Por REDACCION
Latinoamérica tiene el 8% de la población mundial, pero más de un tercio de los asesinatos que se cometen en el planeta. Es que casi todas las regiones fueron disminuyendo sus estadísticas, pero en cambio los países latinoamericanos fueron en vertiginoso incremento. Una clara muestra de lo que sucede en esta parte del mundo es que por diversos motivos unas 400 personas terminan en la morgue cada día, siendo los homicidios tantos y con tal seguidilla que mueren 4 personas cada 15 minutos, siendo tanta la violencia y sus consecuencias que prácticamente se ha convertido en una costumbre. Casi no llama más la atención cuando se conocen noticias sobre crímenes y acciones de esta clase de violencia extrema, lo que en realidad es tan preocupante como los hechos mismos.
Los 7 países de mayor violencia son Brasil, Venezuela, Colombia, El Salvador, Honduras, Guatemala y México, en los que se mata por control territorial, por tráfico de drogas, por disputas políticas y también por reyertas personales, aunque exista otra infinidad de motivos. En tal sentido, un estudio de las Naciones Unidas clasifica en tres los tipos de asesinatos: delictivo, interpersonal y sociopolítico, ocupando Latinoamérica el primer lugar en los tres.
Detrás de cada homicidio y de cada muerto hay muchas personas vivas, desde narcotraficantes, policías, grupos de exterminio, hacendados o simplemente menores que andan armados. Además, por supuesto, de jueces sobresaturados, abogados que son costosos, cárceles hacinadas y los familiares de quien perdió la vida o de quienes terminan tras las rejas. Toda una inmensa problemática que no recibe la atención debida ni tampoco los recursos necesarios para ir tomando otro rumbo.
Existe toda una cultura sobre la violencia, que viene desde la cuna y también a lo largo de varias generaciones, lo cual será muy difícil de erradicar o siquiera ir atenuando sus efectos negativos sobre la sociedad en su conjunto. Es sencillo de imaginar hasta dónde llega todo esto cuando los jóvenes rara vez tienen remordimiento por haber matado a alguien, sino que sienten vergüenza de haber sido descubiertos y aprehendidos por las fuerzas de seguridad. Matar es considerado normal, en especial si tenemos presente que la mayoría de las veces todo queda en la más absoluta impunidad.
En Latinoamérica entre 2000 y 2015 murieron por causas violentas 2,6 millones de personas, dando cuenta un informe del Banco Interamericano de Desarrollo que la mitad de los homicidios ocurre en las calles.
La ciudad que tiene el mayor índice de muertes de jóvenes y adolescentes es Fortaleza (Brasil), donde la tasa era en 2013 de 267,7 por 100.000 habitantes entre aquellos que tienen 16 o 17 años. Mientras que Venezuela, segundo en esa lista de número de asesinatos, en 2016 hubo 28.479 muertes violentas, nada menos que diez veces más que el promedio mundial.
El narcotráfico es la causa mayor para que se cometan tantos homicidios, al menos en los siete países más afectados, apareciendo problemas comunes en casi todos ellos. La guerra contra las drogas en México fue el año pasado el conflicto más letal del mundo, sólo superado por Siria, lo cual da una idea muy aproximada a la realidad. En cambio en otros como Guatemala, El Salvador y Honduras la guerra entre pandillas los situó como la región del mundo con más tasa de homicidios. Por su parte Colombia, que alcanzó picos alarmantes, ahora está en búsqueda de la paz y los asesinatos disminuyeron bastante, aunque fueron 12.000 en 2016.
Venezuela, al que ya mencionamos arriba, es un capítulo aparte, pues sufre una descomposición social y económica profunda, donde hasta el año pasado y por los 8 años anteriores la fiscalía no dio a conocer cifras. En Brasil en tanto la lucha es por el territorio, sea en zonas urbanas o despobladas, teniendo además ese país una de las policías más letales del planeta.
Un dato revelador e indicativo sobre toda la región latinoamericana es que cada año mueren asesinadas 144.000 personas, y que una lista confeccionada en México con las 50 ciudades más violentas del mundo, nada menos que 43 de las mismas son de países latinoamericanos.
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