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Editorial Jueves 22 de Diciembre de 2011

Inflación y canastas

EDITORIAL

Redacción

Por Redacción

En esta ocasión, en lo que corresponde a las mediciones inflacionarias del mes de noviembre pasado, por primera vez , la registrada en Rafaela estuvo por debajo de la del INDEC, un dato realmente curioso y que llama la atención. Es que mientras el organismo oficial que desde 2007 en que fue intervenido directamente por parte del gobierno para manipular los índices, registró en penúltimo mes del año 0,6% de inflación para el citado lapso, la consultora Develar que hace similares -aunque no iguales en cuanto a cantidad de elementos- mediciones aquí en la ciudad, tuvo un registro de 0,4%.

Es probable, y así dan cuenta algunos analistas de esta problemática, que se haya resentido en alguna medida el consumo, con lo cual el decaimiento de la demanda impacta en una contención de los precios. De todos modos, con el arribo de las fiestas de fin de año, siempre se movilizan de manera importante las ventas, con lo cual ese efecto -de ser real- perderá significación en cuanto a la baja inflacionaria, aunque de todos modos, habrá que aguardar algunos meses más para observar con mayor nitidez lo que pueda irse dando en la evolución del costo de vida, en especial, luego de estos meses atípicos en cuanto a las ventas.

Donde sí se sigue dando una situación sumamente irreal, pues viene del arrastre de mediciones que no se ajustan a los hechos, es con las canastas de la pobreza e indigencia que elabora el INDEC, mostrando un escenario absolutamente ficticio, como lo es por ejemplo que una familia tipo -matrimonio y dos hijos en edad escolar- con un ingreso mensual de apenas 1.385,90 pesos no sea pobre, en tanto que un grupo familiar de igual composición con 627,32 pesos mensuales evite caer en la indigencia.

Como se advierte claramente, por las cifras en juego, se trata de algo que habrá que remediar, pues con el afán irrefrenable de reducir los niveles de pobreza con el objetivo de mostrar números positivos en el accionar del gobierno -aunque se trate finalmente de situaciones falsas-, se conforman canastas que de ninguna manera reflejan la realidad. Nadie puede considerar con cierto nivel de seriedad que una familia compuesta por el matrimonio y dos hijos pequeños puede vivir todo un mes con menos de 1.400 pesos. O que con menos de 630 pesos  -centavos más de 20 pesos por día- se evite caer en la indigencia.

Se trata sin dudas de dibujos hechos a medida para sostener en baja los niveles de pobreza, aún a contramano de la realidad, que es diametralmente distinta. Razones por las cuales, desde el gobierno se exhiben porcentajes de pobreza por debajo de los dos dígitos, cuando todos los entes restantes, sean privados como algunos de organizaciones no gubernamentales pero con acceso a cifras mediante organizaciones internacionales, llegan a coincidir en la triplicación de las cifras oficiales.

Veamos algunos detalles más, para tener una mayor comprensión de lo que sucede, aunque pueda considerarse obvio. La canasta básica total de 1.385 pesos, para un grupo familiar, incluye la alimentación, pero además los servicios básicos como salud y transporte, además de vestimenta; en tanto que la canasta básica alimentaria, que mide la indigencia, como su nombre lo dice refiera con exclusividad a los alimentos. De tal manera, con 46 pesos por día una familia tipo elude insertarse dentro de la pobreza, manteniendo así los índices reducidos que el gobierno pretende para su gestión.

Es decir, y como en muchos otros aspectos, se termina confrontando entre ficción y realidad, siendo esta última imposible de ocultar dentro del transcurrir del tiempo, que es el que en definitiva se encarga de poner las cosas en el nivel de superficie y a la vista de todos.

Volviendo a la comparación entre el INDEC y Develar, nacional y local respectivamente, si bien se registró esa situación tan especial en noviembre pasado, en cambio si observamos al largo completo del año de enero a noviembre, mientras el organismo oficial acumuló una inflación de 8,6%, la consultora rafaelina en cambio lleva un acumulado de 21,1%, una marcada diferencia por cierto, que no triplica pero llega cerca.

Es por esas razones entonces que habrá que aguardar para ver de qué manera será la tendencia inflacionaria de ahora en adelante, ya que el gobierno también ha comenzado a admitir el desgaste que origina este flagelo. Esta vez, siendo la primera, los precios en Rafaela aumentaron en menor medida que el clásico y poco menos que inamovible 0,6% del INDEC. Dos décimas menos de ninguna manera pueden advertirse en la realidad de las compras, pero al menos es un síntoma para tener en consideración.

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