Por REDACCION
La primera cuarentena en nuestro país fue anunciada el 20 de marzo, hace nada menos que setenta días.
Los decretos se fueron replicando y el aislamiento extendiendo desde esa fecha, como consecuencia de la expansión de la pandemia, que afectó a gran parte del territorio nacional.
Los dos escenarios de mayor concentración de habitantes, como era muy lógico suponer, encabezaron las preocupantes estadísticas desde el principio, tanto en cantidad de muertes como en casos de contagios.
Esa tendencia, lejos de revertirse, se fue profundizando hasta alcanzar cifras que hoy son alarmantes.
La Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, en ese orden, son las que en las actuales circunstancias, encienden todas las alarmas, con un incremento que está muy lejos de aplanar la curva.
En los últimos días, se diagnosticaron centenares de pacientes infectados con el Covid-19 en los barrios de mayor vulnerabilidad.
Algunos funcionarios, llegaron a mostrarse sorprendidos, pero en realidad, era un secreto a voces que en algún momento tenía que develarse.
En los dos asentamientos más poblados de la Ciudad de Buenos Aires, la Villa 31 y la Villa 1-11-14, se detectaron los primeros casos, que sin duda, fueron los disparadores de una situación que comenzó a trascender rápidamente en todos los medios.
Se instaló, a partir de ese momento, una preocupación que nunca paró de crecer y que dejó el claro el alto grado de necesidades elementales de las personas que residen en esos sectores.
Estamos haciendo referencia a miles de personas, que carecen de los servicios básicos, entre otros uno esencial para combatir esta pandemia: el agua.
Las recomendaciones, que partieron desde la Organización Mundial de la Salud y que luego fueron aplicadas por las respectivas áreas en todos los países, dan cuenta de la importancia de la higiene para neutralizar el efecto del virus.
Es poco entendible y hasta inadmisible que en pleno siglo 21, haya una cantidad importante de familias que hoy no puedan acceder a ese vital elemento.
Pero la historia se siguió escribiendo, más recientemente en el Conurbano, un conglomerado en el que ya se contabilizan por millones los residentes, que hoy padecen el coronavirus, por la precariedad en la que viven y por las escasez de testeos realizados en los momentos adecuados.
El panorama es desesperante en estos últimos días. Por ejemplo, la Villa Azul fue cerrada, no permitiendo el ingreso ni la salida de las personas. Hace un par de días, adquirió notoriedad también la Villa Itatí, en Quilmes.
Estamos ocupándonos, concretamente, de lugares específicos, por tratarse de aquellos que en el transcurso de esta semana merecieron un tratamiento masivo en los noticieros más influyentes de la televisión.
Las autoridades porteñas y bonaerenses tomaron debida nota. También, a raíz de la cantidad de infectados, funcionarios nacionales se acercaron a esos lugares para constatar la evolución del coronavirus, que todavía no llegó a su pico.
Así lo reconocieron desde el Ministerio de Salud de la Nación, al igual que desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires y desde la Ciudad de Buenos Aires.
Vendrán tiempos más complejos, se aseguró desde todos los ámbitos. Incluso, las declaraciones del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, fueron premonitorias acerca de lo que podría ocurrir en el corto plazo.
El funcionario pronosticó que la Capital Federal podría llegar a reportar más de mil enfermos por día, tomando como referencia los informes acercados por los especialistas en la materia.
Ante esta presunción, el otro tema que debe estar preocupando a esta altura, es la disponibilidad de elementos sanitarios. Se estima que el sistema no va a colapsar pese al considerable incremento de casos, pero mientras tanto, se han puesto en condiciones de recibir a pacientes, varios centros de internación.
En el interior, mientras tanto, Chaco sigue encabezando la triste estadística de fallecidos y enfermos. Todos los días, se encarga de ponerlo de manifiesto, mediante sus dos informes, la cartera de Salud, que invariablemente ubica a la provincia en el tercer lugar, después de la Capital Federal y Buenos Aires.
En otros estados, como Santa Fe y Córdoba, que en el inicio de la pandemia también informaban sobre cifras que no eran tranquilizadoras, se ha logrado un recorte significativo, de manera especial en nuestra provincia.
El coronavirus es una enfermedad que por ahora sigue buscando una vacuna o alguna otra medicación que pueda neutralizarla, pero el tiempo avanza y los casos se multiplican.
Brasil pasó a ocupar el segundo lugar, superado únicamente por los Estados Unidos. En tanto, crecen a diario las víctimas fatales en Chile, Perú y Ecuador, para darles la razón a quienes afirman que hoy el centro de la pandemia es Latinoamérica.
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