Por REDACCION
Generalmente los errores se pagan, a veces con un altísimo precio. Eso es lo que se observa en la Argentina, donde los políticos de derecha, izquierda o centro que ocuparon cargos públicos o que actualmente se desempeñan en la función pública mostraron resultados pésimos que lejos distan del relato edulcorado que, como embaucadores, procuran imponer y que opera como un canto de sirenas. Una vil trampa. Es decir, una cosa es lo que hicieron y otra lo que cuentan que hicieron, hay un mundo de diferencia entre la realidad y lo que ellos tratan de representar.
La improvisación de los gobernantes asusta y salta a la vista con un país resquebrajado, con pobreza extrema y graves problemas de educación. El precio de esta decepcionante gestión de lo público lo pagan los argentinos, en especial quienes viven en la pobreza y la indigencia, que son cada vez más como resultado de las políticas de derecha pero en gran medida de las populistas.
Cada día salen a la luz estudios o relevamientos que, como una foto, reflejan el deterioro socioeconómico del país. Entonces, la pregunta es cuánto soportarán las nuevas generaciones que no encuentran oportunidades para crecer y realizarse en el lugar en el que nacieron. La sociedad va camino a convertirse en una peligrosa olla a presión que en algún momento puede estallar, como sucedió en Francia o Chile en los últimos años, donde una chispa desató un infierno. Ese que viven miles y miles de jóvenes sin oportunidades, oprimidos en villas de emergencia donde la única alternativa para "tener algo" es iniciarse en la venta de drogas o ser un soldadito de las organizaciones criminales. En esos ambientes, el futuro solo es un día y la vida no vale nada, nadie lo discute.
En este contexto adverso del que la Argentina no puede salir gobierne quien gobierne, por lo menos dos millones de argentinos dejaron de pertenecer a la clase media a raíz, en gran parte, de los efectos negativos de la pandemia de coronavirus en las economías familiares, con lo que el país quedó relegado al sexto puesto entre los de América Latina y el Caribe, de acuerdo con un informe del Banco Mundial. A pesar de que en el imaginario colectivo aún se mantiene la idea de que la Argentina es el líder en la región en cuanto a la proporción de la clase media en el total de sus habitantes, los datos del organismo internacional indican que pasó del cuarto puesto en 2019, detrás de Uruguay, Chile y Panamá, al quinto en 2020, superado también por Costa Rica y muy próximo al nivel de Brasil.
En base a la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y considerando “clase media” a las personas que tuvieron ingresos diarios de 13 a 70 dólares, el Banco Mundial comprobó que 1,7 millón de personas dejaron ese estrato social dentro de los 32 conglomerados urbanos de la medición. Pero como el universo considerado en la medición del INDEC abarca a un poco menos de 30 millones de habitantes, una extrapolación al total de los más de 45 millones que habitan la Argentina dejaría a la cantidad de personas que dejaron de ser de clase media en más de dos millones.
Hasta 2019, el 51% de la población argentina estaba dentro de la clase media, pero al año siguiente, con una caída del PBI del 9,9%, ese porcentaje tuvo una baja de entre 3,3 y 9,7 puntos porcentuales, si se consideran o no los efectos de las medidas de mitigación de la crisis. En 2019, Uruguay lideraba el listado de países de América Latina y el Caribe, con un 68,3% de su población dentro de la clase media, seguido por Chile, entre el 62,8% y el 63,3%, y Panamá, con el 56,9%. La Argentina superaba levemente a Costa Rica, que por entonces contaba con el 50,4% de su población en la clase media, y por 6,5 puntos porcentuales a Brasil, que mostraba a un 44,6% de sus habitantes en esa condición.
Los datos de 2020 mostraron que la caída fue más pronunciada en la Argentina que en el resto de los países, entre los que se destacó Brasil que, por el contrario, registró una mejora si se tienen en cuenta las medidas de mitigación. El año pasado, la clase media argentina pasó a ser del 41,4% al 46,6% sin considerar las medidas de atenuación de la crisis y del 42,6% al 47,8% si se las tiene en cuenta en la medición, lo que representa un retroceso de 3,3 a 9,7 puntos porcentuales.
El informe del Banco Mundial, titulado “El lento ascenso y súbita caída de la clase media en América Latina y el Caribe”, destaca el efecto de la pandemia en el nivel de vida de los países de la región, que en general venían mostrando una tendencia levemente positiva hasta 2019. En una evaluación general para la región, el organismo consideró que es probable que la crisis de 2020 revierta en poco tiempo muchos de los logros sociales que tardaron décadas en materializarse en América Latina y el Caribe. En ese sentido, destacó que en las últimas dos décadas, la región ha visto reducirse a casi la mitad el número de personas que viven en la pobreza y aumentar el tamaño de su clase media, situación a la que será difícil retornar.
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