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Editorial Miércoles 17 de Junio de 2020

Hay que pasar el invierno

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REDACCION

Por REDACCION

También fue en el mes de junio, pero el día 29, de un ya lejano año 1959, cuando la economía del país estaba atravesando por una de sus tantas crisis profundas.

En aquella época, la cotización del dólar ocupaba la tapa de todos los diarios y la preocupación de la gente crecía a pasos agigantados por la inestabilidad.

Fue en la fecha señalada cuando Alvaro Alsogaray, uno de los emblemáticos ministros de Economía pronunció una frase que hoy se sigue replicando en las situaciones complejas, luego de más de sesenta años.

"Lamentablemente, nuestro punto de partida es muy bajo. Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica. Es muy difícil que este mes puedan pagarse a tiempo los sueldos de la administración pública. Todavía seguiremos por algún tiempo la pendiente descendiente que recorremos desde hace ya más de diez años. Se ha cometido un error en definir a este programa como un programa de austeridad, dejando que cada uno de los habitantes del país viva como pueda y como quiera. Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: hay que pasar el invierno", expresó Alsogaray en aquel mensaje, que no pierde actualidad.

Hoy, la economía también necesita pasar el invierno. El desafío es tan grande como en 1959, con la salvedad que en aquella oportunidad, se fue clarificando el panorama como consecuencia de la llegada de inversiones extranjeras, de un modo particular en la industria automotriz.

Por estos tiempos, la pandemia que desembarcó en marzo de este año en nuestro país y que justamente en estos días ha mostrado un crecimiento exponencial de casos, tiene paralizados a varios sectores de la economía.

La estrategia del gobierno, indiscutible desde todo punto de vista, fue desde el inicio, la de priorizar la salud de la gente, habida cuenta de los antecedentes registrados por entonces en los países más afectados.

En ese momento, cuando se decretó la primera cuarentena, todos se mostraron de acuerdo, porque era lo más importante a la hora de poner en marcha un programa que logre frenar el avance del Covid-19.

Los resultados fueron satisfactorios, pero en la medida que fue reiterándose el pedido del aislamiento social con el "quedate en casa", comenzaron a surgir dificultades en lo económico, que generaron un sistemático malestar en la población.

Los reclamos se hicieron sentir cada vez con mayor fuerza, prácticamente en la mayoría de los sectores que vieron cómo se reducían de manera considerable sus ingresos en muchos casos y en otros era casi nulos o inexistentes.

Una sigla que no se mencionaba con tanta insistencia como en los últimos tiempos, el AMBA (Area Metropolitana Buenos Aires), encendió todas las alarmas a la hora de brindarse los informes del Ministerio de Salud.

Las cifras hoy son alarmantes y los cuestionamientos se empezaron a suceder, para que la "interna" entre Ciudad y Provincia, haga por estas horas demasiado ruido, instalando las cuestiones políticas por encima de las sanitarias.

Mientras las discusiones van subiendo de tono y se plantean exigencias, que a esta altura ya resquebrajaron las buenas relaciones de hace un tiempo, el país sigue navegando a la deriva.

Una nueva postergación en la renegociación de la deuda. La decisión de expropiar Vicentin. Las denuncias de espionaje contra el gobierno anterior, lamentablemente, hoy parecen haber desplazado del centro de la escena a una cuestión tan sensible como la pandemia, que nos sigue preocupando a todos los argentinos.

Desde el gobierno se atienden las necesidades de los sectores más vulnerables y está correcto que así ocurra, pero también deberían ocuparse las autoridades de quienes necesitan retomar sus trabajos habituales.

No solamente estamos haciendo referencia a los productores, empresarios y comerciantes. También a los que no pueden desarrollar otros trabajos que hoy no están comprendidos entre los esenciales o tienen claras restricciones.

La nómina sería demasiado extensa y seguramente cometeríamos algunas injusticias en el afán por mencionar a cada una de esas actividades que por ahora siguen esperando una respuesta concretar para volver a funcionar.

Los plazos se van recortando en la lucha por la subsistencia y no se vislumbra una solución cercana en determinadas situaciones. Incluso, el anuncio de una nueva cuarentena ya es considerado un secreto a voces.

Hasta se llegó a manifestar que el panorama seguirá igual hasta septiembre, en una declaración imprudente de algunos funcionarios, quienes vaticinan que podría mantenerse esta situación hasta septiembre. Como dijo Alsogaray, debemos prepararnos porque hay que pasar el invierno.

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