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Editorial Jueves 9 de Agosto de 2012

Empleo y elecciones

El mercado laboral es un factor clave para las presidenciales de EE.UU. del próximo 6 de noviembre.

Redacción

Por Redacción

Las elecciones presidenciales en los Estados Unidos del próximo 6 de noviembre, ya desde hace rato y con seguridad con mayor asiduidad desde ahora en adelante, ofrecen temas para que los dos candidatos aprovechen al máximo sus oportunidades, tanto para exaltar sus figuras como para volcar críticas a su oponente. Ellos son, como es sabido, el actual mandatario Barack Obama, el demócrata que aspira a continuar un nuevo mandato en la Casa Blanca, y Mitt Romney, el republicano que aspira a desalojarlo.

Hace pocos días el Ministerio de Trabajo hizo un anuncio muy esperado por ambos candidatos, para utilizarlo como materia electoral: el índice de desocupación. Sin embargo, no pudo ser utilizado plenamente por ninguno de los candidatos, ya que hubo buenas y malas. Es que, mientras por un lado se informó que en el pasado mes de julio se habían creado 163.000 nuevos empleos, lo cual significó una excelente noticia para Obama, simultáneamente se hizo saber que el índice de desempleo general pasó de 8,2% a 8,3%, un indicar que aunque muy leve, significó materia aprovechable por parte de Romney, ya que queda claro que la crisis se mantiene latente.

Aunque parezcan contradictorios, estos números estadísticos en realidad no lo son, pues pese haberse creado en ese séptimo mes del año 163.000 nuevos puestos de trabajo, no alcanzaron para evitar que haya subido levemente la cantidad de gente que buscando empleo, permanece desocupada. Ese fue el resultado de las diferentes metodologías aplicadas en el mercado laboral para llegar a esta clase de resultados: por un lado una encuesta empresarial respecto a la cantidad de nuevos empleados, y otro sondeo sobre cuántas personas se encuentran buscando trabajo.

Cada uno de estos informes oficiales del gobierno, en cualquiera de los índices se trate, tiene fuertes repercusiones en casi todos los órdenes, económico, social y político, aunque en estas especiales circunstancias por la cada vez mayor cercanía de las elecciones, resulten justamente el uso político que se le otorga a la cuestión, el de mayor resonancia de todos, como sucedió en esta oportunidad.

Es que aún habiendo sido bien recibida la noticia en Wall Street, que le dio una suba de 1,65% a la Bolsa, en cambio dentro del ámbito político, el desempleo volvió a recalentar la campaña, aunque sin ninguno de los dos candidatos pudiendo utilizar a fondo la cuestión, por las razones ya comentadas, mezclándose buenas y malas.

Obama trató de sacar provecho de los 163.000 nuevos empleados generados en julio, recordando además que en los últimos 29 meses fueron creados 4,5 millones de puestos de trabajo, y aunque sin aludir al crecimiento del índice general de desempleo en 0,1%, admitió "tenemos más trabajo que hacer" en la búsqueda de recuperar todos los empleos que se perdieron desde el comienzo de esta gran crisis que afecta a los Estados Unidos desde hace tiempo. Y buscando reforzar su presencia en la clase media estadounidense, sostuvo que la misma no debería continuar pagando más impuestos para que los más ricos paguen menos, urgiendo en tal sentido al Congreso para que apruebe su proyecto de extender a los sectores medios los recortes impositivos que gozan el sector más adinerado.

Por su parte Romney, hizo uso de esa suba de 0,1% en la estadística general del desempleo, calificando que "es un nuevo mazazo a las familias" de clase media, sosteniendo que en realidad Obama carece de un plan preciso y efectivo para reducir el desempleo, ya que los resultados se encuentran a la vista y conocimiento de todos los estadounidenses.

Más allá de las expresiones de ambos candidatos a la presidencia, la realidad indica que la economía se ha venido recuperando, pero sin la creación de empleo en forma simultánea, ya que se están generando la misma cantidad de bienes y servicios que antes de comenzar la crisis a mediados de 2007, pero eso lo consigue con 5 millones menos de trabajo, lo cual es el factor generador del impacto que no logra revertirse en materia laboral.

Este es el Estados Unidos de hoy, que con seguridad continuará hasta las vísperas del 6 de noviembre, cuando los electores deban asistir a las urnas para elegir a quien gobernará el país en los siguientes 4 años. El trabajo, o la falta del mismo, es un factor clave que puede volcar la decisión de los electores.

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