Por REDACCION
A pesar de todas las especulaciones y de las promesas de transparencia en las elecciones parlamentarias, que se anuncian para el próximo 6 de diciembre, el presidente venezolano Nicolás Maduro se mantiene firme en su idea de respetar la fecha prevista.
Mientras desde los partidos opositores y desde los organismos internacionales insisten que no están dadas las condiciones para que eso ocurra, el dictador insiste que no hay motivos para modificar la fecha establecida.
Ni siquiera el último intento de poderosa Unión Europea por retrasar el comicio pudo convencer al régimen bolivariano que lo más aconsejable era realizar el acto eleccionario en los primeros meses de 2021.
En ese sentido, vale la pena recordar que tanto la UE como las Naciones Unidas fueron invitadas a participar como veedoras de las controvertidas elecciones, que según la promesa del gobierno bolivariano serán "libres y soberanas".
Desde que Hugo Chávez asumió al frente del país caribeño, hace ya más de 20 años, el pueblo fue convocado a sufragar nada menos que 15 veces, recordó Maduro, quien aseguró que siempre se respetó la voluntad popular.
Pero ahora, no solamente ratificó la fecha del 6 de diciembre, sino que advirtió que no admitirá ningún tipo de injerencias externas, al margen de reiterar su voluntad de admitir observadores.
Sobre el particular, ya se conoció la posición de la UE, en el sentido de no estar representada por una delegación en ese acto, por entender que no existen las garantías necesarias.
Maduro lamentó esa postura, que definió como "sesgada e inadmisible", porque "desconoce los esfuerzos" que realizó el gobierno venezolano para que los resultados se ajusten a la voluntad de los habitantes.
Similares conceptos formuló el dirigente opositor Henrique Capriles, quien está dispuesto a declinar su candidatura en caso de no postergarse las elecciones.
El líder del partido Fuerza del Cambio, no se quedó en simples declaraciones, sino que ya informó al Consejo Nacional Electoral que "de ninguna manera participaremos de unos comicios hechos a la medida del chavismo".
Ante ese panorama, todo le quedaría servido en bandeja al sector de Maduro, ya que debería competir, en principio, con partidos menores y con una alianza de grupos afines al actual Presidente.
Mientras tanto, recrudecen las duras acusaciones contra el régimen, a partir de un informe lapidario de la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, que fue enviada por Naciones Unidas para efectuar un relevamiento de todas las denuncias que fueron presentadas contra el gobierno bolivariano.
Puntualmente, la ex mandataria del país trasandino hizo referencia a la cantidad de personas que fallecieron a raíz del acciones de las fuerzas armadas, en sus diferentes expresiones.
El panorama es muy complejo y el futuro no permite ilusionarse con un brusco cambio de timón al sufrido pueblo venezolano, que en su inmensa mayoría no dispone de los elementos básicos para subsistir dignamente.
Sin embargo, en los últimos tiempos, la oposición recibió un apoyo indirecto de la Iglesia Católica y de un grupo de empresarios, que estarían dispuestos a dar pelea en las elecciones, pero expresando la misma premisa que Capriles: un eventual traslado de la fecha para el año 2021.
Esta postura tiene no solamente connotaciones políticas, sino además sanitarias, por la difícil realidad que está atravesando el país a raíz de la pandemia.
El otro actor protagónico es Juan Gaidó, reconocido por varios países como Presidente encargado, quien recibió fuertes críticas del propio Capriles.
El principal referente de la oposición, dijo que "Guaidó juega a ser Presidente en Internet" y hasta de "intentar legitimar las elecciones del 6 de diciembre".
Capriles, luego de afirmar que no será candidato en esa fecha, dejó abierta una alternativa ante una factible postergación, a tal punto que ya avanzó con dos preguntas que se formularían en una consulta popular en caso de recibir la aprobación del Parlamento.
Mediante la primera se consultaría sobre la necesidad de ejercer una presión nacional e internacional para que se realicen elecciones libres presidenciales y parlamentarias, interpretando que sólo de esa manera se pondría fin al "régimen usurpador" de Maduro.
La segunda es también importante, pero no demasiado contundente y se refiere a la necesidad de tener "un respaldo concreto, tanto de las Naciones Unidas, como de la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea, no solamente al Parlamento, sino también al Presidente encargado".
En este punto, vale la pena destacar que no es nuevo el interés de tantos dictadores por realizar elecciones no competitivas para seguir ejerciendo el poder, mediante convocatorias que no son transparentes como se preocupan por asegurarlo a pesar de la escasa credibilidad del pueblo.
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