Por REDACCION
Las estadísticas devuelven, como un espejo, lo que pasa en la economía cotidiana ya sea en las fábricas, los supermercados, los almacenes, las concesionarias de autos o motos, las tiendas y los negocios de todos los rubros. El debilitamiento del salario por el impacto de la inflación obliga a todos a reducir drásticamente el gasto, incluso lo que se destina a propinas y changas, ya que en estos días es cuándo sale a relucir aquel eslogan "hágalo usted misma" que impuso un canal que dedicada a en gran parte de su programación a enseñar actividades prácticas.
De ahí que no sean sorpresa datos como que el financiamiento a través de préstamos personales, tarjetas de crédito e hipotecas se haya desacelerado con fuerza en junio por la devaluación y las altas tasas de interés. En este marco, los préstamos personales experimentan una notoria desaceleración en su crecimiento arrojando solamente un incremento del 0,84% en junio respecto de mayo. El saldo asciende a 408.388 millones de pesos para el total acumulado, representando un crecimiento interanual del 47,30%, contra los 277.249 millones de pesos del cierre del mismo mes del año anterior.
Mientras que la operatoria a través de tarjetas de crédito apenas alcanzó un alza del 0,43% respecto al cierre del mes pasado; y el crecimiento interanual llegó al 35,01%, motorizado principalmente por la inflación. El aumento de las tasas crediticias y la volatilidad cambiaria constituyen el peor escenario para endeudarse: si bien suelen partir del 40% el costo financiero total para financiarse con las tarjetas alcanza niveles del 80%. Estos costos han impactado en la línea crediticia que era la herramienta más accesible para los usuarios para hacer frente a las distintas necesidades de consumo.
Del otro lado, esto es desde el mostrador de los comercios, se advierten una caída sustancial del consumo pero los movimientos del dólar y los cambios en las listas de precios que envían los proveedores genera mayor incertidumbre y todos dudan a qué precio vender. Las promociones y las ofertas parecen ser herramientas en desuso en días donde la neblina no permite anticipar lo que viene en tanto que todos tienen mayor cautela a la hora de sacar el plástico de las billeteras.
En este escenario, la consultora Kantar Worldpanel consignó que el consumo en los hogares de menores recursos bajó en abril y mayo un 2 por ciento frente a una aceleración de la inflación y la consecuente pérdida de salario real. Según el informe divulgado estos días, los hogares del nivel "bajo inferior" achicaron el tamaño de sus compras para afrontar las condiciones adversas. Este cambio de hábitos de las familias incluye dejar de visitar grandes superficies como hipermercados o mayoristas, y volver al punto comercial más cercano de su barrio.
De acuerdo a la consultora, la recuperación del consumo en los hogares de menores recursos, observada en 2017 y en el primer trimestre de este año se frenó abruptamente en el transcurso de abril y mayo. En tal sentido, puntualizó que el nivel "bajo inferior", que agrupa el 17% de los hogares, había recuperado un 3% el volumen de consumo a lo largo de 2017 y otro 1% durante el primer trimestre 2018. Sin embargo, cayeron un 2% entre abril y mayo de este año. La aceleración de la inflación de los últimos meses con la consecuente pérdida de salario real fue determinante para la caída del consumo de los hogares, subrayó el estudio.
Otro dato no menor es que los hogares de bajos recursos asignan el 57% de sus ingresos para la compra de productos de consumo masivo. Afirma el reporte que, desde esta perspectiva, el comportamiento de los precios es central para entender la evolución, es decir cuando se aceleran muy rápido las familias tienen que ajustar. La consultora calculó que, en promedio, en cada visita al punto de venta, las familias sondeadas adquirieron "un 4% menos de cada categoría".
El trabajo revela que el tamaño de las compras no había caído en los últimos tres años y advirtió que ahora la situación se ha complicado tanto que los hogares se vieron obligados a bajar la cantidad de mercadería adquirida para compensar los incrementos de precios".
Una muestra basta para entender la magnitud del ajuste hacia el interior de los hogares. El principal recorte en los últimos dos meses se dio en el rubro de bebidas, especialmente en las que no tienen alcohol. Ahora se toma más agua y se evita "darse un gustito" con la compra de una bebida gaseosa o agua saborizada.
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