Por REDACCION
De acuerdo con la trágica estadística que todos los años difunde la organización no gubernamental Luchemos por la Vida, durante el transcurso del año 2013 se registraron 7.896 muertos en accidentes de tránsito en todo el país, significando un promedio de 22 por día y 658 por cada uno de los 12 meses.
Y si esa lista provoca miedo, pero por sobre todo escalofríos ya que absolutamente todos estamos expuestos a la siniestra posibilidad de ser partícipes o víctimas de un accidente carretero, en igual medida lo hace conocer que además hubo 120.000 heridos, muchos de ellos graves con la pérdida de miembros, quedando lisiados de por vida o inmóviles, lo cual es una manera de ampliar muchísimo la cantidad de familias que quedaron destruidas, o simplemente desmembradas, consecuencia de este verdadero flagelo que son las consecuencias de los accidentes de tránsito en cualquier circunstancia.
A eso se debe añadir, según los datos difundidos, que las pérdidas materiales fueron durante ese año estimadas en 10.000 millones de dólares, lo cual moviliza toda una sucesión de intereses como los seguros, los juicios y demandas, además de las sucesiones de índole familiar, a lo cual debe agregarse todo lo que generan los automotores semi o totalmente destruidos, para para su reparación o bien para su destino de chatarra.
Pero no desviemos el verdadero objetivo que nos lleva este escrito, que al igual que el perseguido por Luchemos por la Vida, es poder alcanzar a generar el suficiente sentido de prevención, de respeto por las normas de tránsito y de la manera que hay que comportarse sobre un vehículo, para tratar de ese modo, desde el objetivo más directo y principal protagonista que conforman los conductores, lograr reducir esta trágico y lamentable listado que cada año conmueve por su volumen.
La pérdida promedio de 22 vidas cada día, nos está diciendo que prácticamente cada hora que pasa hay un muerto por causa del tránsito en toda la Argentina, constituyendo un verdadero despropósito, pues se trata de una causa de muertes evitables.
No nos cansaremos de reiterarlo desde esta sección editorial, que siempre ha conservado una postura muy severa respecto al tránsito y su problemática, por todas sus consecuencias. El conductor es una figura central, pues cuando reduzca su nivel de transgresión e imprudencia, en igual medida bajarán los accidentes, pero además se requieren de otros aportes, que hacen al escenario en el cual se desenvuelve el tránsito, con calles, avenidas, caminos y rutas más seguras, mejor señalizadas, sin los consabidos baches, mejor iluminadas, con buenas banquinas, entre otras cuestiones. Y por sobre todas las cosas, algunas carreteras que cobran víctimas fatales de manera constante, ser reformuladas a las exigencias de los tiempos, como por ejemplo nuestra vecina ruta nacional 34, que hace años aguarda para ser convertida en autovía.
Es que por esa carretera, sólo en el tramo que va desde Sunchales a Angélica y es el más transitado de toda la traza de 1.488 kilómetros que unen Rosario y la jujeña Salvador Mazza, circulan 8.000 vehículos por día, de los cuales 3.500 son pesados, es decir camiones y colectivos. No puede ser que con tan elevado tráfico, esta ruta siga siendo de doble mano de circulación, plagada de obstáculos visuales y algunas otras deficiencias técnicas que contribuyen para que se produzcan los siniestros, con una cuenta interminable de muertos y heridos.
Volviendo a la estadística de Luchemos, lo preocupante es que a pesar de todo lo que se hace, esta lista anual de muertos sigue en ascenso, pues el año pasado hubo más que los tres años anteriores. Mientras tanto en nuestra provincia de Santa Fe hubo en el año 698 muertos por las apuntadas circunstancias -más que los 652 de 2012 y los 626 de 2011-, siendo la segunda en esta estadística detrás de la provincia de Buenos Aires que registró 2.457 víctimas fatales.
Recordemos que en esta cifra de 698 en nuestra Provincia, el departamento Castellanos tuvo una participación de 42 muertos por estas causas durante 2013, de los cuales 13 se registraron en los accesos y calles de Rafaela, cabecera de la citada jurisdicción.
Es hora que se tome conciencia y entre todos contribuyamos a disminuir lo más posibles los registros de estas estadísticas.
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