Por Redacción
Para las elecciones presidenciales del martes 6 de noviembre de 2012 en los Estados Unidos, habrá un elemento determinante que pesará en el ánimo de los electores para establecer la definición de su voto: la economía. Por esa razón, las posibilidades de Barack Obama de continuar por un nuevo período en la Casa Blanca se van diluyendo a medida que se acercan los comicios, pues la actividad económica se encuentra en desaceleración, quedando muy escaso margen para revertir la tendencia y volver a ganar la confianza de la gente.
Es que además de eso, la imagen de Obama se encuentra en franco retroceso, habiendo quedado muy lejos de aquel presidente que hace casi cuatro años llegó para suceder a George Bush en medio de un fervor popular que excedía los límites estadounidenses y se extendía al mundo entero. De tal manera lo fijaba una reciente encuesta, según la cual Obama tenía apenas 2 puntos de ventaja sobre su adversario republicano Mitt Romney, incluso sobre quien pesaba y tal vez siga pesando aún, muy fuerte las revelaciones sobre la forma en que amasó su gran fortuna, con operaciones especulativas en paraísos fiscales, algo que en Estados Unidos es muy mal visto por la gente. Si así y todo se encuentra tan cerca de Obama, y con la economía en desaceleración, resulta más que evidente que las posibilidades del actual presidente para retener el cargo se verán muy comprometidas. De todas maneras habrá que aguardar, ya que existe tiempo para que se produzca alguna variante que interrumpa estas tendencias, ahora tan pronunciadas.
Hoy la economía estadounidense, que se desaceleró un 2% en lo que va del año, se enfrente a dos dificultades muy importantes. Una de ellas el enorme déficit fiscal, que hasta el momento los legisladores republicanos se negaron a considerar en cuanto a la propuesta de reducción, pues la misma además de recortes lleva una suba de impuestos, siendo además muy comprometidas las perspectivas para este segundo semestre del año, que es decisivo para las chances electorales de Obama. El otro inconveniente, incluso aún más difícil por resolver pues está relacionado con factores foráneos, es la crisis que está padeciendo la Eurozona, que tiene un impacto muy fuerte en los Estados Unidos, y que según parece, tardará aún mucho tiempo por resolverse, o al menos comenzar a dar algunas señales de recuperación.
Un peso realmente descomunal que tiene hoy el país del Norte, aún cuando continúa siendo la primera potencia económica del mundo, es su endeudamiento, que en este momento llega al 106% del PBI y que en 2015 llegará a 113%, debatiéndose en este momento algunos mecanismos de aplicación en la economía, que dada la cercanía de las elecciones -apenas a 4 meses de distancia- tiene un fuerte contenido político. Es que si se resuelve un recorte presupuestario de 4 puntos, se coincide en que la tenua recuperación que se venía percibiendo recibiría poco menos que una estocada mortal, con el enorme riesgo de ingresar en un callejón que desemboque en una nueva recesión. Algo así, sería fatal para las aspiraciones de Obama, aunque sea difícil de resolver tan rápido medidas tan profundas y determinantes en la vida de los norteamericanos.
Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos, al difundir las actuales perspectivas económicas asestó un fuerte golpe a las aspiraciones del presidente Obama, sosteniendo que "la manera más eficiente en que el Congreso podría ayudar a la economía en este momento es trabajando para superar los desafíos fiscales, de manera tal que tomen en cuenta tanto la necesidad de una sustentabilidad a largo plazo como la fragilidad de la recuperación económica", añadiendo que "hacer esto más temprano que tarde ayudaría a reducir la incertidumbre y a aumentar la confianza de consumidores y empresarios".
En tal sentido, y para ampliar todavía más las perspectivas sobre la economía y la elección estadounidense, digamos que un reciente informe conocido a través del diario Washington Post da cuenta de la creciente preocupación por lo que se ha dado en llamar "el precipicio fiscal". La reducción del consumo es uno de las consecuencias más directas que se advierte, aportando para el freno que va teniendo la economía.
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