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Editorial Sábado 21 de Julio de 2012

Se apagó una Luz

Con la muerte de Jorge Luz, ocurrida hace unos días a los 90 años, se fue uno de los cómicos más prestigiosos y multifacéticos de la Argentina.

Redacción

Por Redacción

Tal como decimos en el título, ya con la muerte de Jorge Luz, ocurrida hace unos días cuando contaba 90 años, se apagó una luz de la actuación. Es que su trayectoria había sido tan extensa y tan prolífica, que debe hurgarse mucho en los antecedentes de la historia de la actuación para encontrar alguien como él, que había nacido en 1922 con el nombre de Oscar Jorge Da Lus Borbón, en la entonces denominada localidad de Empalme San Vicente, actualmente Alejandro Korn.

Muy jovencito se inició en la actuación radiofónica, iniciándose en Radio Argentina, emisora en la cual su hermana mayor, Aída Luz, era ya una figura de prestigio, que entonces le abrió puertas en el mundo de la actuación. Desde temprano se identificó plenamente con la comicidad, avanzando a paso firme con sus personajes y sus intervenciones, que le valieron ser convocado para actuar en la película "Los celos de Cándida", cuando apenas contaba 18 años.

Fue justamente el cine el que le dio a Jorge Luz el gran espaldarazo dentro del mundo del espectáculo, cuando comenzó a filmar con "Los cinco grandes del buen humor", junto a Zelmar Gueñol, Rafael Carret, Juan Carlos Cambón y Guillermo Rico, este último el galán del grupo, pintón y además excelente cantor de tangos, quien además -es oportuno recordarlo- fue muy amigo de Rafaela, ciudad a la que visitó repetidamente haciéndose de muchas amistades que lo recuerdan como una excelente persona, actualmente de 92 años y con un estado de salud delicado. Recordemos que Rico, hasta aquí había llegado por la invitación de su amigo Eugenio Morbidoni, ya fallecido

El éxito de los "cinco grandes" fue enorme, viendo muchos una cierta semejanza con los hermanos Marx, pasando sus presentaciones por la radio, el teatro y el cine, además con giras latinoamericanas e incluso por Europa. Jorge Luz compartió ese buen tiempo, pero además fue asociado y amigo de otra grande como Niní Marshall, incursionando con ella en todo tipo de géneros.

Además de su debut en 1940 en cine con apenas 18 años, Luz participó en unas 30 películas, entre ellas "Camino del infierno" de 1946, la memorable "Cuidado con las imitaciones" de 1948, y ya más en este tiempo se recuerda su participación en "La peste" de Luis Puenzo ea 1992 encarnando el personaje de los gatos, para filmar al año siguiente "De eso no se habla" bajo la dirección de María Luis Bemberg. Sus últimas películas fueron "Sol de otoño" en 1996, "El juguete rabioso" de 1998, "Loco, posee la fórmula de la felicidad" de 2001 y la última llamada "India Praville" en 2003, bajo la dirección de Mario Sábato.

Recibió múltiples premios, como en 2007 el Cóndor de Plata a su trayectoria por parte de la Asociación de Cronistas Cinematográficos.

Pero sin dudas, su mayor popularidad en estas últimas décadas se la dio la televisión, destacándose en "El humor de Niní Marshall" junto a la recordada estrella cómica, pero tal vez la mayor estatura cómica la alcanzó Jorge Luz con el personaje de "La porota" con un recordadísimo scketch junto al gordo Jorge Porcel quien interpretaba a "La tota". Así nació esa dupla que por mucho tiempo despertó la risa de los argentinos en el programa "Las gatitas y ratones de Porcel" con ese cuadro "La tota y la porota", para el cual no tenían libreto. En un reportaje recordaba Luz al respecto que "no teníamos letra y ni siquiera nos poníamos de acuerdo sobre lo que íbamos a hablar. Yo venía de la calle protestando porque me había dicho esto o aquello y así arrancaban los diálogos que podían terminar en cualquier cosa". Una pareja que fue muy similar en su contenido al "Borges y Alvarez" que interpretaron otras dos geniales figuras también desaparecidas, como lo fueron Alberto Olmedo y Javier Portales.

Si bien Luz fue capocómico, luciendo en televisión, cine, teatro y radio, también recorrió otros géneros que lo convirtieron en uno de los actores más completos, ya que había pasado por el drama, el teatro clásico, musical, zarzuela, opereta, e incluso ópera con "El barbero de Sevilla" en el mismísimo Colón.

Tenía 90 años, más de 70 de una carrera excepcional y un amplísimo reconocimiento, tanto desde el público que siempre lo privilegió como uno de sus favoritos, como de sus propios pares, que lo despidieron con emoción y ternura.

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