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Editorial Viernes 25 de Mayo de 2018

Espíritu de mayo

El de hoy es un excelente día para reflexionar sobre el espíritu patrio que debe imbuir nuestros pensamientos.

REDACCION

Por REDACCION

Aunque la historia haya dicho todo sobre la Revolución de Mayo, siempre existen aspectos relacionados con la actualidad y también ocurridos durante ese largo transcurso de 208 años -desde aquél 25 de mayo de 1810-, cuando se produjo el nacimiento de la Patria y el tránsito del camino hacia la Independencia, ocurrida luego el 9 de julio de 1816. Pero todo tuvo inicio un día como hoy de hace dos siglos y ocho años, marcando un acontecimiento histórico que tuvo por escenario la ciudad de Buenos Aires, generando la dimisión del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y la conformación de la Junta Provisional Gubernativa, presidida por Cornelio Saavedra e integrada por los vocales Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu y Juan Larrea; y los secretarios Juan José Paso y Mariano Moreno.

La Revolución de Mayo “tuvo la virtud del triunfador en aquellos momentos”. Para los historiadores la Revolución de Mayo marcó un antes y un después en la historia del territorio suramericano, pues inició el camino hacia la independencia del país de la colonia española, el 9 de julio de 1816.

En cuanto a las causas que provocaron el desenlace de la Revolución de Mayo, se suelen tomar en cuenta diversos factores externos e internos, entre los que resaltan el monopolio que ejercía España sobre el comercio con la región, el interés de los criollos por intercambiar directamente con cualquier territorio sin tener que comprar o vender todas las mercancías con la mediación del imperio español y el hecho de que los principales cargos políticos estaban en manos de españoles.

Tales acontecimientos se prolongaron durante toda una semana, hasta que durante la mañana del 25 de mayo, una multitud se concentró en la entonces Plaza Mayor -actualmente Plaza de Mayo-, liderados por Domingo French y Antonio Beruti reclamando la renuncia definitiva del virrey y la formación de una junta de gobierno. Tales condiciones cimentaron las bases para que los nacidos en suelo suramericano ejercieran el poder y prescindieran de las autoridades metropolitanas. 

El acta de la creación de la Junta no proclamaba la independencia formal, pues aunque desconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, expresaba en cambio fidelidad al rey, quien había sido depuesto y reemplazado por el francés Napoleón Bonaparte. “(…) hincado de rodillas, y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios, prestó juramento de desempeñar legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro augusto soberano, el Sr. D. Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las leyes del reino”, se recogió en el acta de la Primera Junta sobre el nombramiento de Saavedra como presidente.

Pocos días después de su instauración, la Junta dictó su propio reglamento, pidió a las ciudades del interior que designaran a sus representantes, los cuales debían incorporarse a la estructura recién creada; y se organizó el Ejército Argentino a partir de las diferentes fuerzas existentes en la capital y en otras regiones del país. 

Los meses siguientes estuvieron caracterizados por la agitación, la efervescencia y los enfrentamientos políticos o armados entre quienes apoyaban el poder monárquico y quienes defendían la independencia y la creación de estados americanos sin vínculos con España.

Estas simples pinceladas reflejan el hecho histórico, muy conocido, dejando en cambio algunas otras reflexiones que se trasladan a la actualidad luego de haber transitado ese largo y azaroso camino de 208 años. En muchos aspectos, no hemos aprendido nada o tal vez, en un sesgo de generosidad, muy poco. La inspiración que debería provenir de aquél inicio de la Patria, donde es cierto también hubo intereses y actos mezquinos, no prendió de la forma esperada, con resultados magros que están a la vista de todos. Sin embargo nunca es tarde, siendo la de hoy una buena oportunidad para reflexionar, mirar hacia atrás en lo profundo de nuestra historia, para rescatar el espíritu patriótico de aquellos gestores de la Revolución de Mayo, nada menos que el cimiento de la Patria.

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