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Editorial Martes 3 de Julio de 2012

Salarios y diálogo

La creación de puestos de trabajo con remuneraciones dignas y el diálogo como premisa en la búsqueda de acuerdos, fueron los reclamos de los obispos de la Pastoral Social.

Redacción

Por Redacción

"El empleo dignamente remunerado es el auténtico camino para la inclusión social", fue una de las contundentes definiciones de los obispos al cabo de la Semana Social que tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata, sintetizando de tal manera la exhortación al Estado para que afronte una de sus prioridades, como lo es la generación de puestos de trabajo que permitan la dignidad de quienes los ocupen. A la vez que rechazaron "las conductas consumistas y materialistas", despojadas del aprecio de la cultura del trabajo.

Tales reflexiones se encontraban contenidas en un documento difundido al final de las deliberaciones, reafirmándose además el compromiso de la Iglesia en cuanto a todos los objetivos que apuntan hacia "el desarrollo integral y la erradicación de la pobreza", además del deseo de integrarse como parte de este tránsito para contribuir a la generación de un país más igualitario.

Quedó en claro que las jornadas de la Pastoral Social se transformaron "en un verdadero espacio constructivo para realizar propuestas y acuerdos que apunten hacia el bien común", dejándose bien en claro que no tuvieron "espíritu de confrontación", ya que en el documento no se hace ninguna clase de referencia a la inflación ni tampoco "al estancamiento del crecimiento", tal como se había referenciado al comienzo del encuentro en algunas declaraciones de obispos como búsqueda de una explicación a las crecientes protestas sociales.

Pero además del trabajo con salarios dignos, los obispos formularon su aspiración del fortalecimiento de la "amistad social", para de ese modo transitar todos, sin ninguna clase de exclusiones, el diálogo que posibilite llegar a los necesarios consensos que impulsen "políticas públicas en orden al bien común".

Las deliberaciones de los obispos que integran la Comisión Episcopal de la Pastoral Social de una semana atrás giraron bajo el lema "Trabajo, dignidad y justicia social", constituyéndose mesas de trabajo de las cuales participaron unos 300 referentes empresarios, políticos y gremialistas, sobre temas como distribución de la riqueza, trabajo en negro -recientes estadísticas oficiales lo fijan en el 32,8% en el promedio del país, en tanto en Rafaela giraría en el 28%-, desocupación, trabajo y juventud -entre los jóvenes el promedio de desempleados es el doble-, y cuestión ambiental.

"Queda claro que del trabajo depende el desarrollo humano integral de cada persona y del conjunto de la sociedad, por eso el desafío de generar trabajo es tarea prioritaria del Estado, pero también de la sociedad en su conjunto", a la vez que se puso énfasis en remarcar que "todos debemos ser parte de la generación de igualdad de oportunidades".

Una de las críticas estuvo dirigida hacia "el afán excesivo de lucro y las nuevas formas de explotación", manifestándose la preocupación por la crisis económica global y sus consecuencias, las que pueden derivar en la pérdida de fuentes de trabajo tanto en nuestro país como en esta parte del mundo.

También se rescataron "los principios sociales de la enseñanza social de la Iglesia: la dignidad inviolable de la persona humana, el destino universal de los bienes de la creación, la participación de todos en la búsqueda del bien común y la solidaridad".

Pero además del trabajo digno y todos los aspectos que hacen a su esencia misma, otro de los objetivos sobre los que se insistió muy especialmente , y que se había planteado durante el desarrollo de esa Semana Social, fue el de reclamar la creación de espacios de diálogo. Es que "el diálogo es esencial en la vida de toda familia y de cualquier construcción comunitaria. Buscamos que esta Semana Social haya  sido un verdadero espacio constructivo para realizar acuerdos y propuestas para el bien común", remarcando que "los vínculos que nos unen son muy importantes".

Aunque no hayan existido alusiones en forma directa, la falta de diálogo es uno de los déficit que se señalan en este etapa de vida institucional del país, atribuyéndose a la proliferación de problemas y situaciones conflictivas, justamente por la carencia de encuentros que podrían posibilitar la búsqueda de acuerdos sostenidos por el consenso.

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