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Editorial Miércoles 4 de Septiembre de 2013

Energía crítica

Del calificativo de destituyentes que se hacía tiempo atrás a quienes advertían de la crisis energética, ahora se admite que es "seria y puede empeorar".

REDACCION

Por REDACCION

Uno de los aspectos que hasta no hace mucho tiempo atrás eran negados enfáticamente desde el gobierno nacional, como la falta de inversiones en la producción de energía de toda clase que iban desembocando en una crisis de muy serias consecuencias al extremo que este año demandará la importación de la misma por unos 15.000 millones de dólares, ahora frente a la inocultable evidencia es admitida desde las mismas esferas oficiales. Otros tiempos eran cuando el ministro Julio De Vido rechazaba la existencia de una crisis energética calificando de destituyentes, golpistas y fracasados a quienes formulaban esas advertencias, hasta el presente cuando es el principal responsable de la estatizada YPF, Miguel Galuccio, quien debió salir a admitir que el déficit no sólo es serio sino que puede empeorar.

Este es el relato que se va acomodando de acuerdo a las necesidades políticas de cada momento, llegando entonces a ser tan cambiante en su contenido, pasándose de una cerrada negativa a un reconocimiento pleno de la crítica situación, ocurriendo esto último ahora que desde el gobierno han salido en bloque a defender el acuerdo con la petrolera estadounidense Chevrón, para el cual existe una muy fuerte resistencia, alcanzando sus más contundentes muestras en la provincia de Neuquén, donde existe el yacimiento de Vaca Muerta, el cual será explotado por la empresa extranjera, aunque afrontándose el riesgo de la posibilidad de contaminación, justamente un antecedente que persigue a Chevrón por la utilización de sistemas que dejan margen para eso, tal como lo aseveran algunas de sus intervenciones en el mismo Estados Unidos y con mayor contundencia en Ecuador, donde tiene un juicio pendiente por 19.000 millones de dólares.

Galuccio, quien se encontró con una realidad bastante diferente a la que se le describió sobre la petrolera estatal, salió en defensa de este nuevo sistema no convencional para la extracción de hidrocarburos, ya que es una de las pocas posibilidades que aparecen en el futuro más cercano para tratar de ir revirtiendo el actual presente de crisis. 

Debe recordarse que la Argentina fue un país que se autoabastecía de energía con su producción de petróleo y gas, llegando además a exportar, pero ha dejado de serlo por la falta de inversiones y las erráticas políticas implementadas estos últimos años, comenzando a agudizarse la situación desde 2009 en adelante, ya que cada año fue aumentando muy fuertemente la importación, para llegar a generar un notable desequilibrio. En 2012 se debieron comprar combustibles por 9.300 millones de pesos, en tanto que en los primeros seis meses de 2013 se compró en el exterior por 6.700 millones, estimándose en consecuencia que cuando concluya diciembre lo destinado en tal sentido deberá ubicarse entre 13 y 15 mil millones de dólares.

"Si seguimos dependiendo de la importación de energía vamos a perder competitividad y por eso estamos apostando a la inversión extranjera", sostuvo la presidenta Cristina Fernández, aunque justamente esto viene dándose desde hace un largo tiempo, siendo la balanza comercial el más claro ejemplo. La estatización de YPF tuvo sones épicos, pero significó muy poco en cuanto a favorecer la mala situación del país, ya que lo que hubiese sido más conveniente era controlar con mayor rigidez -como no se lo hizo todos estos años- y tener con las empresas extranjeras el mismo espíritu de apertura mostrado ahora con Chevrón. He aquí otra flagrante contradicción, pues de la "recuperación de la soberanía energética", una rimbombante frase utilizada al retornar a YPF al Estado, ahora se hace exactamente lo contrario con Chevrón, cediendo prácticamente todo, y tal vez algo más todavía, ya que existen muchas aspectos del acuerdo que son secretos.

Así y todo, dentro de esta nebulosa, la Legislatura neuquina aprobó la intervención de la empresa estadounidense en Vaca Muerta, respondiendo a los intereses del gobernador Jorge Sapag -alineado con el gobierno nacional- y desoyendo los reclamos de la población.

Chevrón se queda con parte de esa zona por un plazo de 35 años, en los cuales promete hacer una inversión de 16.500 millones de dólares, aunque por ahora en el comienzo, esa cifra será de sólo 1.240 millones. Otra excepción que se hizo, es que cuando genere ganancias, parte de ellas podrá girarlas al exterior, lo cual está prohibido para el resto.

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