Por REDACCION
Por Silvia Premat
La gran estrategia militar del general José de San Martín, que logró despistar y vencer a los realistas asentados en Santiago de Chile hace dos siglos, se basó en avanzar en forma casi simultánea a través de pasos a lo largo y lo ancho de la cordillera altiva, helada y peligrosa. También conocidos como rutas sanmartinianas, esos pasos podrían ser Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad, según una solicitud del gobierno de la Argentina aceptada recientemente.
La postulación ante la UNESCO para que esas rutas se sumen a los 1.073 sitios de 167 Estados que hoy son reconocidos como lugares de la Tierra con un "valor universal excepcional" fue presentada por el anterior gobierno argentino e inscripta en una lista preliminar de esa organización. Este es el primer paso de un proceso que culminaría el próximo mes de febrero.
El mentor del proyecto, Rodolfo Terragno, el embajador argentino ante la Unesco, aseguró en ese momento que estaban avanzadas las conversaciones para que se incorpore a la presentación el gobierno de Chile, de manera que la solicitud resulte de carácter binacional.
El hecho podría compararse con la Ruta de la Seda, que conectaba Europa y Asia y se usó entre los siglos II a.C. y XVI para el comercio y el intercambio cultural y científico, y fue consagrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2014, según un pedido conjunto de los gobiernos de China, Kazajstán y Kirguistán.
Terragno presentó los avales y adhesiones con los que cuenta el proyecto, además de los documentos que certifiquen las características que hacen de aquella gesta "una hazaña digna de otra Ilíada", según la describió una revista de la propia Unesco en 1961.
En este sentido, fueron convocados expertos, instituciones de las ciencias, la historia y la cultura, para aportar elementos sobre las características diferenciales de la región andina surcada por los pasos.
Se llamó entonces a una "cruzada patriótica", que representa un objetivo "impostergable que hace a nuestra autoestima, al convencimiento, a la dignidad de los argentinos".
Se destacó además, que es importante "especialmente para los más jóvenes, que vean que un señor, que se llamó San Martín, aspiró a mucho y lo logró; que no tuvo miedo y no tuvo límites".
La postulación ante la Unesco contó en un primer momento con el apoyo de las cámaras de Diputados y Senadores de la Nación, los gobiernos de las provincias cuyanas, la Academia Nacional de la Historia, el Instituto Nacional Sanmartiniano, la Universidad de Salamanca, arqueólogos y geólogos del Conicet y unas ocho mil firmas de particulares.
Posteriormente, se involucraron en el proyecto más organismos del estado, como la Secretaría de Cultura, la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos, la Comisión Nacional Argentina de Cooperación con la Unesco y el Instituto Geográfico Nacional.
Terragno destacó que la acción de San Martín "no fue contra España sino contra el absolutismo" y que el propósito del Libertador se evidencia en un hecho que suele pasar inadvertido: el Ejército de Los Andes transportó, junto a las armas, dieciséis cajas con unos setecientos libros que había traído San Martín desde España y que nutrieron luego bibliotecas chilenas y serían el embrión de la Universidad del Perú.
En la presentación se cita a historiadores e investigadores extranjeros con la intención de señalar la valoración científica internacional. Algunos de esos especialistas comparan el cruce de los Andes con los cruces de los Alpes de Napoleón Bonaparte y Aníbal Barca.
Pero según el historiador Daniel Balmaceda son comparaciones inadecuadas: "La gesta sanmartiniana fue una proeza heroica. Llevada a cabo por el hombre que logró superar obstáculos de todo tipo, políticos, económicos y logísticos, en pos de un noble objetivo. Porque, a diferencia de los planes de conquista de Aníbal y Bonaparte, el general San Martín marchó para dar la libertad a medio continente".
A diferencia de los hombres de Bonaparte y Anibal, los de San Martín recorrieron caminos intransitables, superaron riesgosas cornisas y no contaron con poblaciones donde reabastecerse de alimentos y bebidas para ellos y sus animales, por lo que debieron acarrearlas, igual que las armas y municiones.
La gran estrategia de San Martín es descripta con detalle en el documental en seis capítulos escrito y dirigido por Alicia Mingorance, disponible en la página de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Mendoza. Allí se describe que la exitosa acción militar, en enero y febrero de 1817, se desarrolló en un frente de avance de 2.000 kilómetros de extensión y un ancho de 300 kilómetros en línea recta desde la precordillera al Pacífico, con alturas que oscilaban entre los 3.400 y 5.000 metros, en lo que fue definido por todos los analistas como "una estrategia militar perfecta".
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