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Editorial Miércoles 22 de Agosto de 2012

El desarrollo

Brasil acaba de anunciar ambicioso plan de grandes carreteras. Aquí el Plan Laura sigue esperando desde hace casi dos décadas.

Redacción

Por Redacción

Como forma de reactivar la economía, pero además para ampliar la importante infraestructura vial que tiene Brasil, la presidenta de ese país Dilma Rousseff acaba de lanzar un plan a largo plazo de carreteras y vías férreas que significará una inversión de 66.000 millones de dólares. Lo interesante del caso, es que aún descontándose que en lo inmediato se apunta al Mundial de fútbol de 2014 y a los Juegos olímpicos de 2016 para contar con una economía en expansión siendo esta una de las maneras de incentivarla, es que el proyecto tendrá una importante participación privada. 

La iniciativa es a largo plazo, con 25 años de distancia, aunque la mayor parte de la inversión -estimada en unos 40.000 millones de dólares- deberá concretarse en los primeros 5 años, es decir, apuntando hacia los dos eventos deportivos ecuménicos mediante los cuales Brasil centralizará la atención del mundo entero.

Este plan de obras será derivado a los privados, quienes deberán construir, mantener, administrar y hacerse cargo del concesionamiento de todo el sistema. En total, el proyecto prevé la construcción de 7.500 kilómetros de grandes carreteras, que se agregarán a los 5.200 kilómetros que actualmente se encuentran bajo concesión, buscando el doble propósito, por un lado sostener una economía recuperada en plenitud y a la vez modernizar las estructuras de transporte.

Este plan de carreteras lanzado por Rousseff tiene cierta semejanza con el Plan Laura -así denominado por ser su creador y propiciador Guillermo Laura-, que viene siendo divulgado desde hace más de una década y que ofrece la posibilidad de encarar la construcción de 10.000 kilómetros de autopistas, sin que el Estado deba financiarlo, ni tampoco someterlo al cobro de peaje. Todo se solventaría con un fondo conformado por un impuesto de pocos centavos aplicado al combustible, estando previstos todos los mecanismos para llevarlo adelante de esa manera, habiendo explicado el propio autor, que el dinero recaudado con el adicional al combustible, directamente pasaría a las empresas constructoras, evitando así que se formen las conocidas "cajas políticas", que luego son usadas para otros fines, desnaturalizando su objetivo y quedando en manos de funcionarios la administración del dinero recaudado. Con lo cual, además, se aseguraría la continuidad en el largo plazo, más allá de los cambios de gobierno.

Esta iniciativa de Laura para la Argentina, que no hizo otra cosa que recibir respaldos de toda clase y a la cual no se le encontraron objeciones, viene siendo propuesta desde hace 19 años, presentado ante entes gubernamentales e incluso en el Congreso, aunque nunca llegó a ser avalada por un Ejecutivo para llevarla adelante. Es que, según refieren algunos entendidos de estos temas de la obra pública, la aspiración de casi todos los gobiernos es poder administrar ellos mismos el dinero, no interesándole los sistemas que se controlan automáticamente.

Volviendo a Brasil, digamos que su presidenta Dilma Rousseff ha demostrado en esta primera parte de su gestión un impulso muy especial en cuanto a esta clase de proyectos a largo plazo, habiendo recibido elogios por este lanzamiento de afrontar 7.500 kilómetros de grandes carreteras, apuntando al afianzamiento de las vías de transporte, que son absolutamente necesarias para el futuro desarrollo de la que es hoy la sexta economía del mundo. Pero además, la expansión que se encontraba estancada por la afectación de la crisis internacional, es probable que vuelva al crecimiento, al menos un par de puntos por encima de los índices previstos.

"Mi gobierno reconoce las asociaciones con el sector privado como esenciales para el crecimiento. No estamos deshaciéndonos de patrimonio público, estamos haciendo asociaciones para ampliar la infraestructura del país, buscando salvar una deuda de décadas de atraso y asegurar el menor costo logístico posible para la población", fueron palabras de Rousseff cuando el anuncio de este plan, sintetizando con bastante precisión el objetivo perseguido.

Vale también destacar que esta parte para carreteras y vías es sólo la primera de un proyecto que tiene mayor alcance y que seguirá con los puertos y aeropuertos, para renovar y ampliar también esas áreas. Como se advierte, todo apunta también a lo inmediato, con esos dos enormes acontecimientos que tendrá Brasil en 2014 y 2016.

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