Por REDACCION
El dólar que marca el pulso de la economía en la Argentina desde hace largo tiempo se encuentra por estos días hiper vigilado por el Banco Central, que desde abril recuperó la posibilidad de intervenir con firmeza en el mercado cambiario cada vez que los inversores o el mercado se ponen nerviosos y presionan al alza de la divisa. Si bien es cierto que las tasas se mantienen elevadas como una medida para entusiasmar a ahorristas, más institucionales que pequeños por cierto, con los plazos fijos y letras y bonos evitando de esa manera que se vuelquen al dólar, la autoridad monetaria no ha tenido que salir al rescate de nadie en las últimas semanas, solo le ha bastado con mover pequeñas piezas. No hay histeria de los mercados a lo que se le suma la mayor liquidación de los denominados agrodólares, por lo que el sistema financiero transita desde hace semanas una calma que, teniendo en cuenta que esto es Argentina, nadie puede garantizar hasta cuándo va a perdurar más aún considerando el escenario electoral. Definitivamente, la situación se mantendrá más o menos igual que hasta ahora si las encuestas otorgan mayores chances de triunfo al Presidente que busca su reelección, pero si la intención de voto mayoritaria se inclina hacia la oposición pero-kirchnerista las cosas se ponen algo más espesa (mercados se intranquilizan, venden acciones de empresas argentinas, se refugian en el dólar y contagia al resto de la economía, y si el dólar sube, también lo hacen los precios en el supermercado, los combustibles y las tarifas...).
Atento a este escenario posible, en los últimos días el Gobierno le solicitó al Fondo Monetario Internacional (FMI) tener mayor capacidad de intervenir en operaciones de dólar futuro, con el fin de ampliar su poder de fuego ante una eventual escalada de la divisa en medio de las elecciones primarias de agosto. El presidente del Banco Central, Guido Sandleris, gestiona ante David Lipton -flamante director interino del FMI que acaba de reemplazar a Christine Lagarde-, fortalecer así la posición de la autoridad monetaria en el mercado de cambios. El BCRA quiere que el FMI le permita utilizar una mayor capacidad para intervenir en el mercado de futuros, con la idea de tener una herramienta más potente para contener un virtual crecimiento en la demanda de divisas, aún a riesgo de caer en un atraso cambiario. Esta jugada se combina con el mantenimiento de altas tasas de interés para atenuar un traspaso de plazos fijos en pesos al dólar.
Es evidente que en la entidad rectora del sistema financiero se cree que la demanda de dólares podría potenciarse a medida que se acerque la fecha de las elecciones del 11 de agosto próximo. Para esa época justo se producirá también una merma de la oferta local, porque el campo achicará su liquidación de divisas a mediados de agosto, como ocurre estacionalmente. El acuerdo vigente entre el gobierno y el FMI permite al BCRA tener una posición vendida de dólares futuro de US$ 1.600 millones en julio y de sólo US$ 1.300 millones en agosto. Según trascendió de fuentes del sistema financiero, el BCRA tendría ya utilizados en julio gran parte de los montos permitidos, por lo que en el mercado se especula con que el FMI podría autorizar una actualización y despejar el escenario para los próximos meses. La operación de venta de dólares a futuro permite al BCRA contener la presión sobre el tipo de cambio, en momentos donde la cotización se mantiene en la zona de los $ 43.
Para tener en cuenta ante esta casi sorpresiva tendencia negativa del billete norteamericano en pleno período electoral, el economista Orlando Ferreres advirtió que el dólar "tendría que estar en $ 54". Más o menos en la misma línea se pronunció el presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, quien alertó que cuando se "plancha" el dólar, llega un momento en que "la realidad explota". A esta posición se alineó el ex ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay sostuvo ayer que "no es bueno que el dólar baje", mientras advirtió que el Fondo Monetario Internacional "pone el gancho y la plata", pero después no se hace cargo "cuando las cosas no funcionan bien".
Otro que se mostró realista sin gastar a cuenta por la calma cambiaria de la actualidad fue el analista financiero, Christian Buteler, quien planteó que si el mercado "se pone nervioso" por la presión electoral de este año o algún evento externo, podría renovarse la presión sobre el dólar, advirtió un analista financiero.
Así las cosas, de la real capacidad del Gobierno en administrar cualquier mini crisis cambiaria dependerá en parte la suerte electoral del oficialismo. Por eso se entiende la decisión de preparar la mejor defensa posible ante una eventual corrida.
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