Por Redacción
Santa Fe es la provincia más violenta de la Argentina, encabezando la lamentable estadística de homicidios con relación a la cantidad de habitantes, seguida en esa escala por Formosa, Mendoza, Buenos Aires y Río Negro, que en ese orden ocupan los cinco primeros lugares de un posicionamiento en el que nadie quisiera estar, pues traduce toda una mezcla de situaciones irregulares, encabezadas por el negocio de la droga con el involucramiento de fuerzas de seguridad, judiciales y políticas, además de una manifiesta falta de seguridad, también consecuencia de esto último.
Nuestra provincia llega a tal situación por las estadísticas de sus dos principales ciudades, siendo Santa Fe capital la que encabeza el listado con 26 asesinatos por cada 100.000 habitantes, mientras que Rosario aún habiendo bajado el último año quedó con una tasa de 14,5 sobre igual cantidad de residentes.
Para tener una idea más acabada sobre estos números, digamos que el promedio nacional es de 6,6 y el mundial de 6,9 homicidios por cada 100 mil habitantes, existiendo las cantidades más altas por regiones en Africa y Centroamérica, mientras que en cambio el país con mayor índice es Venezuela con 58 asesinatos por la cifra de habitantes referida.
La ciudad de Rosario, aunque no en la relación habitantes-homicidios sí en cambio lo es en la cantidad propiamente dicha, aun cuando el año pasado la cifra final estuvo en baja con 182 muertes violentas, bajando un 20% de las 224 que hubo en 2015, siendo además la primera vez en los últimos cuatro años que bajó de los dos centenares anuales. El tope lo había tenido la ciudad del sur provincial en 2013 con 264 homicidios, trepando entonces la tasa a 21, en tanto que la justicia había determinado que el 41% de esas muertes violentas habían sucedido por negocios relacionados con la droga.
Rafaela también participa de esta estadística del horror, que nos ubica a los santafesinos al tope del país en cuanto a cantidad de asesinatos en relación con la cantidad de habitantes. En reciente nota editorial sobre el informe difundido por la Fiscalía Regional, sobre toda su jurisdicción y abarcando un período de 13 meses en lugar de un solo año -desde septiembre de 2015 a noviembre de 2016-, fueron consignados 33 homicidios, de los cuales 22 correspondieron a nuestro distrito, 6 a San Cristóbal y 5 a Tostado, lo cual constituye cantidades realmente preocupantes, en especial la que hace a Rafaela que con una población apenas por sobre los cien mil habitantes tiene una cantidad de hechos muy elevada, con 22, aunque en trece meses.
El elemento movilizador de esta clase de episodios violentos es la droga, tanto en Rosario como Santa Fe, y también en nuestra ciudad, donde los enfrentamientos y balaceras son bastante reiterados, a veces con trágicas consecuencias. Es que las denominadas "guerras narco" suelen ser siempre al todo o nada, enmarcadas por la muerte de los enfrentados, donde ponen en juego un negocio de muchísimo dinero, en el cual a veces no sólo tienen participación los narcos, sino también quienes integran fuerzas que deberían reprimirlos, y a la vez, darle seguridad a los ciudadanos, quedando este último objetivo seriamente comprometido.
Volviendo a Rosario, donde se centra la mayor preocupación por la altísima penetración de la droga, aún estando en baja la cantidad de homicidios anuales con 264 en 2013, 247 en 2014, 224 en 2015, y 182 en 2016, el problema está muy lejos de resolverse. Es más, se asegura que este descenso fue producto de políticas sociales y no de seguridad, aunque haya habido algunos trabajos coordinados importantes.
Según un relevamiento del área de Seguridad en la ciudad de Rosario, el 69% de los crímenes tiene hasta 35 años de edad, es decir, 7 de cada 10 son personas jóvenes, ajustándose entonces a las características de quienes incursionan en la problemática del narcotráfico, mientras que apenas el 11% de los casos registrados fue en ocasión de robos, y además, en el 74% de todos los asesinatos fueron usadas armas de fuego.
Se trata sin dudas de un problema muy grave para toda la provincia, al que costará muchísimo encontrarle los caminos hacia la solución.
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