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Editorial Jueves 27 de Enero de 2011

El cruce del INTA

¿Por qué es necesario reclamar para que se hagan obras indispensables? Al final, desde el Gobierno se itermina por la incentivaciòn de los reclamos.

Redacción

Por Redacción

El cruce del INTA

Un muy antiguo dicho sentencia "el que no llora no mama", y de tal modo parece ser aplicable a la realidad, ya que quien no protesta y no reclama -y cuando más enérgica y sonoramente mejor- no consigue cosas. Se trata, sin dudas, de una metodología inadecuada por donde se la analice, ya que lo aceptable y sostenido por la lógica, es que las cosas vayan dándose en forma natural, como corresponde que ocurra.
Ahí tenemos por ejemplo, algo que nos toca muy de cerca a los habitantes de esta región y a los miles de usuarios de una ruta como la 34 que figura entre las más usadas del país, lo sucedido con el cruce de las vías férreas a la altura de la Estación Rafaela del INTA, apenas 5 kilómetros al norte de nuestra planta urbana. El deterioro venía desde muchísimo tiempo atrás, habiéndose llegado a un extremo tal, que los baches, el descalzamiento de las vías e incluso el deterioro de las banquinas -ya que por allí debía hacerse la circulación por ese sector ante la imposibilidad de usar la ya inexistente franja asfáltica- comenzaron a generar muy fuertes reclamos, para que al fin, se comenzara con la reparación, actualmente en marcha.
Y eso que esta situación se da en el marco de una ruta concesionada, por la cual se cobra peaje para su uso, lo cual pone al descubierto también un sistema que directamente no funciona, ya que las concesiones de las carreteras del país, en la mayoría de los casos, se asemeja más a una forma de otorgarles ventajas a ciertos grupos de empresas que se unen para cobrar el peaje -y además recibir subsidios del Gobierno-, pero no para cumplir con las exigencias de los contratos que les imponen realizar obras, mejoras y mantenimientos que casi nunca cumplen, pero que además nadie controla.
Digamos sí, haciendo la salvedad, que la nueva concesionaria de la ruta 34 Carreteras Centrales Argentinas está ahora cumpliendo con la reparación del cruce en el INTA, que incluso debió hacerlo con algo de anterioridad, pero lo dicho vale por la anterior, que estuvo a cargo del corredor durante mucho tiempo, dejando que el deterioro en ese lugar avanzara a un grado inconcebible.
Queda en evidencia que algo está fallando dentro del sistema vial nacional, de modo especial la falta de controles y de exigencias para que se cumplan debidamente los contratos que se hacen entre el gobierno y las empresas privadas a cargo de los corredores viales concesionados. ¿Cómo puede ser que se incumplan los contratos durante años y aún cuando se intenta interrumpir uno de ellos haya que indemnizar a los incumplidores? Son algunas de las cosas que ocurren en esta metodología que se viene utilizando desde hace años, cuando durante la administración menemista se recurrió a las privatizaciones como la panacea de todos nuestros males, pero terminó siendo peor el remedio que la enfermedad.
En general, esa falta de controles, es generalizada dentro de la red vial, pues no sólo se trata de la ausencia del Estado sobre las concesionarias, sino que estas mismas vigilan muy poco lo que ocurre sobre las carreteras a su cargo. Y de eso se tiene constantes pruebas, pues de lo contrario no existirían malezas en las banquinas, baches que en lugar de ser solucionados en sus inicios recién se lo hace cuando ya no se puede casi circular por el lugar, o bien el control sobre los transportes pesados, que van con exceso de carga y provocan un deterioro enorme sobre las cintas asfálticas, de modo especial en este tiempo de altas temperaturas. En las autopistas por ejemplo, los camiones deben circular por la mano derecha, asignada para ellos, pero como la deterioran por el exceso de cargas, en muchos casos lo hacen por la izquierda, que es la vía más rápida para los automóviles, con lo cual también terminarán deteriorando esa parte de la ruta. Conclusión: las concesionarias no sólo no hacen las obras que se comprometieron por contrato, mejoras o mantenimiento, sino que incluso descuidan lo que deben controlar a su cargo.
Volvamos al cruce del INTA, que es en definitiva la buena noticia que hemos tenido en materia vial, ya que el lugar no daba para más, pues sin ninguna clase de exageraciones era directamente intransitable, transformado además en una verdadera trampa para quienes desconocían el estado de ese escenario y podían llegar allí con su vehículo a mediana velocidad. Confiemos en que quedará debidamente solucionado.

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