Por REDACCION
El riesgo nuclear es un péndulo constante que no deja de estar en movimiento sobre el planeta, más cuando las decisiones se encuentran en manos de líderes de tan inestables pensamientos y decisiones, además de sus propios actos, como el presidente estadounidense Donald Trump y el dictador norcoreano Kim Jong-Un, expresado esto aun cuando en anteriores ocasiones se han dejado atrás peligros mucho mayores que el actual, e incluso contiendas bélicas con todo e poder del momento, como fueron las de Hiroshima y Nagasaki. Claro, si hoy se desatara una guerra nuclear, con el poder de las ojivas actuales y la enorme cantidad de ellas que cuentan los arsenales, bien podría ocurrir la desaparición de la raza humana y de todo ser viviente sobre la tierra, o bien muy cerca de eso. Tal el poder de exterminación que hoy tiene el armamento atómico distribuido por casi todos los rincones del planeta.
Viene al caso, por esta tirante situación, con constantes amenazas, entre los dos líderes mencionados en el párrafo anterior, quienes luego de tantos roces y severas advertencias, finalmente parecían estar cerca de un acuerdo -aunque como queda visto a través de la historia- esta clase de pactos tienen vigencia sólo cuando favorecen a ambas partes, y como eso es tan difícil de lograr mucho más difícil es todavía el mantenerlo. En otras palabras, los acuerdos duran mientras se les ocurra a las partes y no más de eso. De todos modos, es lo que hay alcance y debe ser utilizado, como forma de mantener la paz y asegurar el porvenir, en la medida de lo posible.
Ahora fue Trump quien suspendió la cumbre prevista con Jong-Un para el 12 de junio, volviendo a utilizar las expresiones de hostilidad, volviéndose a la situación incierta de antes, y también, lo que es más trascendente, a este riesgo constante de desatar una contienda bélica nuclear, que podría tener consecuencias que nadie puede dimensionar con precisión, habida cuenta del potencial que tienen hoy las bombas nucleares. Recordamos que algunos de los no muy lejanos ensayos que realizó Corea del Norte en la profundidad de la tierra, dejaron además de graves e imprevisibles consecuencias, el dato de ser ojivas con una potencia entre 50 y 60 veces superior a las usadas en 1945 en tierra japonesa por parte de los estadounidenses. Y además, con posibilidad de alcance intercontinental, lo que pone en situación de riesgo extremo incluso a las grandes ciudades, ya que no sa sabe con certeza en qué medida pueden responder los escudos creados para proteger un ataque de estas características, ya que la realidad y a veces el desconocimiento del potencial del enemigo, siembran fuertes dudas sobre el desenlace final.
Luego de conocerse esa decisión unilateral de Trump, se reunieron Corea del Norte y Corea del Sur -cuyo acercamiento que parecía casi imposible no sólo está avanzando sino también afianzándose- para tratar de destrabar este nuevo escollo impuesto desde Estados Unidos, y poder así concretar la cumbre, que sería un paso realmente significativo para aspirar a consolidar la paz y en especial a ir reduciendo el volumen de los arsenales atómicos diseminados en gran parte del globo terráqueo, en cuanto a la conocido, siendo muy factible que todo sea muchísimo mayor, y por lo tanto mucho más peligroso. Al decir de algunos especialistas, la humanidad está sobre un enorme barril de pólvora, que en cualquier momento puede llegar a explotar, no existiendo condiciones para evitarlo.
Todo está por resolverse estos días, aguardándose alguna nueva determinación de Trump en sentido contrario a la suspensión de la cumbre, más conociendo la inestabilidad de sus decisiones, quien en el mismo momento de anunciar la suspensión no cerró la puerta del todo, manifestándose a favor del diálogo, aunque siempre intercala estas expresiones con amenazas que siembran el desconcierto en cuanto a su postura final sobre esta clase de temas, siendo bastante frecuente que Trump vaya y venga con sus propias expresiones. En la ocasión recordó por ejemplo que el programa de desarme podría ser parecido al aplicado con Libia en 2011, ocasión en que su entonces líder dictador Muhamar Kadafi terminó derrocado y muerto. Una forma muy clara y bastante directa de advertir al dictador norcoreano Jong-Un, quien como es conocido, tampoco se anda con muchas vueltas cuando de adoptar posturas drásticas se trata.
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