Efectos del tabaco

La gente cada vez fuma menos, lo cual viene siendo una tendencia desde hace muchos años, cuando se comenzó a tomar verdadera conciencia del daño que provoca el tabaquismo. Un dato oficial difundido por el Programa Nacional de Control de Tabaco, da cuenta que en 2009 fumaba el 27% de los adultos y que en 2012 ese porcentaje había caído al 22,1%, lo cual es destacable. Incluso, aunque sin estadísticas al alcance, la tendencia declinante que se viene manifestando desde hace largo tiempo, fue observando avances algo lentos aunque sostenidos en el tiempo. Hoy, se estima que entre los argentinos hay dos fumadores cada diez personas, un índice bastante positivo y que puede llegar a compararse con países desarrollados.

Pero tal vez, lo todavía más significativo es que se produjo una baja del consumo de cigarrillos entre los adolescentes, ya que en 2007 fumaba el 24% en tanto que en 2013 se redujo al 19%, siendo también un dato importante pues impacta en uno de los sectores más expuestos a contraer la adicción.

En cuanto a los no fumadores expuestos al humo y por lo tanto con las mismas o muy parecidas posibilidades de contraer alguna de las enfermedades provocadas por el tabaco, el riesgo se está reduciendo debido a las prohibiciones impuestas en la mayoría de las ciudades de la Argentina, incluso en aquellos lugares como restoranes, confiterías, bares, centros comerciales, bingos, pubs, casinos y sitios cerrados de similares características. Aunque, conviene remarcarlo, todavía se advierte un déficit en los controles que deben ocuparse de hacer cumplir las reglamentaciones correspondientes.

Sin tomar ejemplos lejanos, tenemos el escenario que ofrece Rafaela en el control del tabaco, donde si bien es cierto que se produjeron avances muy importantes y la mayoría de lugares cerrados de acceso público tienen fuertemente impuesta la restricción al tabaco, aún existen algunos otros que permiten fumar en su interior, y que sin embargo no son controlados como correspondería hacerlo, ya que esa prohibición está dispuesta por ley, no siendo entonces para discutirla, sino para cumplirla.

El 16% del total de las muertes de personas mayores de 35 años en nuestro país son provocadas por afecciones derivadas por el consumo de tabaco, en especial cardíacas y pulmonares, lo cual explica unas 40.000 muertes por año, lo cual constituye un dato revelador en cuanto al daño que provoca esta adicción, siendo justamente la nicotina una de las más difíciles de erradicar al tomarse la decisión de hacerlo. 

El consumo de tabaco comienza a dañar el organismo humano ni bien se comienza a fumar, y cada vez lo va haciendo con mayor poder destructivo. Algo que se debe conocer es que el daño es igual de contundente con sólo fumar unos pocos cigarrillos diarios, entre uno y cuatro, afectando por igual el riesgo de una enfermedad cardiovascular. Esta referencia es importante para aquellos fumadores que encuentran consuelo diciendo que apenas si fuman unos pocos cigarrillos diarios, lo cual es igualmente perjudicial y con los mismos niveles de riesgo.

Pasando a la perspectiva en el mundo, digamos que según datos de la Organización Mundial de la Salud el tabaco provoca la muerte de unos seis millones de personas por año, de las cuales algunos más de cinco millones son o fueron consumidores directos, en tanto unas 600.000 personas mueren aún no habiendo sido fumadoras sino expuestas al humo ajeno, es decir, los que se identifica como fumadores pasivos.

Según la OMS, salvo que se tomen medidas urgentes y apropiadas, la cantidad de muertes causadas por el tabaquismo podría continuar incrementándose en forma bastante rápida, llegando a ocho millones en 2030, siendo un dato realmente abrumador el que da cuenta que en el siglo XX el tabaco causó la muerte de 100 millones de personas, y que se mantenerse la actual tendencia, en el presente siglo XXI esas muertes podría incrementarse notablemente, aún encontrándose en descenso el porcentaje de fumadores. 

Es importante que la gente tome verdadera conciencia del daño que causa el tabaquismo, como así también que las autoridades tomen con la mayor responsabilidad la aplicación de los controles correspondientes y las sanciones que le caben a quienes incumplen las leyes en ese sentido.