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Editorial Domingo 15 de Enero de 2012

Educación y trabajo

Tal como los hijos deben ir a la escuela para recibir la asignación, también debería ser obligatorio para los padres.

Redacción

Por Redacción

La Universidad Católica Argentina hizo público un trabajo de análisis sobre lo sucedido con la actividad laboral en los últimos años, destacándose como una de sus conclusiones centrales, que los trabajadores menos calificados -es decir, sin el grado de preparación necesaria- fueron los menos beneficiados con el crecimiento económico de los últimos años. Tanto es así, que entre 2004 y 2011 fueron creados 719.000 nuevos empleos para quienes terminaron el nivel secundario de educación; 915.000 para quienes cuentan con estudios terciarios o universitarios; y en sentido inverso, se perdieron 98.000 puestos de trabajo que eran ocupados por personas que no tenían terminado el ciclo escolar primario.

Queda en consecuencia absolutamente claro el saldo que ofrece este estudio sobre el mercado laboral, ya que los sectores más postergados en cuanto a las posibilidades laborales, es decir quienes no concluyeron o sólo cuenta con estudios primarios, no solamente no experimentaron crecimiento de la oferta, sino que se redujeron sus posibilidades. Es que las alternativas laborales cada vez están más ajustadas al nivel de educación, pues la mano de obra lisa y llana -reservada para quienes no disponen del sostén educativo- se encuentra cada vez más constreñida, sin chances de expansión.

De todos modos, durante el ciclo, los sectores más postergados en cuanto a sus posibilidades laborales, se vieron en cambio favorecidos con la Asignación Universal por Hijo, como así también la masiva incorporación al sistema jubilatorio, logrando de tal manera una compensación por su condición marginal del circuito laboral. Aunque, también debe decirse, aún cuando no hay estimaciones sobre la representatividad de los casos, especialmente en algunas regiones que se ubican en el Norte del país, se renuncia a un puesto de trabajo para de tal modo recibir la asignación por hijo que tienen los desocupados, que en aquellos casos de parejas con varios descendientes, les significa una ingreso mayor que el salario, el cual especialmente en la zona mencionada, suele ser de muy baja asignación. Más aún cuando se trata de peones o auxiliares, quienes carecen de nivel educativo para aspirar a otra clase de empleo.

Reiteradamente suele decirse que en este ciclo se crearon 5 millones de nuevos puestos de trabajo, pero de acuerdo con este trabajo, en el primer semestre de 2011 había 1,5 millón de empleos más que a principios de 2004, tomando como referencia estadísticas y datos surgidos del propio INDEC. Es decir, existe un muy categórico contraste entre lo que se dice y la realidad, al menos la que se consigna en este informe.

En ese lapso analizado entre 2004-2011, cuyas cifras se consignan al comienzo de esta nota en cuanto a la creación de empleos para personas con estudios secundarios completos, y para aquellas con terciarios o universitarios, como así también la reducción para el sector de estudios primarios o incompletos en ese ciclo, se da cuenta también que al comienzo de 2004 el desempleo para los sectores más calificados afectada al 9,8% en tanto que en 2011 -al final del período analizado- se había reducido a 4,8%, en tanto que los sectores primarios del espectro laboral en 2004 estaban afectados por una desocupación del 9,7%, y aunque esa tasa cayó al 5,5% en 2011, si bien caben algunas acotaciones que grafican muy bien lo sucedido. Es que apenas 0,8% de esa reducción de desocupados se debió a nuevos empleos, ya que el 3,4% restante obedeció al factor relacionado directamente con dejar de buscar trabajo y pasarse a la total inactividad. Lo cual abona lo citado más arriba, respecto a quienes suman mayores ingresos con la asignación universal que con el salario, determinando su pase a la inactividad.

De acuerdo con los analistas, esta gran diferenciación que existe en el ámbito laboral ha llevado a la formación de un mercado laboral simultáneo, con un sector de mayor formalidad con haberes muy elevados al cual acceden quienes tienen mayor nivel educativo, y otro sector de características más informales, con empleos no registrados, el cual está constituido por quienes cuentan con menos capacitación.

Uno de los objetivos para ir subsanando esta distorsión en cuanto a las posibilidades, es la implementación de programas intensivos destinados a quienes no tengan el ciclo educativo secundario, y mientras tanto, sostenerlos con subsidios. Tal como ahora se obliga a los hijos a concurrir a la escuela para ser la asignación, también debería ser obligatorio para los padres.

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