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Editorial Sábado 29 de Abril de 2017

Planeta amenazado

La Tierra está bajo la amenaza del poder destructivo del hombre.

REDACCION

Por REDACCION

En el mundo hay 244 países o estados, algunos de ellos en vías de organización, de los cuales hay 195 reconocidos y 194 integrantes de las Naciones Unidas. De ese total, unos 190 de los que se poseen datos precisos, son responsables de un tercio de las emanaciones de gases con efecto invernadero -responsables del deterioro de la capa de ozono y por lo tanto, del recalentamiento global del planeta-, mientras que los dos tercios restantes son emanados desde China, Estados Unidos, Unión Europea, India, Rusia y Japón, es decir, las más grandes potencias económicas.

Tenemos entonces, que jamás se alcanzará un acuerdo para evitar la contaminación, que es creciente por otra parte, sin el directo involucramiento de estos seis grandes contaminadores, y por lo tanto, el avance del calentamiento del planeta que está provocando enormes deterioros -deshielo de los casquetes polares, suba del nivel de los mares, ampliación de las regiones áridas y desérticas-, al extremo de comprometer en el futuro el hábitat humano. Con una expansión tan progresiva que puede ser medida en años, cuando antes estos mismo se hacía en siglos.

Algunos de estos datos fueron extraídos de un muy interesante artículo de Alieto Guadagni, quien es miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente, quien enfoca ahora este problema en Donald Trump, el flamante y polémico presidente de los Estados Unidos, debido a su negación de este problema y la planeada reactivación de la industria del carbón en el país del norte, aún estando comprobado que se trata de uno de los mayores contaminantes. El jefe de la Casa Blanca privilegia la recuperación de puestos de trabajo por sobre el cuidado de la tierra, aun cuando llegado el momento, también perjudique a los propios estadounidenses. El clásico pan para hoy y hambre de mañana.

Dice Guadagni que tal vez sólo con un gran acuerdo mundial no sea suficiente para llegar a una solución, pero al menos debe intentarse, lo que no será factible de no plegarse al mismo Estados Unidos, lo cual provocará que también lo deslinden los otros grandes contaminadores. Por eso, tal vez el futuro del mundo se encuentre en la decisión de unos pocos países, mientras que los restantes 200 queden como simple espectadores de algunas de estas trascendentales decisiones.

Se señala que 2016 no fue propicio para la Tierra, ya que fue el año más caluroso desde que se llevan registros, con este dato: 16 de los 17 años más calurosos se produjeron desde 2001 en adelante, prueba irrefutable del sostenido avance que está teniendo el recalentamiento del planeta, ubicándose hoy la temperatura global 1,2 grado por sobre el nivel que tenía hacia fines del siglo XVIII, cuando la revolución industrial. En tanto que las emisiones del gas invernadero están 145% mayores tomando ese mismo período.

Todo este informe ayuda a comprender la gravedad de lo que está sucediendo en los glaciares, los Andes, los Alpes, el Artico, los océanos, junto a los cada vez más continuos desastres climáticos -inundaciones, sequías, terremotos-, como incluso también puede comprobarse en la Argentina.

Estas emisiones causadas por combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas, sumado a la deforestación y algunas prácticas agropecuarias -según señala el autor- contribuyeron para que desde 1973 a la fecha se hayan duplicado la cantidad de gases que se lanza a la atmósfera. Aún no ha llegado al fin del uso de estos combustibles, pero se está muy cerca, por el rápido avance tecnológico hacia la producción de energías más baratas y limpias, lo que gradualmente irá haciendo desaparecer las energías fósiles. Es así entonces, que lo que no puede conseguirse por el razonamiento y la búsqueda de acuerdos, llegue por este cambio de uso de energía, pero debería ser mucho más rápido de como viene sucediendo.

Finalmente se destaca que el Acuerdo de París es una ley, pero todavía resta reglamentarla, para alcanzar los mecanismos efectivos y rigurosos para asegurar la reducción de las emisiones contaminantes. Es una carrera contra el tiempo y si se pierden 4 años por la inacción del gobierno de Estados Unidos, no será sencillo recuperar el tiempo perdido, pues el daño ambiental a la Tierra será considerable.

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