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Editorial Lunes 23 de Mayo de 2011

Deudas y desafíos

La tasa de actividad bajó del 44% al 37,3% entre los jóvenes. Pero no creció la proporción de estudiantes: mientras en 2003 estaba en el sistema educativo el 79,9% de los jóvenes, en 2010, el índice fue del 79,2%.

Redacción

Por Redacción

Los años de elecciones suelen ser un buen período para hacer balances, así como para plantear los temas a resolver en materia política, económica y social. Claro que muchas veces una cosa lleva a la otra. Especialmente en cuestiones que tienen que ver con el bienestar de la sociedad, y fundamentalmente con la situación de los sectores más carecientes.

De acuerdo con un estudio de la consultora Ieral, más de un tercio de los jóvenes de entre 14 y 25 años tienen en la Argentina dificultades para su inserción social, ya sea porque abandonan sus estudios o porque buscan trabajo y no encuentran o, si consiguen, es para desarrollar tareas en condiciones precarias y por jornadas cortas.

Estrechamente vinculado con esos problemas -que afectan a 2.618.560 personas- y con la situación de su entorno, el índice de pobreza es, entre los jóvenes, bastante más elevado que el estimado para la población en general: el 37,7% de los adolescentes de entre 14 y 17 años son pobres: es el grupo que presenta la mayor brecha respecto de la tasa general, estimada en un 22,1% por la mencionada consultora.

El informe privado toma en cuenta datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sobre ingresos de la población al segundo semestre de 2010. Pero los combina -para la estimación de los índices sociales- con números de dos centros de estudios privados: Cenda y FIEL.

De hecho, para el Gobierno, la pobreza afecta al 9,9% de la población del país -menos de la mitad de lo consignado por el Ieral-, una subestimación que se explica porque en el cálculo intervienen los valores de las canastas básicas de bienes. Y esos valores, a su vez, dependen de los índices de inflación, cuya medición oficial está fuertemente cuestionada desde 2007.

La mayor vulnerabilidad a los problemas de empleo y pobreza que sufren los más jóvenes no es en realidad un dato nuevo ni exclusivo de nuestro país. Sin embargo, el informe advierte que, en los últimos años, hubo un comportamiento desfavorable de algunas variables. Basándose en los datos de ingresos medidos por el INDEC, los economistas señalan que, entre 2003 y 2010, la tasa de actividad (porcentaje de la población que trabaja o busca empleo) bajó del 44% al 37,3% entre los jóvenes.

A contramano de lo que podría esperarse para sacar de ese hecho una conclusión positiva, no creció la proporción de jóvenes estudiantes. Las estadísticas muestran que, mientras que en 2003 estaba en el sistema educativo el 79,9% de los jóvenes, en 2010, el índice fue del 79,2 por ciento.

Si se observa la interacción de esas dos variables (tasa de actividad e inserción escolar) en los últimos años, se concluye en que los signos negativos aparecen en la etapa más reciente. Tras la salida de la crisis de 2001 y hasta 2005, subía la tasa de escolarizados a la par de la caída de la proporción de los que buscaban trabajo. Desde 2006, eso dejó de ocurrir.

Dentro del grupo de quienes tienen dificultades para la inserción -son el 34,5% de la población de 14 a 25 años-, existen varias situaciones. La considerada más grave es la de quienes no estudian ni trabajan: son 992.680 jóvenes -el 13,1% del total- de los cuales el 44,2% son pobres. Y un 17,6% vive en la indigencia.

Hay, además, otros 578.422 -el 7,6% de los jóvenes- que están desocupados -el índice de desempleo medido sobre quienes declaran ser activos laboralmente es en este grupo etáreo del 20,4% frente al promedio del 8,3% de toda la población activa-. Por su parte, casi uno de cada diez jóvenes estudia pero cursa con rezago -son otros 749.002-, y un 3,9% tiene empleo pero por menos de 35 horas semanales.

Hay otro grupo que trabaja, pero no lo hace en condiciones legales: la informalidad llega entre los jóvenes al 62%, considerando todo tipo de ocupaciones: empleo asalariado y cuentapropismo.

A horas de haber concluido la elección interna provincial, y a meses de otras tres contiendas electorales que cambiarán la vida política de la ciudad, Santa Fe y el país, no está mal comenzar a repasar cuáles son las deudas sociales más importantes. No sólo porque serán los desafíos del futuro, sino también para pensar o repensar las decisiones individuales a la hora de ingresar al local de votación y marcar en la boleta a tal o cual candidato.

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