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Editorial Viernes 31 de Diciembre de 2010

¡Hasta el 2011!

Termina un año y comienza otro, se renuevan las esperanzas. Vayan nuestros mejores deseos para todos.

Redacción

Por Redacción

Tiempo de renovación de expectativas, de esperanzas, de reflexiones volcadas tanto en lo que pasó como en lo que habrá de aguardarnos en este nuevo año en el cual ingresamos. Undécimo escalón de un siglo del cual dejamos atrás toda una década, y que como primera reflexión nos deja aquella del vértigo con el cual van sumándose los años, uno tras otro, cronológicamente, para advertirnos, muchas veces, de la significación e importancia que en nuestras vidas tienen algunas cuestiones mucho más trascendentes, que hacen a la esencia misma de la vida.
Dejamos atrás el 2010, un período positivo en algunas facetas que mostraron una Argentina en movimiento, aunque quedando también pendientes algunas otras que, vienen siendo desde hace algún tiempo, motivo de preocupación, como la inflación por ejemplo, que repercute en un nivel de pobreza desproporcionado con relación a los índices que viene teniendo el crecimiento de la economía.
No estamos buscando una pormenorizada cronología de los acontecimientos que nos ocurrieron durante al año, simplemente un repaso de algunas de las cuestiones más trascendentes, que también deben puntualizarse en algunos logros bien determinados, como por ejemplo el ya consignado crecimiento de la economía, al cual se le debe buscar el más apropiado derrame. Es que, según puntualizan algunos estudiosos de esta problemática, tomando como ejemplo lo aplicado en otros países, la pobreza y la marginación no sólo se arreglan con dinero, sino y muy especialmente con educación, la cual se debe profundizar para que la gente disponga de mayores posibilidades y alternativas en su desarrollo.
El clima de confrontación que se mantuvo en la mayor parte del año fue otro de los síntomas que los argentinos definitivamente deben superar, y algo de eso se comenzó a apreciar en esta parte final del año, cuando tras la desaparición física del ex presidente Néstor Kirchner, la conducción a cargo de la presidenta Cristina Fernández comenzó a tomar un rumbo que, aunque sin modificaciones importantes en sus acciones, en cambio mostró un apreciable cambio en algunos hechos puntuales, como por ejemplo la aceptación del FMI para aconsejar los necesarios cambios que vuelvan a dotar de credibilidad al INDEC, como así también un cierto acercamiento con la oposición, que nunca hasta ahora había compartido absolutamente nada con el gobierno.
Justamente, ese cambio de actitud, le valió a la presidenta de la Nación recuperar una imagen y popularidad que había resignado, y que ahora tras la recompostura de su Gobierno en determinados aspectos, vuelve a mostrar índices parecidos a los que disponía en 2007 al llegar a la jefatura del Estado.
No es sin embargo tiempo de esta clase de análisis, ya que el inminente momento de cambio de calendario, aunque no signifique nada más que eso, una circunstancia con más de simbolismo que de practicidad, es propio para otras reflexiones. Como por ejemplo, que el 2011 por venir -que sin dudas tendrá aristas muy complicadas debido a su presencia electoral- nos resulte un puente para la reconciliación de todos los argentinos, y que aún con diferencias, puedan alcanzarse coincidencias en aquellos temas que nos son comunes, y que todos tenemos como meta y objetivo.
Que sean entonces estos momentos, propicios para que entre nuestros deseos más íntimos y personales, se agreguen también aquellos que hacen a la vida comunitaria, que es la que debe importarnos a todos por igual, pues nunca la dicha será plena si mientras nuestra mesa se encuentra repleta, la de muchos argentinos continúa vacía, esperando por tener su oportunidad.
Tengamos esperanza entonces, no sólo por nosotros, sino también por el mundo entero, que sigue inmerso en confrontaciones y luchas estériles, en tanto se esperan acuerdos que nos permiten poner coto al cambio climático que sigue avanzando inexorablemente, ante la pasividad de una humanidad que, ante tamaña postura, parece estar desafiando a la Naturaleza en su propia destrucción.
Se mezclan cuestiones en el debe y el haber, pero lo que aparece con mayor despliegue es la esperanza, esa misma que nos alcanza a todos, y que sólo reafirmaremos en su total dimensión, cuando hayamos depuesto antagonismos inconducentes.
¡Levantemos entonces la copa del brindis por este 2011 que seguramente nos dará la posibilidad de buscar nuestro destino!

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