Por REDACCION
Considerando que la economía de los Estados Unidos tuvo una expansión de 4,2 % en el segundo trimestre de este año, todo indica que de acuerdo con las proyecciones y posibilidades existentes podría concluir 2014 con un crecimiento de 3,3 %, constituyendo indicadores realmente alentadores, ya que, por ejemplo, ese registro correspondiente a los meses de abril, mayo y junio, fue el más elevado de los últimos tres años.
Más allá de estas cifras que son muy valiosas al marcar una tendencia consolidada, existe algo que sobrepasa aún más esa significación, ya que la inversión se encuentra aumentando a razón de 8,4%, lo cual no se conseguía desde 2008 en que se desató la crisis. Es que en los últimos 6 años, a pesar de la desalentadora situación generada por la aludida crisis financiera, las compañías obtuvieron la mayor rentabilidad desde la crisis del ´30 en adelante, consecuencia del fuerte salto de la productividad como así también de la firma reorganización empresaria, la cual -entre otras cosas- ha significado una reducción del 30% de las fuerzas laborales, lo que explica en buena medida el fenómeno de la expansión económica y productiva con reducción de empleos.
Uno de los datos conocidos sobre toda esta favorable perspectiva de la actividad económica estadounidense, establece sólo entre 2007 y 2013 la tasa de ganancia de las empresas estadounidenses subió 23%, elevándose el capital líquido en 2,1 billones de dólares en Estados Unidos y 1,7 billones en el exterior.
Todo lo señalado ofrece condiciones para afianzar un crecimiento a partir del auge de la inversión en plantas y equipamientos de alta tecnología, lo cual dicho en pocas palabras representa una fuerte alza de la productividad, aunque se espera que también tenga un correlato con la suba de los ingresos, porque de lo contrario el objetivo será logrado solamente a medias.
En el período comprendido entre 1989 y 2014 los ingresos del 3 % de la población de más arriba de la pirámide experimentó un aumento de 10 puntos, pasando del 44,8 % al 54,4 %, mientras que en cambio el 90 % hacia abajo de la escala de los ingresos tuvo una caída de 10 puntos, yendo del 33,2 % al 24,7 %, una tendencia que se ha venido profundizando en los últimos 6 años.
Queda en claro de esta manera una perspectiva que aún enmarcándose dentro de un crecimiento económico que parece estar consolidándose para dejar definitivamente atrás -al menos por los siguientes años- los efectos negativos de la crisis iniciada en 2008, profundiza en cambio el problema de la distribución de la riqueza generada, que se acumula en mayor medida entre los que más ganan en perjuicio de la mayoría representada por el 90% de menores ingresos. Exactamente, en los últimos años y aún con todas las vicisitudes que se debieron afrontar, se produjo una transferencia de nada menos 10 puntos hacia los más ricos, cuando la realidad establece que debería haber sido exactamente al revés.
Algo que se referencia como destacable dentro de esta expansión de la economía estadounidense, además del impacto que significará para otras grandes áreas del mundo, es que la tasa de crecimiento potencial de largo plazo es de 1,6 % anual, lo que conforma una diferencia de casi 2,5 % respecto a la tasa de crecimiento anual de este momento si se toma como referencia los 4,2% del segundo trimestre de este año, todo lo cual coincide con una fuerte expansión del producto por hora trabajada, y un alza del PBI que ha sido de 0,78% en los últimos 50 años. Una perspectiva que establece dos posibles alternativas, la primera de ellas que el alza potencial sea mayor a la pautada, y la otra que la productividad real sea muy superior a la registrada. De viabilizarse esta última alternativa se encontraría entonces en marcha un nuevo ciclo productivo, sostenido sobre la base de una nueva revolución tecnológica e industrial.
Como guía de los expresado se pueden tomar indicadores de los mercados, que suelen anticiparse a los hechos. Standard & Poor´s días atrás superó su récord histórico de 2.000 puntos y Morgan Stanley anticipa que dejará atrás los 3.000 durante el transcurso de los próximos 5 años, mientras que el Nasdaq se encuentra pronto a superar los 5.000 puntos, un nivel mayor que el récord de la burbuja tecnológica cuando alcanzó a 5.048 puntos, para caer luego estrepitosamente en el año 2002 a 1.14 puntos luego del estallido.
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