Inseguridad

Por REDACCION

De acuerdo con los datos difundidos a través de un documento de las Naciones Unidas, cuyo título es "Seguridad ciudadana con rostro humano", en el cual fueron relevados 18 países latinoamericanos, el resultado arroja que la Argentina es el que tiene mayor tasa de robos por habitante. Lo cual sin dudas termina conformando un muy triste y lamentado posicionamiento, realmente revelador en cuanto al nivel de inseguridad que por aquí ondea.

Lo que resulta curioso es que si bien la inseguridad se cuenta encabezando el listado de preocupaciones que tiene la población, con un fuerte incremento delictivo en estos últimos años, esta encuesta del organismo mundial está sostenida con estadísticas correspondientes a 2008, habiendo sido el último en que aquí se confeccionaron esta clase de trabajos. Es decir, que ya un lustro atrás, teníamos un muy alto nivel de criminalidad, lo cual se ha ido acentuando con el transcurrir del tiempo.

Aun cuando en el relevamiento se incluyen diversos aspectos relacionados con la inseguridad, en lo que hace a robos por habitante la Argentina se encuentra encabezando con 973 hechos al año, apareciendo luego México con 688, Brasil 572, Chile 456, Honduras 276, Perú 217, Venezuela 211, República Dominicana 210 y El Salvador 88 en los diez primeros sitios. Esta cantidad de robos es la que se registra por cada 100.000 habitantes, con lo cual tenemos que en nuestro país según este informe, una de cada diez personas es víctima de un robo a lo largo del año.  En el apartado sobre hurtos, nuestro país se ubica en segundo lugar con 715 cada cien mil habitantes, encabezando la nómina Uruguay con 3.093 que constituye una cantidad realmente llamativa.

En cuanto al uso de armas para cometer un delito, nuestro país también se ubica al frente con el 60% de los casos, en tanto que Chile se ubica segundo con 36%, apareciendo luego México, Perú, El Salvador y Brasil en ese orden. No obstante, y aquí aparece una buena para la Argentina, la tasa de homicidios es notoriamente más baja que el promedio de los demás países latinoamericanos, con 5,8 crímenes cada cien mil habitantes, siendo Chile el que tiene la tasa más baja con sólo 2 muertos, apareciendo en cambio al tope Honduras con 77, ubicándose luego México con 23 y Brasil con 16. En tal sentido, las Naciones Unidas consideran a aquellos países que tienen una tasa superior a 10 muertos cada 100.000 habitantes como víctimas de una epidemia, no incluyéndose dentro de tal condición Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Costa Rica, Nicaragua y Perú.

Se señala en el informe que entre 2000 y 2011 -año este en que se tomaron los datos de las últimas estadísticas con excepción de la Argentina que datan de 2008 pues fue el último relevamiento efectuado, ya que desde ahí en adelante se ingresó en una etapa de negación, ocultando la situación- la tasa de homicidios en Latinoamérica se incrementó 11%, contrastando claramente con el resto del mundo, donde hubo descensos o bien la estabilización, ya que ninguna otra región aumentó. 

Por causa de la violencia criminal en los países latinoamericanos y caribeños en una década han muerto alrededor de 1 millón de personas, en tanto que los robos se han triplicado en los últimos 25 años. Todo lo cual describe de manera contundente la ola criminal que cubre toda la región.

En cierta forma esto aunque no justifique lo que acontece en nuestro país, sirve para encontrarle explicaciones, pues se trata de algo común en toda la región, aunque también deben considerarse otros factores de fuerte incidencia, de modo especial en cada uno de los países. Aquí por ejemplo el fuerte avance de la droga contribuyó fuertemente para incentivar el auge de la delincuencia, y especialmente acompañada por una violencia muy grande, donde el valor de la vida parece ser algo mínimo. 

La pobreza es también otro de los factores que impacta en la falta de seguridad, llevando a mucha gente que en otras condiciones no incursionaría en la delincuencia, en especial en robos y hurtos, que ven como una de las formas de poder sobrevivir dentro de condiciones realmente asfixiantes, por la falta de trabajo y de posibilidades para acceder a un empleo.

Este es el panorama que ofrece la inseguridad desde las estadísticas, una forma interesante de poder analizarla.