Por REDACCION
Podría decirse que la historia se repite, pues invariablemente ocurre de esta manera. La gente más rica del mundo, durante el transcurso de 2013 no hizo otra cosa que incrementar sus fortunas, dando cuenta de ello el informe que todos los años hace la agencia de noticias Bloomberg, merced a un relevamiento de las 300 personas con más dinero, quienes entre todos suman 3,7 billones de dólares y sólo el año pasado aumentaron sus patrimonios en 524.000 millones de dólares, algo así como el PBI de nuestro país.
Por supuesto, si bien la acumulación fue importante, tal como siempre sucede, no en todos los casos fueron alzas, ya que también debieron contabilizarse bajas. Un sube y baja que es también bastante frecuente entre los súper millonarios. En el puesto número uno volvió a ubicarse Bill Gates, de 58 años, quien aumentó su fortuna en 15.800 millones más, con lo cual el dueño de la empresa informática Microsoft ascendió su fortuna a 78.500 millones. En cambio el mexicano Carlos Slim, que resignó ese primer sitio para quedar ubicado segundo, fue porque con su compañía América Móvil -la mayor operadora telefónica del continente- perdió 1.400 millones, con lo cual su cuenta quedó en 73.800 millones.
Además de Slim en esa lista hay otros tres latinoamericanos, siendo el segundo más rico de la región el brasileño Jorge Paulo Lemann, apareciendo después el colombiano Carlos Sarmiento y otro brasileño, Elke Batista.
Desde hace varios años, incluso en 2007 cuando la profunda crisis financiera, la brecha entre los más ricos y los más pobres sigue ampliándose, lo cual quedó ratificado de esa manera en 2013. La explosión de la riqueza está exacerbando la desigualdad y dificultando la capacidad mundial para contener la pobreza. Un dato revelador en ese sentido es que el 1% de los más ricos del planeta aumentaron sus ingresos un 60% en los últimos 20 años, mientras que la crisis financiera no hizo otra cosa que acelerar esta tendencia, en lugar de ralentizarla. Toda esta situación, coinciden analistas, no sólo no es ética sino que económicamente ineficiente.
Algunos especialistas en esta clase de temas, dan cuenta que en el recién iniciado 2014 y de acuerdo a las tendencias que se vienen dando los ricos continuarán aumentando sus fortunas, ya que las tasas seguirán bajas, el mercado de acciones continuará en alza y la economía global crecerá al menos un 2%. Condiciones estas que favorecerán a quienes cuentan con mayor cantidad de bienes, en desmedro de los que menos tienen.
Luego de Gates y Slim, dueños de dos súper fortunas superiores a los setenta mil millones de dólares, quien aparece en el tercer lugar de esa selecta nómina, es Amancio Ortega, fundador de Inditex cuya fortuna se incrementó 8.900 millones para totalizar de esa manera 64.000 millones de la divisa estadounidense. Luego cuarto viene William Buffet con 60.800 millones y en el quinto puesto Ingvar Kamprad, fundador de Ikea, con 53.400 millones.
Los que aparecen en las ubicaciones privilegiadas de estos 300 súper millonarios en su mayoría son quienes incursionan en el sector tecnológico, ya que además del número uno Gates, aparecen los fundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page; el de Amazon, Jeff Bezos; y el creador de Facebook, Mark Zuckerberg.
En cuanto a los latinoamericanos, tras resignar el primer puesto el mexicano Slim -propietario de la telefonía Claro, entre otras-, siguen siendo holgadamente el más rico de la región, con sus 73.800 millones, ya que en segundo lugar aparece el brasileño Jorge Lemann con 29.000 nillones, quien es un ex jugador profesional de tenis, que amasó su fortuna comercializando la hamburguesa Burger King, la cerveza Budweiser y la salsa de tomate Heinz.
La existencia de ricos cada vez más ricos es una consecuencia directa de la manera en la que se distribuyen los ingresos en el mundo, pues por lógica cuando un sector acumula más hay alguien que debe resignar de su parte. Los poderosos hacen valer eso sobre quienes carecen de posibilidades. Es así que el 20% del sector superior de la pirámide mundial se favorece con el 70% del total de los ingresos, mientras que allá abajo, en la base de la pirámide, ese sector apenas si recibe el 2%, tal como lo ha revelado un estudio de la UNICEF, el organismo dedicado a las infancia de las Naciones Unidas.
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