Por REDACCION
La imprevisibilidad de nuestra economía sigue provocando salidas de empresas multinacionales, que en los últimos tiempos no cesaron y están en el orden de las veinte, algunas líderes en sus rubros y otras de menor importancia, pero también destacadas en sus respectivas actividades.
La última en abandonar el país es la farmacéutica estadounidense Eli Lilli, que produce, entre otros, medicamentos para la diabetes. A partir de esta decisión será Laboratorios Raffo, una compañía argentina, la que se encargará de la comercialización de sus medicamentos.
Sin embargo, los sectores que se vieron más afectados fueron la aeronáutica y la industria textil, que como consecuencia de la pandemia y la preocupante crisis económica decidieron poner fin a sus operaciones o suspenderlas de manera provisoria.
El primer gran impacto, no obstante, fue el de la cadena supermercadista de origen estadounidense Walmart, que en noviembre del año pasado decidió transferir sus activos en Argentina al empresario Francisco de Narváez, replicando lo que ya había ocurrido en Brasil. Los motivos, según las explicaciones, están relacionados con la caída de consumo y con la descontrolada inflación.
Un panorama de similares características, obligó a Falabella, la empresa de origen chileno, a cerrar todas las sucursales que operaban en el país. Sólo mantiene la venta de materiales de construcción, pero ya no funciona su comercio de artículos de electrónica y bazar.
El tema de las líneas aéreas es el más representativo de la difícil realidad que vive el sector por las restricciones imperantes en el turismo.
Latam Argentina, que operaba en el mercado de cabotaje, anunció que ya no brindaría ese servicio a mediados de 2020, luego de hacerlo durante en los últimos quince años, con una buena participación en el mercado local y aproximadamente 1.700 empleados que negociaron sus salidas.
En el caso de Air New Zealand, anunció que no retomaría sus vuelos a nuestro país una vez que se levanten las restricciones por la pandemia; mientras que Emirates dispuso el cese de sus operaciones por tiempo indefinido, aunque ofreció un retiro voluntario a sus empleados ante una posible cancelación definitiva de la ruta.
La misma postura adoptó Qatar Airways, convirtiéndose de esa manera en otra aerolínea internacional que no incluirá entre sus destinos a la Argentina.
Norwegian, la conocida low cost europea, abandonó el mercado argentino y la venta de sus operaciones a la compañía JetSmart, justificando esa decisión a partir de la devaluación de 2019 y los rumores de que el gobierno no sería partidario de impulsar el modelo de vuelos económicos.
Además, otras empresas aerocomerciales suspendieron temporariamente sus vuelos a raíz de los cierres de fronteras, como Alitalia, British Airways, Ethiopian, Air Canadá, Sky, Cubana de Aviación y Gol.
Por su parte, Glovo, la empresa de delivery que llegó a tener una presencia muy fuerte en nuestro país, si bien decidió no seguir operando en el país, le vendió sus acciones a Hero, propietaria de PedidosYa, que tomó la posta y alcanzó mayor proyección en Capital Federal, varias ciudades importantes de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe, habiendo desembarcado con muy buen suceso en Rafaela.
Dos reconocidas empresas dedicadas a la elaboración de pinturas destinadas a las automotrices, también sufrieron las consecuencias de una crisis que sigue manifestándose, a pesar de algunas reactivaciones que se están concretando últimamente en sectores relacionados con ese sector industrial.
BASF trasladó una parte de su producción a su planta de Sao Bernardo do Campo, en Brasil, pero sigue con la comercialización de repintura y de químicos, en la localidad bonaerense de Tortuguitas.
Más drástica fue la medida adoptada por Axalta, que cerró su fábrica en nuestro país, que empleaba a unas 100 personas en la ciudad de Escobar, en el Gran Buenos Aires.
Una empresa autopartista de capitales franceses, Saint Gobain Sekurit, también decidió incrementar su capacidad en Brasil, poniéndole un paréntesis a sus actividades en Campana, aunque continúa funcionando en su planta de Tortuguitas, para tratar de garantizar la sostenibilidad.
Un caso que sigue planteando interrogantes es el de Brighstar, la multinacional que fabricaba celulares, desde hace más de veinte años, en Tierra del Fuego, tanto para LG como Samsung. Se trata de una compañía estadounidense adquirida por la empresa local Mirgor, aunque la operación no ha sido autorizada todavía por los organismos que regulan el mercado de las comunicaciones.
Son algunos de los ejemplos que merecen destacarse y que reflejan, de alguna manera, la desconfianza que genera la economía argentina, que se potenció luego de las restricciones dispuestas por el Gobierno.
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