro lado hay muy pocas en el mundo, ya que entre otras cosas no es factible por todo lo que implica un trasplante", con lo cual queda claro que probablemente este no sea el camino indicado para llegar a la cura, pero lo más importante de todo, aún cuando todavía no se haya encontrado la manera de lograrlo, es que la cura es posible.

El "paciente de Berlín" constituyó por lo tanto uno de los temas centrales, ya que además fue objeto de numerosas investigaciones en todo el mundo, afincándose en el mismo las mayores esperanzas de cura de la enfermedad, por la aceleración que puede alcanzar el proceso. Aunque no se debe soslayar la eficacia lograda con drogas de última generación para lograr el control de la enfermedad.

Justamente sobre ese último aspecto, el doctor Cahn calificó como "excelentes" los resultados que se alcanzan con las combinaciones de medicamentos, que posibilitan que los pacientes tengan en solamente seis meses la carga viral indetectable, pudiendo hacer una vida absolutamente normal.

Una de las principales conclusiones a las que se arribó en este último tiempo, es que el sida  fue transformado de una enfermedad mortal en una crónica, y aún cuando todos estos antecedentes dan lugar al optimismo, hay coincidencia generalizada en que todavía se deben dar fuertes batallas en algunos frentes, como el del estigma y la discriminación, que siguen siendo los principales enemigos tanto de la prevención como de la calidad de vida de los enfermos, temas estos para los que no existe ninguna clase de medicamentos ni tampoco descubrimientos auspiciosos.

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