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Editorial Jueves 5 de Diciembre de 2019

El turismo bajo amenaza

Las emisiones del transporte del sector turístico constituyen el 5% del total mundial que afectan al medio ambiente.

REDACCION

Por REDACCION

A pesar de los reiterados llamados de alerta que se diseminan en cuanto foro sobre medio ambiente se realiza en el planeta y los debates que se sucede una y otra vez en los medios de comunicación masiva, los gobiernos de los distintos países ni las instituciones que forman parte de la gobernanza mundial no han logrado consensos para actuar en forma decidida contra el cambio climático. Si bien es saludable la realización de encuentros y cumbres donde se renuevan los estudios científicos que alarman con datos sombríos sobre el futuro del planeta en caso de que nada se haga para preservar el ambiente, después no hay acuerdo para la acción. Y así pasan los meses, los años y se pierde un valioso tiempo para poner manos a la obra. El gran interrogante es qué debe suceder para que los gobernantes tomen conciencia que no se debe dilatar más un plan a medida para proteger la casa común contra la contaminación y el calentamiento global. 

Justamente en estos días la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lleva a cabo en Madrid, la Cumbre del Clima para compartir las preocupaciones sobre lo que está pasando en el planeta. En tal sentido, alertó que el cambio climático podría hacer desaparecer la actividad turística debido al efecto de la huella de carbono que genera ese sector. A través del informe "Transporte y emisiones de CO2 en el sector turístico-ejemplo de resultados", que presenta estrategias para transformar el turismo, se dejó en evidencia los riesgos crecientes para una actividad clave para la economía de muchos países. 

El trabajo de la ONU advierte que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con el transporte turístico aumentarán un 103 por ciento entre 2005 y 2030, por lo que desafiará la ambición del sector de cumplir los objetivos del Acuerdo de París. El secretario Ejecutivo adjunto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), Ovais Sarmad, afirmó durante la presentación que es fundamental trabajar juntos en todos los niveles para ayudar a la industria del turismo a tomar medidas para contrarrestar los efectos del cambio climático.

El reporte sostiene que las emisiones del transporte del sector turístico constituyen el 5 por ciento del total mundial que afectan al medioambiente. No hay que perder de vista que el turismo es una “locomotora económica”, pues representó el 10 % del PIB mundial en 2017 -creció casi un 50 % más deprisa que la economía mundial- y creó millones de puestos de trabajo, uno de cada cinco, conforme a la investigación.

Respecto a las previsiones para 2030, el informe calcula que haya 35.600 millones de visitantes internos o “de día” -personas que realizan viajes cortos- y el turismo aumente hasta suponer el 11,5 % del PIB mundial, lo que se traduciría en que el 21 % de las emisiones contaminantes sería producido por el transporte turístico.

El director ejecutivo de la OMT, Manuel Butler, ha pedido a los países asistentes a la cumbre que, tras conocer estos datos, no traigan discursos sobre el cambio climático, sino soluciones.

En cuanto a Argentina, las zonas turísticas están experimentando transformaciones debido al cambio climático, ha expuesto el secretario de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, Carlos Gentile, quien ha citado como ejemplo el aumento del nivel del mar en la costa o la pérdida de nieve en los destinos fríos.

La COP25, que finalizará el próximo 13 de diciembre, iba a realizarse en Santiago de Chile, pero se trasladó a la ciudad española debido a las intensas protestas en el vecino país, buscará consensuar un documento final para continuar generando masa crítica que obligue a la comunidad internacional a despertar y tomar conciencia sobre la gravedad de la situación, como así también a promover un plan de mitigación a nivel mundial. En particular, pretende exponer las actitudes de presidentes como Donald Trump (Estados Unidos) y Jair Bolsonaro (Brasil) que se han despreocupado de la problemática ambiental siendo que el primero lidera el país con mayor producción de gases de efecto invernadero del globo y el segundo un gobierno que parece alentar la quema de las selvas de la Amazonia. 

La organización Greenpeace observa la situación más acuciante al considerar que en un clima de incertidumbre global, donde la polarización política es cada vez mayor y donde las comunidades que sienten la presión de las desigualdades que se agravarán por el cambio climático se manifiestan por todo el mundo, la cooperación internacional está cada vez bajo mayor presión. Y por ahora sobran los discursos y escasean las soluciones. 










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