Por REDACCION
Hoy se celebra el Día Nacional del Médico y el Día Panamericano del Médico, una jornada que permite reflexionar sobre la actualidad de la profesión, siempre esencial pero ahora más en tiempos de pandemia. Primero vale recordar que esta conmemoración recuerda al médico y científico cubano, Carlos Juan Finlay Barrés, quien dedicó años a buscar la causa de la fiebre amarilla logrando en pleno siglo 19 establecer que la enfermedad era transmitida por un vector, el mosquito Aedes aegypti (sí, el mismo que contagia el dengue, zika y chikunguya). La fecha fue elegida en honor al día de nacimiento de Finlay Barrés, el 3 de diciembre de 1833. Su descubrimiento, ocurrido en 1881, no fue aceptado inicialmente por la comunidad científica. En los albores del siglo 20, un comité de expertos conformado en Estados Unidos para luchar contra esta infección viral comprobó que las investigaciones del médico cubano eran correctas. A mediados del siglo pasado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) instituyó el Día Panamericano del Médico en reconocimiento a la tarea de Finlay Barrés y poco tiempo después, en 1956, Argentina adhirió a esta fecha conmemorativa.
Nuestro país cuenta hasta el momento con cinco Premios Nobel, una distinción para quienes realizan contribuciones sobresalientes en distintas disciplinas. Dos de esos argentinos que obtuvieron tan prestigioso reconocimiento eran los doctores Bernardo Alberto Houssay (en 1947) y César Milstein (en 1984).
Inevitablemente en nuestro país no se puede evitar referencias a uno de los médicos que trascendió por lo que hizo en los consultorios, en los laboratorios y en el campo del pensamiento: René Favaloro. Su legado como cardiocirujano incluye el desarrollo del bypass coronario, una innovación que ha salvado millones de vidas desde su primera implementación, el 9 de mayo de 1967 en un hospital de la ciudad estadounidense de Cleveland. Aquel día una mujer de 57 años fue la primera persona en beneficiarse de este tratamiento que mejora y prolonga la vida. "En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad", expresó al disertar en un Congreso de Bioingeniería en 1999.
Favaloro, quien decidió terminar con su vida en el año 2000 -tenía 77 años- de un disparo justamente en el corazón cuando su Fundación atravesaba serios problemas financieros y ante la frustración de vivir en un país que parece involucionar repitiendo errores una y otra vez, tenía un fuerte compromiso social y creía que la educación era la llave para avanzar hacia una Argentina mejor.
Hoy día, la historia ha colocado a los profesionales de la salud -que incluye mucho más que a los médicos- como los soldados que ocupan las trincheras para enfrentar cara a cara al Covid-19. Una situación inesperada para el mundo entero pero que irrumpió a finales del año pasado y puso todo patas para arriba en este 2020. En este por momentos irreal escenario, la percepción social sobre los médicos en particular y de los profesionales de la salud en general atravesó distintos estados, puesto que se ha observado un reconocimiento pleno a su labor con aplausos a gran escala en distintas ciudades del mundo a una cruel discriminación ante la equivocada creencia de que podían ser agentes de contagio del Covid. Es decir, en ocasiones se pasó del orgullo de ser vecino de un médico a rechazar su presencia en un edificio o en una calle.
El impacto de la pandemia deja sus huellas, puesto que según un estudio de la Fundación Cardiológica Argentina en base a una encuesta a más de dos mil trabajadores sanitarios, entre ellos médicos, enfermeros, psicólogos, kinesiólogos, entre otros, el miedo a contagiar a familiares o seres queridos, ansiedad e insomnio son algunos de los efectos que experimentan los profesionales de la salud. El relevamiento arrojó que el 82% de los encuestados considera que su trabajo en el sector de la salud le generó algún tipo de impacto emocional a raíz de la pandemia. Sucede que no es gratis lidiar todos los días con personas que sufren y corren riesgo de vida a causa del virus.
En este marco, hoy en el Día del Médico, los profesionales argentinos portarán un brazalete negro a modo de protesta para manifestar su malestar por el destrato recibido y en memoria de más de 150 "compañeros y compañeras fallecidos en sus puestos de trabajo sanitario contra el Covid". En la lista de quejas figuran los magros salarios, los bajos honorarios y las condiciones de trabajo que lejos están de ser aceptables, aseguran las asociaciones gremiales.
Para cerrar esta Editorial que mezcla distintos enfoques, elegimos el humor a partir de una reflexión que una mamá compartió alguna vez por ahí. "Mi hija estudia en primaria. Noté que empeoró su manera de escribir. Le dije que le compraría cuadernos especiales para practicar, a lo que ella me respondió: -¡No te preocupes, seré médico!".
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