Por REDACCION
Rafaela tuvo en los últimos años la incorporación de muchas obras de verdadera importancia, algunas directamente vinculadas a la propia estructura urbana y otras de alcance regional, como en este último caso la transformación en autopista de la ruta nacional 34 -aún en vías de ejecución-, pudiéndose mencionar entre otras la Universidad nacional, la guardia del "Jaime Ferré" y el nuevo hospital en construcción, el Canal Norte, la ampliación del sistema de desagües, el servicio de cloacas en 84% de las viviendas, el desvío del tránsito pesado, la circunvalación por el sector oeste -en este caso incluida dentro de las reformas de la ruta 34-, el Instituto del Profesorado, la Escuela de Música, la provisión de agua al 96% de los domicilios y actualmente la instalación de otros 10.000 medidores de consumo de agua potable.
Justamente con relación al agua potable, es uno de los grandes problemas que afecta a la ciudad, y también a la constante expansión de la mancha urbana, pues la cantidad que llega desde el viejo acueducto desde Esperanza -inaugurado en 1981- y el agregado de las plantas de ósmosis inversa que se fueron instalando, no alcanza para sostener un normal abastecimiento, en especial cuando los picos de demanda llegan a su techo en pleno verano, y además, por las pérdidas de la distribución domiciliaria, que según estudios técnicos serían del 40%, siendo uno de los temas por solucionar en el futuro inmediato.
Desde hace mucho tiempo se viene insistiendo con el nuevo acueducto, habiendo publicado este Diario esta semana -en ocasión del anuncio del acto realizado el miércoles- una muy interesante nota con amplios detalles de los anuncios y postergaciones que se vinieron dando desde 2007, extendiéndose hasta ahora y por lo tanto significando toda una década de dilaciones, hasta que ahora se dio el paso más trascendente hacia la cristalización de la obra más esperada y emblemática para la ciudad: el acueducto que llegará aquí desde Desvío Arijón donde está la toma, siendo esta la segunda etapa de la obra, ya que la primera se encuentra concretada hasta la ciudad de Santo Tomé.
Primero fue la dura y larga gestión para obtener parte del financiamiento, merced a un préstamo de 80 millones de dólares del Fondo de Desarrollo de Abu Dhabi, que alcanzará para cubrir la mitad de la obra que tiene un costo total de 2.600 millones de pesos, aportándose el resto que falta por parte del Tesoro provincial, según lo acordado.
Fue el gobernador Miguel Lifschitz, el tercero de los socialistas en tal función, quien finalmente concretó este paso decisivo de la licitación, presentándose 15 ofertas para hacer la obra, lo cual se resolverá en un plazo de dos meses, dejando establecido que el comienzo de ejecución será durante el primer trimestre de 2018, existiendo un plazo de ejecución de 24 meses. Por lo tanto, de irse dando los pasos previstos, incluso considerando algunas demoras lógicas que siempre ven presentándose en esta clase de obras, en 2020 Rafaela tendrá el nuevo sistema de provisión de agua en funcionamiento.
Los trabajos de obra fueron divididos en 5 tramos, con lo cual se piensa agilizar la construcción a la vez que dinamizarla, por lo cual el avance se irá dando en tal cantidad de frentes de manera simultánea. Aspecto para destacar sin dudas, aunque en realidad más allá de todas estas especificaciones técnicas, a los rafaelinos lo que en realidad les importa, es que durante el transcurso de 2020 se terminarán los padecimientos por la falta de agua potable, que muchos veranos se convirtió en una situación insoportable.
Esta segunda etapa del acueducto Desvío Arijón tiene una trascendencia regional realmente trascendente, pues abastecerá de agua potable a unos 300.000 santafesinos, pues en el tramo hasta Rafaela se conectará también a las localidades de Matilde, San Mariano, Sa Pereyra, Angélica, San Carlos Centro, San Carlos Sur y Susana, habiéndose ahora agregado la posibilidad en gestión de llegar también a San Vicente.
Ahora a confiar que no aparezca algún imponderable de esos calificados de extraordinario, que pueda significar un inconveniente para esta obra emblemática para Rafaela, si bien todo se encuentra en un estado de avance que desecha una posibilidad de tal naturaleza.
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