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Editorial Miércoles 6 de Noviembre de 2013

Industria en rojo

El déficit del sector industrial en cuanto a ventas y compras del exterior, fue en los tres primeros trimestres de 20.000 millones de dólares.

REDACCION

Por REDACCION

El déficit comercial de nuestra industria con el exterior no para de acrecentarse, a pesar de todas las medidas restrictivas dispuestas para que justamente eso no ocurra. Al cabo de los tres primeros trimestres del año el rojo ascendió a 20.000 millones de dólares, según datos oficiales difundidos por el INDEC.

Las exportaciones argentinas de origen industrial en el período que va enero a septiembre ascendieron a 20.237 millones de dólares, mientras que por su parte las importaciones de insumos industriales y bienes terminados llegaron a 40.567 millones, lo cual provoca un desbalance notable, con fuerte impacto en las cuentas fiscales.

Es que el rojo de la industria ascendió en ese lapso, para ser exactos, a 20.330 millones de dólares, razón por la cual si se agrega al déficit que provoca la compra de energía, entonces el desequilibrio para esos 9 meses llega a los 25.000 millones de dólares.

Eso por un lado, donde se cuenta lo negativo, mientras que hasta la fecha aludida la balanza comercial se mantuvo positiva en la suma de 7.142 millones de la divisa estadounidense, encontrándose explicación por las fuertes ventas de cereales, carnes y alimentos, un segmento en el cual en esos tres trimestres tuvo como más destacado en cuanto a la expansión de 36% al rubro frutos secos y oleaginosos -entre los que se cuenta la soja- viéndose favorecido por los mejores precios internacionales.

De tal manera, la descripción de esta situación donde los productos primarios deben sostener el déficit que provoca el sector industrial, es clara demostración que la pretendida y tantas veces declamada industrialización, no sólo alcanza a avanzar sino que se encuentra en retroceso.

Analistas del comercio internacional dan cuenta que la industria argentina tropieza sistemáticamente con dificultades por una serie de aspectos, entre los cuales sobresale el "desbalance de los sectores automotriz y el de bienes de capitales", además del bajo valor agregado que tienen gran parte de las exportaciones industriales locales, en virtud que en muchos casos se trata del ensamblaje de insumos importados, o bien se trata de productos de baja o mediana elaboración, tales los casos de textiles o calzados.

Se refiere además que al menos el 40% de las exportaciones industriales corresponde a "material de transporte terrestre", encontrándose en el marco de los acuerdos con Brasil en el "intercambio compensado", el cual es deficitario para nuestro país, incluso incluyendo en el mismo el rubro autopartes. En tal sentido la consultora CIFRA señala que en 2012 el déficit en el sector automotor fue de 4.391 millones de dólares y en el correspondiente a bienes de capital de 6.850 millones, haciéndose alusión además que las importaciones de mayor volumen son bienes de capital, junto a accesorios, como así también automotores y autopartes.

¿Qué significa eso? Pues nada menos que sin importaciones nuestro país no puede crecer sin ampliar las importaciones, aunque de hacerlo de tal manera se reduciría sensiblemente el superávit de la balanza comercial, el cual es considerable indispensable para el ingreso de dólares, siendo prácticamente la única alternativa posible de lograr ese objetivo. Es por esa razón que se presentan algunas incongruencias como resultado de este círculo vicioso, ya que la Argentina para crecer necesita importaciones -tanto de insumos como bienes de capital- para de tal manera ampliar su producción, crear puestos de trabajo y riqueza, además de ingresos para el fisco, pero esos importaciones están restringidas pues hay que pagarlas con dólares y el gobierno tiene instrumentado el cepo para evitar la ida al exterior de las divisas que necesita tanto como el aire. 

Todo es por lo tanto muy complejo de solucionar, ya que las exportaciones e importaciones también han sido seriamente afectadas por esta artificialidad que existe en toda la economía, habiéndose ingresado en una verdadera maraña de subsidios de la cual no se sabe cómo salir sin provocar un caos. Por cierto que no es recomendable la política de crack, sino la del gradualismo, pero como el gobierno no quiere siquiera oír la palabra "ajuste", es posible que mantenga la situación como puede de aquí a 2015 y después se haga cargo la administración que lo suceda.

Como punto de cierre, digamos que en tres primeros trimestres de 2013 el superávit comercial se contrajo en 3.000 millones de dólares comparado con igual lapso del año anterior.

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