La recaudación

En el pasado mes de julio la recaudación alcanzó una expansión del 28% en forma interanual, es decir, en comparación con igual mes de 2010, totalizando 47.844 millones de pesos, de acuerdo con el informe oficial desde la AFIP, cuyo titular se encargó de ensalzar lo positivo de estos números, sostenidos por el crecimiento del consumo y la mayor cantidad de trabajadores regularizados.

Pero además, se destacó muy especialmente el traspaso de la medición en dólares, ya que en esa divisa aumentó 22,3% con 11.590 millones, pudiéndose hacer entonces un cuadro comparativo con lo que sucedía en la década de los años 90, ocasión que en el mes de julio de 1998 se produjo el récord de ingresos con 4.391 millones de dólares.

Volviendo a estos más de once mil millones de dólares del pasado julio, establecieron además tres récords históricos en el nivel nominal de algunos tributos, como el caso del impuesto al cheque con un total de 3.293 millones, en seguridad social se llegó a 14.265 millones, en tanto que el IVA aportó 13.214 millones, registrando esos tres rubros incrementos superiores a los 30 puntos.

Hasta aquí todo reluciente, aunque claro, no hizo alusión alguna al efecto inflacionario, que indudablemente está y provoca el deterioro de las cuentas, al menos para la gente, probablemente no tanto para el Gobierno, que al ver fuertemente incrementados los ingresos en comparación con lo establecido en las metas presupuestarias, cuenta con recursos de libre disponibilidad. Es decir, una metodología que se ha venido utilizando todos estos años de crecimiento, volcando esos recursos a prácticas que no son las más convenientes, y que fueron calificadas como "de la billetera". Es que si consideramos los niveles inflacionarios, no los del INDEC sino los de organismos provinciales y también el del Congreso donde confluyeron las consultoras privadas para evitar sanciones, estaríamos muy cercanos entre el crecimiento de 28 puntos de la recaudación con la inflación estimada.

Otro de los puntos que debe ser considerado, es que julio tuvo la inyección de mayor flujo de dinero, pues se dispuso el medio aguinaldo, viéndose reflejado especialmente en el IVA con sus más de trece mil millones, que si bien aporta mucho para la recaudación, es en cambio uno de los impuestos más regresivos ya que impacta directamente en el consumo, y allí pagan tanto los más pobres como los más ricos.

Salarios en dos enfoques

En el pasado mes de junio, según informe oficial del INDEC, los salarios registraron una suba de 3,7%, elevando a 13,6% para la primera mitad del año. Y otra vez se produce un enfrentamiento con la realidad, ya que si se toman con exclusividad los índices del citado organismo, tenemos que frente a una suba inflacionaria de 0,7%, entonces los haberes habrían registrado una mejoría de cinco veces más. En cambio, si se toman mediciones privadas, la diferencia se reduce bastante, aunque de todos modos mantiene una marcada ventaja en favor de los salarios.

Yendo a las cifras oficiales y extraoficiales, tenemos por ejemplo que según el INDEC en los primeros seis meses los precios aumentaron 4,7%, pero en cambio para el "índice Congreso" ese  mismo rubro tuvo una suba de 23,6%, por lo cual de acuerdo con el primero los salarios tuvieron en seis meses una mejoría de 8,9%, en cambio con la inflación de las consultoras los ingresos no sólo no habrían mejorado sino que en muchos casos resignado una importante porción de su poder adquisitivo.

Tal como con la recaudación que se analiza arriba, ocurre con los salarios, debido a la inevitable confrontación entre las mediciones de la inflación, que muestran dos perspectivas muy diferentes, lo que muchos denominan el país de la ficción y el de la realidad, los cuales muchas veces se encuentran y permiten advertir dos facetas absolutamente disímiles.

En cuanto a las mejoras salariales de acuerdo con el INDEC, tenemos que uno de los sectores que resultó más favorecido fue el de los trabajadores "en negro" con 18% mientras que los incluidos dentro del nivel formal se ubicaron dentro del 15%.

Tomando una referencia promedio para las subas salariales del primer semestre, oscilaron entre 23 y 25 por ciento, lo cual es 5 puntos porcentuales menos que en igual período de 2010.