Por REDACCION
En los meses de julio, agosto y septiembre el empleo industrial experimentó una nueva baja, en esta ocasión del 2,2%, lo cual significa nada menos que la pérdida de 28.000 puestos laborales, teniendo ello un fuerte impacto en la producción del sector que lleva una caída de 2,7% en lo que va del año, de acuerdo lo señalan datos oficiales del propio INDEC, razón por la cual no existen dudas respecto a la gravedad de la situación, que posiblemente pueda aún ser algo más seria. Este tobogán comenzó a mediados del año pasado, llevando enhebrados 14 meses consecutivos de bajas interanuales, sin que se vislumbre la más mínima posibilidad de cambio de tendencia, sino por el contrario, que haya una profundización debido a la recesión que se ha enquistado en todo el conjunto de la economía.
Referida la cantidad de 28.000 empleos perdidos, si se analizan algunos otros aspectos la misma puede ser bastante mayor, ya que los señalados son puestos de trabajo formales, estimándose que bien se podría llegar al doble, y además, con un impacto bastante mayor en cuanto a la pérdida de producción que bien podría ser considerada en 4,3% si en la merma de horas trabajadas se contabilizan los recortes en las extras y adicionales. Es entonces que también el salario manifiesta una considerable pérdida de poder adquisitivo, ya que en los últimos 12 meses tuvieron un aumento de 27% contra una inflación del 40% según lo establecen casi todas las consultoras privadas e incluso algunas oficiales de provincias no alineadas con el gobierno nacional.
Las estadísticas del INDEC muestran que si bien en septiembre hubo una leve recuperación del sector automotriz con relación al mes anterior, en cambio retrocedieron los sectores de alimentación, textil, petróleo procesado, plástico y caucho, en tanto que en el saldo acumulado de los primeros 9 meses del año se encuentra al frente en la baja el automotor con 23,2%, neumáticos 6,7%, cemento 4,1%, metalmecánica 1,5% y vidrio 1,3%. El único rubro que experimentó una mejoría fue el referido a la alimentación con una suba de 1,7%, lo cual de todas maneras trasluce una perspectiva realmente complicada, la cual de acuerdo a lo observado en octubre, primer mes de este último trimestre, seguramente desembocará en un cierre de 2014 con números negativos.
Esta descripción forma parte de la realidad impuesta por una recesión que no permite visualizar alguna perspectiva de cambio, ya que el ajuste que provoca en casi todos los sectores, además del manufacturero industrial que referimos, también alcanza, por ejemplo, a la ocupación de personal de los supermercados que cayó 1,3% y en los centros de compra con merma de 3%, en ambos casos con números oficiales del INDEC.
Volviendo concretamente al sector industrial, se trata de un presente que poco menos borra de un plumazo el mito de la reindustrialización que trató de imponer el gobierno, ya que además dentro de este importante volumen de afectados se encuentran también aquellas empresas que ensamblan y dependen en gran medida de insumos importados, los que ven trabado su ingreso al país por las graves restricciones con las divisas extranjeras.
Donde en cambio se vio un fuerte repunte en septiembre fue en la construcción con una expansión de 7,3% al compás del impulso otorgado por la obra privada, si bien el trimestre tuvo apenas un alza de 1,1% ya que tanto julio como agosto habían sido negativos, y si ampliamos algo más hacia atrás es todavía peor, pues los primeros 9 meses cerraron con una caída de 1,2% siempre con datos oficiales. De todas maneras, aquí existe una mejor posibilidad futura, pues de sostenerse el envión se podría llegar a fines de 2014 con números equilibrados, que no es lo ideal pero que al menos permite apuntar con mayor optimismo a los próximos meses de 2015.
Uno de los aspectos más negativos de toda esta cuestión, según criterio poco menos que generalizado de los analistas de esta clase de temas, es que desde los despachos del gobierno esta situación trata de minimizarse al máximo, buscando ocultarse, en lugar de admitirla como corresponde y poder así buscar procurarle soluciones, que es cierto no son sencillas, pero mucho más dificultosas serán manteniendo las causas que las provocan debajo de la superficie.
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