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Editorial Sábado 13 de Octubre de 2012

Presupuesto fantasía

El Presupuesto elaborado para 2013 estima un superávit de 1.446 millones, cuando los analistas estiman que tendrá un déficit de 45.153 millones.

Redacción

Por Redacción

Como viene ocurriendo desde que se suceden las administraciones kirchneristas, nuevamente el proyecto de Presupuesto, en este caso correspondiente a 2013, fue subestimado tantos en gastos como recursos con lo cual se logra finalmente la disponibilidad de fondos adicionales a los presupuestados. De tal manera, lo previsto para el año que viene establece que los ingresos tendrán un crecimiento de 24%, los gastos -incluidos los intereses- un 16%, lo cual una vez trazada la línea, deja un hipotético superávit de 50.000 millones de pesos, aunque después de efectuado el pago de los servicios de la deuda el superávit fiscal financiero será de 587 millones.

Como para tener una idea más aproximada de lo que puede ocurrir, recordemos el desenlace que está teniendo el Presupuesto de este año, que tenía un superávit de 1.446 millones de pesos, y que sin embargo ya el gobierno admitió que tras el pago de los intereses de la deuda, las cuentas públicas cerrarán con un déficit financiero de 35.368 millones, aún contando con el aporte del Banco Central, la ANSeS y otros organismos que en conjunto suman 27.964 millones. En consecuencia, el déficit fiscal real estará en el orden de los 62.000 millones de pesos, una cifra que contrasta contundentemente con los 1.446 de superávit que se habían estimado.

De acuerdo con estudios realizados sobre los presupuestos presentados en los últimos 8 años, en 7 de ellos el gasto primario aumentó más que los ingresos, razón más que suficiente como para suponer que en 2013 haya un ajuste que permita revertir un déficit tan abultado. De manera especial porque el año que viene será electoral, existiendo el antecedente que en las tres ocasiones anteriores que se dio esta circunstancia, siempre el gasto se expandió desproporcionalmente en relación con los ingresos.

Merced a los números y estimaciones presupuestadas para el año venidero, los analistas han comenzado a sacar conclusiones, al punto de calificar al presupuesto "de fantasía", ya que muy poco de lo asentado podrá llegar a cumplirse. Una de las consultoras que difundió un informe en tal sentido, la ACM, cree que el déficit financiero será de 45.153 millones, lo cual de todos modos significaría una mejoría con relación a 2012. Otro enfoque, en este caso del Banco Ciudad, destaca que "con una pauta de gasto más realista, el resultado financiero de 2013 arrojaría un rojo superior a 50.000 millones (más del 2% del PBI), cubierto en parte con asistencia del Banco Central, vía adelantos transitorios, giro de utilidades y uso de reservas, ya no sólo para pagos de deuda, sino también para la cobertura de gastos de capital o incluso corrientes", añadiendo que "con todo el continuo financiamiento del BCRA al gobierno nacional no sólo golpea con fuerza su hoja de balance (considerando que la asistencia financiera al Tesoro ya representa la mitad del activo de la autoridad monetaria), sino que a todas luces pone de manifiesto la creciente dominancia fiscal sobre la política monetaria, lo cual no constituye una buena noticia para el control de las expectativas inflacionarias".

En realidad, coinciden los economistas que se han pronunciado respecto al Presupuesto 2013, no existe nada extraño respecto a los años anteriores, registrándose una fuerte subestimación de los gastos que crecerían sólo el 16% en un año electoral como 2013, contra el 28% de este año. Una de las razones de fijar ese bajo porcentaje estimativo para el año que viene es consecuencia de suponer que los pagos de salarios, jubilaciones y demás gastos sociales , salvo el arrastre del presente año, no experimentarán aumentos el que viene. Lo cual, a todas luces y considerando la inflación de 25% que viene dándose, es imposible que ocurra, motivo por el cual allí registrará un muy importante desequilibrio cuando haya que cerrar las cuentas.

También hay coincidencias en que el arrastre estadístico para el gasto primario de 2013, asumiendo que 2012 termine con las cifras oficiales, alcanzaría 5,7% -aunque otros cálculos también lo elevan a 10,5%-, lo que dejaría una base muy amplia como para poder cumplir las proyecciones oficiales. Y la todavía mayor improbabilidad es debido al carácter electoral del año entrante.

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