Por REDACCION
Las Islas Malvinas dan forma a una causa nacional irresuelta que despierta sentimientos contrapuestos. Por un lado el dolor por una guerra que le costó la vida a casi 700 jóvenes argentinos en 1982 y marcó la vida de otros tantos que ya no fueron los mismos una vez que regresaron de una batalla desigual. Por el otro no deja de ser una esperanza, es decir se mantiene viva la llama de que llegará el día que recuperemos la soberanía de ese territorio frío y rodeado de agua. Nadie discute que es una herida abierta imposible de cicatrizar, por momentos insoportable porque van pasando los años y no se producen avances. A casi 40 años de aquella contienda, hubo diálogo, hubo acuerdos para mejorar el clima de la relación y por temas de derechos humanos, como permitir que las familias de los soldados caídos puedan visitar las islas. Pero no se aborda la cuestión de la soberanía y tampoco hay gestos que anticipen que en un futuro cercano puedan generarse las condiciones para, de una vez por todas, iniciar una negociación.
En el mientras tanto, la diplomacia se mueve a veces con mayor velocidad y en otras ocasiones a ritmo lento. En el actual contexto, por lo menos se debe cumplir con la obligación de reiterar en cada tribuna internacional el pedido destinado al Reino Unido para que acepte discutir la soberanía de las Malvinas. De todos modos, siempre hay algo que contar para actualizar la agenda. En este caso, vale destacar que los países iberoamericanos renovaron el pasado miércoles su respaldo al reclamo argentino en la cuestión Malvinas, con un llamado a la reanudación de las negociaciones entre Buenos Aires y Londres para lograr una "pronta solución" a la disputa de soberanía sobre el archipiélago, en los términos de las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros organismos multilaterales. En el marco de la XXVII Cumbre Iberoamericana y a través de un comunicado especial sobre la cuestión de las Islas Malvinas, los países del foro apoyaron además el rechazo del Gobierno argentino a las acciones unilaterales de exploración y explotación de los recursos renovables y no renovables por parte del Reino Unido, y su condena al aumento de la presencia militar británica en esa área que fue detectada en las últimas semanas.
De esta manera, la Cumbre Iberoamericana "profundizó su respaldo a la posición de nuestro país incorporando los aspectos que hacen a la defensa de los recursos que el Reino Unido explota en el Atlántico Sur", señala el documento publicado por el Palacio San Martín, sede de la Cancillería argentina. En relación a las acciones unilaterales de exploración y explotación de recursos renovables y no renovables que el Reino Unido lleva adelante en el área en disputa, las jefas y los jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica recordaron "los llamamientos de la comunidad internacional de abstenerse a adoptar decisiones que entrañen modificaciones unilaterales en la situación de las Islas Malvinas, de conformidad con la resolución 31/49 de las Naciones Unidas". Además, señalaron que el refuerzo de la presencia militar en el área en disputa resulta "incompatible con la política de apego a la búsqueda de una solución por la vía pacífica de la controversia territorial entre los Gobiernos de la República Argentina y el Reino Unido".
Los jefes y jefas de Estado y Gobierno de la gran Iberoamérica destacaron las sucesivas resoluciones de la ONU que instan al Secretario General a llevar adelante gestiones de buenos oficios a fin de que se reanuden las negociaciones bilaterales para encontrar a la mayor brevedad posible una solución pacífica a la disputa de soberanía, como así también "la permanente actitud constructiva y disposición del Gobierno argentino para alcanzar por la vía de las negociaciones una solución definitiva a esta especial y particular situación colonial, tal como es definida por las Naciones Unidas".
Durante la Cumbre el presidente Alberto Fernández y el canciller Felipe Solá agradecieron el "apoyo unánime" de los gobiernos iberoamericanos en la cuestión Malvinas y reiteraron la vocación de diálogo de la Argentina para reanudar, a la brevedad posible, las negociaciones sobre soberanía con el Reino Unido.
También en los últimos días, más allá de la soberanía de las islas, se mencionó la problemática de la depredación pesquera que se advierte al filo de las 200 millas que forman la frontera marítima nacional. En ese lugar, en el borde del mar Argentino, se instalan los buques que encienden sus luces -simulan una ciudad flotante- para atraer y pescar el calamar illex, que sólo vive en esa zona.
Más allá de la ilegalidad de esta pesca furtiva, también asoma como un enorme problema el costo ambiental de este tipo de acción cuyo ritmo no permite a las poblaciones de especies reproducirse y recuperarse.
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