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Editorial Jueves 16 de Febrero de 2017

Números del campo

Mientras el campo sostiene al país, aquí en la zona debe dotarse de paciencia.

Redacción

Por Redacción

El tema ya fue analizado en alguna oportunidad anterior, pero por la trascendencia que el mismo alcanza, es oportuno reiterarlo, en especial por las condiciones en que se encuentran las explotaciones agropecuarias de nuestra región, consecuencia de las inundaciones. Es que el campo explica nada menos que el 46% del total de las ventas argentinas al exterior, tanto sea por la exportación directa de granos como por su posterior industrialización, con harinas, aceites y biodiésel, junto a algunos otros subproductos.

El año pasado la Argentina vendió productos y mercaderías al exterior por un total de 57.737 millones de dólares, incluyendo absolutamente todos los rubros. De esa suma total el campo explicó 26.500 millones de dólares a través del complejo oleaginoso con soja y girasol, más el maíz, trigo, arroz, sorgo y cebada. Ello significa el 46% del total de las exportaciones, quedando claramente expuesto lo que significa el campo para la economía nacional, teniendo una participación decisiva para sostener la recuperación frente a cualquier contingencia complicada que se presente. Existía un conocido pronóstico: "con una buena cosecha nos salvamos". Como la situación fue agravándose a lo largo de los años, tal vez no sea así la determinación de tiempo pues ahora se necesitan varias buenas cosechas, pero sí en cambio sigue siendo un diagnóstico válido, que tiene confirmación con estas cifras del año pasado, y también las que se avecinan en la presente cosecha, con tonelajes que, según se anticipa, serán marca récord, a pesar de las contingencias adversas del clima.

En términos simplificados, digamos que casi la mitad de las divisas que ingresan al país por ventas en el exterior de bienes y servicios son generadas por la producción de granos del campo y su posterior proceso manufacturero. Una perspectiva ciertamente notable, que expone claramente la importancia que se le debe dar al sector, el cual fue sometido y destratado durante la mayoría de los doce años del gobierno kirchnerista, y que ahora está recuperando su posicionamiento, y a la vez, dando una positiva respuesta.

Claro que no sólo de quita de retenciones  y condiciones favorables para producir vive el campo, aunque sin dejar de admitir la enorme importancia que tuvieron esas medidas, pero siguen algunas ausencias, como por ejemplo la mejoría integral que se debe buscar para el sector lechero, en franca caída de su producción global, no sólo por la falta de precios sino también por la adversidad de las condiciones climáticas que vienen provocando una inundación tras otra.

Justamente, el campo requiere de obras para evitar, o en el peor de los casos aminorar los efectos negativos de estas continuas inundaciones, al menos hablando en tal sentido de nuestra región, donde la cuenca lechera más importante de la Argentina observa en medio de la impotencia cómo los tambos van cerrándose, sin posibilidades de continuidad. Se han escuchado tantas promesas en estas últimas décadas, que habrá que aguardar ver las obras para poder creer, pues ya no existe más margen de espera, mucho menos de paciencia.

Volviendo a los números de la estadística exportadora, sobre ese total del 46% que explican las ventas del campo en general, el 33% de las mismas corresponde a las generadas por el complejo oleaginoso, ya que las ventas de granos y productos de la soja y el girasol significaron el ingreso de 19.300 millones de dólares. El maíz por su parte aporta el 7% del total, aunque aquí falta un gran aporte para incorporar valor agregado y poder de tal manera incrementar la suma de divisas, habiendo logrado en 2016 4.129 millones de dólares, debiéndose decir que el aceite, almidón, harina, sémola o granos triturados apenas sumaron 50 millones de dólares, quedando bien en claro la necesidad de mayor industrialización.

El trigo en tanto explicó el 3,5% del total de divisas con 2.071 millones de dólares, teniendo firmes perspectivas de crecimiento, ya que la producción de la campaña anterior fue de 10,9 millones de toneladas y para la presente se estima en 14,9 millones. Cuatro millones más de toneladas significarán mayor volumen de ventas al exterior.

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