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Editorial Sábado 6 de Marzo de 2021

Favores en el sector público

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REDACCION

Por REDACCION

Por momentos se advierte en la Argentina una baja graduación de los atributos éticos y morales, en especial en ciertos estamentos de la clase política, donde se busca sacar provecho personal de los recursos públicos -que puede ser dinero o no- o del cargo de poder que se dispone transitoriamente. La situación recuerda a la letra de aquel célebre tango denominado Cambalache, que entro otras verdades señala que los "los inmorales nos han igualado". Favores, tráfico de influencia, coimas son prácticas habituales en determinadas dependencias estatales que poco frecuentan las áreas de la transparencia y la eficiencia en el manejo de la cosa pública. 

En el país en el que se ha perdido la capacidad de asombro ante casos de corrupción, recientemente estalló un escándalo que salpicó las más altas esferas del gobierno central que lesionó incluso la credibilidad del Presidente de la Nación. La vacunación VIP se inscribe en la columna de las estafas a la fe pública y la comisión de delitos por parte de los funcionarios responsables. Para enfocar aún más el análisis queda por repasar qué es la corrupción según la Real Academia Española: en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.

El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) centró uno de sus recientes informes en el despido del ministro de Salud de la Nación cuando se hizo público que tenía una sala de vacunación para el Covid-19 donde atendía allegados. De esta manera, quienes contaban con la anuencia del entorno del funcionario podían acceder, sin turno ni espera, a la tan anhelada vacuna. Dada la acuciante escasez de vacunas y las dificultades de la población para acceder a ellas, esta conducta causó mucha irritación lo que terminó con su desplazamiento. El hecho no se hizo público por una investigación sino porque uno de los beneficiarios, un reconocido periodista de investigación, manifestó que por ser amigo del ministro accedió de manera simple y rápida a la vacuna. El rasgo más notable de la anécdota es la naturalidad con la que el periodista, que siempre buscó identificarse con los principios de igualdad ante la ley, aceptó el trato privilegiado por tener una relación personal con el funcionario.

Frente a esta eventual anomalía institucional vinculada al sensible tema de las vacunas, cabe preguntarse cuán natural es la distribución de favores en el sector público. Si bien no se dispone de información certera, Idesa identifica indicios muy sugerentes, por ejemplo, tomando datos del Ministerio de Trabajo para los años 2012 y 2020 se puede observar que el empleo registrado en relación de dependencia en empresas privadas pasó de 6,0 a 5,8 millones de personas. Y que el empleo público de planta pasó de 2,6 a 3,2 millones de personas. Es decir, advierte, que mientras el empleo formal en empresas privadas cayó en 200 mil puestos, el empleo público de planta aumentó en 600 mil personas.

La evidencia, entonces, permite observar que mientras en el sector privado los buenos empleos escasean, en el sector público se multiplican. Dado que la entrada al empleo público no se hace a través de concursos ni métodos rigurosos de selección salvo excepciones, es un claro indicio de que en la gestión de los recursos humanos del Estado prevalece el mismo favoritismo que con las vacunas. Ante la escasez de empleos privados, los funcionarios distribuyen favores designando discrecionalmente miles de empleados públicos, lo que certifica que la idea de que el funcionario tiene derecho al uso discrecional de los recursos públicos está naturalizada.

De acuerdo al reporte, lo que pasa con las vacunas se viene dando desde hace mucho tiempo en los tres niveles de gobierno con la designación y ascenso de los empleados públicos. En un contexto donde escasean los empleos privados de calidad, se potencia la presión para que el funcionario “generosamente” designe al amigo o al conocido del amigo. 

En el caso del Covid, en lugar de movilizarse para conseguir más vacunas y hacer más eficiente el plan de vacunación, las energías se usan para vacunar a los amigos del poder. Este favoritismo con las vacunas es altamente sensible por los sufrimientos y los temores que produce la pandemia, pero hacer favores designando empleados públicos produce mucho más daño a la sociedad, subraya el documento de la consultora.

La conclusión nos deja en un lugar conocido en la Argentina. El caso de las vacunas es apenas un botón de muestra de una práctica muy arraigada y aceptada, no sólo por los dirigentes, sino también por gran parte de la sociedad. Se declama por un Estado presente, pero se actúa por un Estado al servicio de los intereses personales.





 

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