Por Redacción
Un informe del Banco Central de Brasil da cuenta que en los dos últimos años su economía registró una caída de 8,1%, constituyendo una retracción fenomenal, en la que sólo ingresan aquellos países que han estado o están en guerra. Es decir, para establecer un paralelo, bien podría decirse que el vecino país, nuestro socio principal del Mercosur, estuvo afectado por la que bien podría haberse denominado "guerra de la corrupción", que arrasó no sólo con su economía, sino también con buena parte de su estabilidad institucional, incluyendo la caída de la entonces presidenta Dilma Rousseff, sucedida por un Michel Temer que no encuentra paz con las acusaciones que le siguen cayendo, también como partícipe o bien por ministros y funcionarios muy cercanos a él, que por supuesto integran esta nueva administración.
En 2015 la actividad económica cayó 4,28% y en 2016 4,50, lo que lleva a esa suma récord en dichos períodos, lo cual es sin dudas altamente negativo para la Argentina, por la gran dependencia que tiene nuestra actividad económica con Brasil, lo que impactará en el retraso de la reactivación que se espera en nuestro país. No será decisivo, pero si de muy alta significación, especialmente en algunos rubros determinados, como el automotriz por ejemplo.
Muchos fueron los factores que confluyeron para que nuestro vecino sufra tan tremendo cimbronazo, calificado como una catástrofe, pasando en muy poco tiempo a este presente tan complicado luego de haber alcanzado poco antes convertirse en la sexta mayor economía del mundo, posición que hoy ha sufrido considerable retraso. Las causas fueron una situación internacional complicada, caída de precios de las materias primas, junto al vendaval político que hace dos años está conmoviendo al país y todavía no logró aquietarse. Es que el alejamiento de Rousseff y la asunción de su vice Temer no lograron ninguna clase de resultado favorable, manteniéndose la alteración de casi todos los factores económicos.
Desde el gobierno de trata de insuflar una onda positiva, habiéndose convertir en una muletilla "lo peor ya pasó", pero lo cierto es que el consumo se mantiene en baja, la agitación social no decae y las cifras dan cuenta que el mal momento se mantiene inalterable, desmintiendo toda la ola optimista que se despliega desde los voceros oficiales, del propio ministro de Hacienda Henrique Mirelles para abajo, ya que el mismo habla casi diariamente lanzando una buena onda que no encuentra respaldo en la realidad.
Los pronósticos para este año si bien dan cuenta de un crecimiento de 0,48% del PBI, tiene como positivo que ocurriría un quiebre a la tendencia bajista, pero en realidad una expansión de ese mínimo nivel es nada comparado con los 8,1 puntos retrocedidos en los dos últimos años, aunque como para reforzar un poco el optimismo se destaca la baja de la onda inflacionaria, lo que es considerado un buen síntoma para comenzar a revertir la tendencia de constante baja que hubo los dos últimos años.
De todas maneras, los analistas brasileños sostienen que todo dependerá en gran medida de lo que suceda en materia política, ya que el presidente Temer no logra despegar de un pésimo 10% de popularidad, y además las encuestas dicen que de ser hoy las elecciones, apenas obtendría 4% de los votos. Y con tal imagen, es poco probable que la economía tenga confianza para inversiones y de tal manera estimular el crecimiento. Para colmo, quienes están arriba en las preferencias de la gente son el anterior presidente Lula da Silva -aún enfocado por diversas denuncias de corrupción- y la candidata Marina Silva, con lo cual todo podría tener un retroceso, que afectaría la perspectiva de cambio.
La política, tan convulsionada desde hace dos años, es imposible de despegar de la economía, estando ambas muy atadas,. y por lo tanto, aún con menor inflación y pronóstico de crecimiento de 0,48% durante el presente año, de no registrarse un fuerte cambio que vuelva a la normalidad la situación política e institucional, será muy difícil que la economía se recupere normalmente.
Como nuestro país está estrechamente ligado a Brasil, se aguarda con expectativa lo que allí suceda.
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