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Editorial Sábado 11 de Mayo de 2019

El pedido de previsibilidad

Independientemente de quien gane las elecciones presidenciales en octubre próximo, las compañías necesitan "previsibilidad" para poder avanzar.

REDACCION

Por REDACCION

Con la economía a los tumbos conducir los destinos de una empresa hoy puede ser una fuente de gran estress. Vender en un mercado deprimido, cobrar a clientes sin dinero que están medio fundidos, reunir el dinero para pagar los servicios o para cancelar deudas con los proveedores y encima que sobre para los trabajadores y también para la AFIP, principal accionista de cada empresa argentina, puede resultar una hazaña equiparable a las obtenidas esta semana por el Liverpool o el Totenham, los dos equipos ingleses que sorprendieron al universo del fútbol con sus remontadas ante Barceloja y Ajax respectivamente en la Champions Ligue, la competencia por equipos más prestigiosa a nivel global.   

Empresarios reclaman previsibilidad. 

Si cada mes alcanzar los desafíos descriptos en el párrafo anterior constituye una fuente de alegría extrema, desde el otro lado, el de los trabajadores, el estress no es menor. Transitan cada mes sin la certeza que la empresa en la que cumplen sus tareas estará en condiciones de pagarles el salario, que a su vez pierde poder adquisitivo en forma permanente. Y encima tienen la plena seguridad que el sueldo no les será suficiente para cubrir todos sus gastos. Más estress. 

Por eso se entiende que en un escenario de crisis generalizada, los empresarios de distintos rubros de la economía argentina hayan planteado que independientemente de quién gane las elecciones presidenciales en octubre próximo, las compañías necesitan "previsibilidad" para poder avanzar. Así se desprende de un consenso expresado por referentes de empresas en el encuentro titulado "Desafíos y estrategias en empresas públicas y privadas en un año clave", organizado por Women Corporate Directors en el Museo del Patrimonio Histórico-Palacio de Aguas Corrientes de AySA.

Pablo Ardanaz, gerente general de Sodimac, aseguró que el país necesita previsibilidad, reglas lo más claras posibles, porque lo que es relevante para las empresas es el largo plazo, a lo que sus pares del panel asintieron. Además, sostuvo que nadie hace un negocio como la venta de materiales para la construcción pensando en el corto plazo sino siempre proyectando por muchos años.

La vicepresidenta de Aysa, Alejandra Alberdi, expresó su deseo de que no se destruya lo que con tanto esfuerzo se construyó si llega a haber un cambio de gobierno, tras considerar que la gestión de Mauricio Macri hizo mucho para mejorar la gestión de las empresas del sector público.

Carolina Castro, de Industrias Guidi, le pidió a quien fuera que sea el próximo Presidente un reconocimiento de que hay un sector productivo muy importante, con protagonistas como el sector farmacéutico, la agroindustria, las automotrices, la biotecnología y el software. Consideró que en los sectores productivos hay mucha capacidad para hacer y que por tanto se necesita el respaldo del Estado, más aún teniendo en cuenta que se vive en un mundo complejo en el que se quiere ir a vender a un mercado internacional que no nos quiere comprar. 

Cuando no hay previsibilidad, como en la actualidad, las empresas se llaman a cuarteles de invierno y si tienen un peso lo cuidan, no lo invierten y lo ponen a producir dinero en el sistema financiero por las altas tasas de retorno que tienen desde plazos fijos hasta herramientas de inversión en el mercado bursátil. Todos prefieren esperar a hasta las elecciones presidenciales para tener en claro para donde marchará el país, es decir si se profundizará el actual modelo a partir de un triunfo de Mauricio Macri o se cambiará todo patas para arriba con un triunfo de Cristina Kirchner. Así está planteada la grieta, cada vez más ancha. 

Al respecto, lejos una recuperación, la inversión real registró en marzo una brusca caída del 18,1% en comparación con igual período de 2018, según un informe del Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres. De acuerdo con este relevamiento, el acumulado del primer trimestre registró una contracción del 15,6% contra igual período del año pasado.

En la medición a precios constantes, la inversión representó el 17,9% del PIB, mientras que medido en dólares, en marzo se invirtieron US$ 6.016 millones. 

Para la consultora, el deterioro de las condiciones económicas y políticas -como la turbulencia cambiaria de abril, la aceleración de la inflación, y la incertidumbre sobre el escenario electo ral- sugiere que habrá que esperar un contexto de mayor previsibilidad para observar un cambio de tendencia en los niveles de inversión.



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