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Editorial Jueves 13 de Febrero de 2014

Logro argentino

Un relevamiento de índole mundial ubica a la Argentina en el séptimo puesto de los países donde más fumadores dejan el hábito. Además es primero en latinoamérica.

REDACCION

Por REDACCION

Aunque últimamente casi todas las estadísticas internacionales no son favorables a nuestro país, al menos esta vez es a nuestro favor. La misma fue realizada por el Instituto para Medición y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, estableciendo que la Argentina tiene una de las tasas de reducción del tabaquismo más aceleradas de la región, constatando que entre 2006 y 2012 el hábito de fumar fue cayendo a razón de 2,8% anual.

De acuerdo con este estudio, nuestro país terminó ocupando el séptimo lugar dentro de los de mayor tasa de disminución anual de la cantidad de fumadores diarios, un ranking cuyo primer lugar ocupó Islandia con menos 5,6%, Ruanda menos 5,2%, Dinamarca menos 4,7%, Noruega menos 4,1% , Madagascar menos 3%, Haití menos 2,9% y luego la Argentina, una ubicación que además le permitió un excelente posicionamiento dentro de los latinoamericanos. En una anterior medición realizada por esta misma Universidad de la capital estadounidense, que abarcó el lapso entre 1986 y 2006, nuestro país sólo había registrado una disminución del 1% de los fumadores.

Un aspecto central para ir avanzando en estos objetivos lo constituyen las políticas públicas en cuanto a la lucha contra el tabaquismo, y en tal sentido aquí en la Argentina es bastante alta, considerando los avances que hubo en los últimos años en cuanto a las limitaciones impuestas a los fumadores, en oficinas, bares, restoranes, salas de juego y en general locales cerrados, además de todo el transporte, lo cual ayudado por las campañas contra el tabaco permite ir avanzando fuertemente en los objetivos propuestos, concretamente con esa sensible baja de 2,8% anual de los fumadores.

Se consigna en el informe, respecto a lo apuntado, que en los últimos 10 años en la Argentina se adoptaron medidas antitabaco muy importantes, como en junio de 2011 cuando mediante la ley 26.687 se implementó la regulación de la publicidad, producción y consumo de los productos elaborados con tabaco, destacándose además que ya en 2007 se había establecido el programa nacional de Control del Tabaco, mediante el cual se dispusieron numerosas limitaciones, entre ellas la venta a los menores de edad.

Uno de los puntos en que se insiste especialmente, válido para todas las circunstancias, es que "resulta decisivo el nivel educativo de la población, ya que la hace muy consciente de la necesidad de evitar riesgos en la salud", siendo el cigarrillo uno de esos factores de muy elevado peligro, debido a las numerosas enfermedades provocadas por el hábito de fumar.

En nuestro país se ha ido progresando sostenidamente en cuanto a la gente que dejó de fumar, entre quienes lo hacía diariamente, pues entre 1986-1996 hubo progresos sólo modestos, pero ya entre 1996-2006 se fue acelerando, para ahora entre 2006-2012 haber alcanzado esa proporción de 2,8% que resulta excelente en la comparación internacional.

Respecto al extremo contrario, es decir aquellos países en los cuales aumentó la cantidad de fumadores, tenemos a Libia con más 3,4%, Egipto más 2,1%, Costa de Marfil más 2,1% y Albania más 1,9%.

Volviendo al ámbito local, que es por cierto el que más interesa, también debe decirse que aún habiendo alcanzado este importante ritmo de disminución de fumadores, el país sigue teniendo una de las tasas más altas de latinoamérica, ya que aquí fuman el 23,9% de los hombres y el 15,9% de las mujeres, aun cuando las enfermedades derivadas del tabaquismo causan 40.000 muertes al año en nuestro país, en tanto que los tratamientos por el consumo de tabaco originan gastos de 5.000 millones de pesos al año, lo cual significa el 10% del total mundial.

Aún ganando algunas pequeñas batallas, se requiere continuar con el frente abierto contra el tabaquismo, ya que aquí en el país fuma uno de cada tres adultos, estimándose como muy probable que la mitad de ellos contraiga alguna enfermedad obstructiva crónica, que afecta el sistema respiratorio y también, puede perjudicar a otros órganos del cuerpo. La falta de aire al hacer alguna actividad física o simplemente subir escaleras y caminar es consecuencia de la reducida incapacidad de los pulmones afectados por la nicotina.

Una disputa que debe continuar enervada a su máxima expresión, ya que es una manera directa de salvar vidas y lograr una mejor calidad de vida, consecuencia de este desgraciado hábito.

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