Por REDACCION
El deporte más popular del planeta tuvo su regreso oficial, con la disputa de un partido correspondiente a una liga asiática, en un país, paradójicamente, muy cercano al que originó la pandemia del Covid-19.
En el comienzo de la temporada 2020, el vigente campeón Jeonbuk Hyundai Motors, derrotó por 1 a 0 al Suwon Samsung Bluewings -pavada de sponsors los equipos- con un gol de cabeza marcado luego de un tiro de esquina.
No es un dato menor que en el inicio del certamen de la Asociación de Fútbol de Corea del Sur, se haya logrado un tanto en una acción de pelota detenida y con varios jugadores reunidos en un espacio reducido.
El distanciamiento social, obviamente, no se respetó, pero tampoco el uso de los barbijos por parte de los futbolistas que estaban en el campo de juego. Los que, en cambio mostraron esa protección, fueron los que se ubicaron en los bancos, aguardando el momento para ingresar al terreno.
El resultado es anecdótico y el dato que menos interesa en este caso, Sí, podría señalarse, que fue un encuentro de gran despliegue y muy friccionado, como ocurre habitualmente en el fútbol surcoreano.
Un país que tiene a más de 31.000 jugadores inscriptos en los registros de la Asociación y que militan en diferentes categorías, tanto en la rama masculina, como en la femenina.
Si bien no tiene una tradición futbolística importante, su antecedente más notorio está relacionado con la co-organización, con Japón, de la Copa del Mundo de 2002, el primero realizado fuera de Europa y América, que logró adjudicarse Brasil.
El estadio mundialistas Jeonju, con capacidad para más de 42.000 espectadores, no tuvo público. Solo estuvieron en el terreno, jugadores, técnicos, árbitros y reporteros gráficos. Las tribunas lucieron desiertas, en una imagen que se repetirá hoy, cuando se realicen otros tres enfrentamientos.
Corea del Sur asumió el riesgo de programar una actividad deportiva colectiva, respondiendo a la autorización de sus autoridades gubernamentales, y por ese acontecimiento, hoy el mundo entero habla de su fútbol.
Como estrategia marquetinera, el inicio de su certamen, tuvo una difusión que jamás imaginaron los dirigentes de la Asociación de Fútbol de Corea, una entidad que se afilió recién en 1948 a la FIFA.
No fue la Bundesliga de Alemania, la que tanto había promocionado el inicio de sus campeonatos, la que marcó la tendencia. Ni tampoco las más ligas más poderosas, que todavía siguen evaluando el regreso del fútbol.
Los equipos ya regresaron a los entrenamientos en algunas de las competencias del Viejo Continente, como los de la propia Alemania, Italia y España.
En el caso de los españoles, los futbolistas del Barcelona, el conjunto liderado por el argentino Lionel Messi, no utilizan los vestuarios. Llegan cambiados y manejando sus propios automóviles, para ingresar directamente al campo de juego.
De esa manera, además de respetar todos los protocolos sanitarios, mantienen la tan recomendada distancia social, que evidentemente no se tuvo en cuenta en Corea del Sur, donde los contactos se reiteraron durante todo el encuentro.
Por estos días, nadie se pronuncia acerca de la posible fecha de reanudación de los campeonatos, porque el Covid-19 está lejos de haber sido controlado y se manifiesta en varios países con cifras muy preocupantes.
Los clubes están sufriendo una pandemia económica ante la falta de ingresos y lo propio ocurre con los jugadores, que en muchos casos aceptaron una clara reducción en sus salarios, interpretando de esa manera la realidad que hoy padecen sus empleadores.
El panorama no difiere mucho en nuestro país. Aunque, en todo caso, estamos más lejos, aparentemente, de la vuelta del deporte más popular y de esa gran "pasión de multitudes", como la definió el relator José María Muñoz.
Las reiteradas extensiones de la cuarentena -anoche se anunció otra, hasta el 24 de este mes- y el consecuente aislamiento social, han permitido flexibilizar determinadas actividades, pero ninguna vinculada con las deportivas.
El coronavirus dejará una secuela preocupante desde cualquier lugar que se lo analice. El más lamentable, sin duda, será el relacionado con la salud, que se traducirá en víctimas fatales y contagiados.
Pero el económico también marcará un antes y un después para los diferentes sectores productivos, como la industria, el comercio y tantos otros.
El párrafo final, lo destinamos al fútbol doméstico, el de la Liga Rafaelina, que también está sufriendo esta paralización y con menos respaldo que las grandes instituciones.
Los clubes de barrio de esta ciudad, al igual que los de las poblaciones vecinas, tienen que afrontar compromisos, como pagos de impuestos y servicios, para llevar adelante una importante función social, que lamentablemente, hoy tampoco pueden desarrollar en su plenitud.
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